A raíz de una entrada (y la consiguiente y apasionante discusión de los blogeros) que realicé el 5 de febrero en este blog titulada “¿Se puede culpar a España de los problemas de Hispanoamérica?” algunos alumnos, sobretodo latinoamericanos, mostraron su disconformidad con Gonzalo Anes sobre las causas del atraso latinoamericano (se sintieron heridos en su sensibilidad). España, según el artículo de Gonzalo Anes, que citaba y recogía en mi post, no tenía la culpa del atraso. La culpa del atraso endémico, histórico y actual de América Latina con respecto a EEUU, era de los que se independizaron que, desgraciadamente, no consiguieron obtener regímenes parlamentarios estables. Además, según Anes, en América Latina, después de la independencia, no se respetaron preceptos constitucionales que, como en Estados Unidos, asegurasen el respeto a la propiedad privada y tampoco consiguieron establecer una justicia independiente que garantizara el cumplimiento de los contratos.
La tesis de Anes es muy diferente a la de Douglass C. North (Premio Nóbel de Economía 1993 con R.W. Fogel). North ha señalado una tesis bastante distinta de la de Anes. Para North América del Norte fue colonizada por colonos británicos, que llevaron consigo la estructura de los derechos de propiedad y la 1ª Revolución Industrial que se había desarrollado por aquel tiempo en Gran Bretaña. Dado que los británicos no consideraban a las colonias de América del Norte como importantes para su propio desarrollo, les permitieron una gran libertad en sus gobiernos. En un contexto de la relativa libertad política y económica con un marco de oportunidades de recursos sin fin y con buenas instituciones el resultado fue la gradual evolución de una sociedad libre en las décadas que siguieron a la independencia.
Para North, Latinoamérica, por el contrario, fue colonizada por españoles (y portugueses) para explotar el oro, la plata y otras riquezas. La estructura institucional resultante fue el monopolio y el control político por parte de Madrid (y Lisboa). La independencia de los países de América Latina, en el siglo XIX, condujo a seguir el ejemplo de los Estados Unidos y las constituciones de los países latinoamericanos fueron escritas con ese objetivo. Los resultados, sin embargo, fueron radicalmente diferentes. América Latina sin una herencia de gobiernos relativamente libres (políticos y económicos), tuvo como resultado medio siglo de guerras civiles que intentaron llenar el vacío dejado por los gobiernos ibéricos (España y Portugal).
Otra reciente discusión que hemos tenido (entrada de 12 de febrero 2007) en este blog titulada “¿Por qué hay países que son pobres y otros que son ricos? ¿Qué son las instituciones?” concluía que los países ricos son ricos porque habitualmente cuentan con instituciones sólidas y creíbles mientras que la valoración de las instituciones para muchos de los países más pobres del mundo es negativa. Pues bien, la creación de instituciones económicas y políticas dominadas por los españoles y portugueses que fueron al Nuevo Mundo también fue lo que llevó a la inestabilidad política y a los monopolios económicos que todavía persisten en gran parte del continente hoy en día, con consecuencias adversas para un crecimiento económico dinámico. Por tanto para North, al contrario que para Gonzalo Anes, la culpa de que América Latina esté mal es de España y Portugal.
No se si mis estudiantes latinoaméricanos les habrá gustado más este post que el otro ¿Se puede culpar a España de los problemas de Hispanoamérica? . En todo caso me asaltan las siguientes preguntas ¿Cómo podemos conciliar las tesis de Anes con las de North? ¿Es cierto o falso lo que dice Douglass North? ¿Es, por tanto, España la culpable de los problemas de Hispanoamérica? ¿Fue la colonización inglesa en América mejor que la española, tal como defiende Douglass North?
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