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Según las estimaciones provisionales, el PIB español en 2006 fue de 972.200 millones de euros y, en  2007,  se espera que alcance 1.037.600 de euros. Con estos datos, se ha vuelto a abrir el debate sobre si España debería ocupar el puesto de Canadá en el G-8, el grupo que forman las 7 mayores economías del mundo, excepto China, y al que asiste Rusia por su importancia geopolítica y que supone el 45% del PIB mundial. La presencia en dicho club ya fue planteada a nivel informal por el anterior gobierno español, encontrando más receptividad en Estados Unidos que en Europa (el canciller alemán Schroeder ironizó sobre el hecho de que un país que recibía subsidios de sus socios comunitarios quisiera formar parte del club de las naciones más ricas del mundo),  aunque sin que llegara a concretarse nada. Recientemente, diversos sectores económicos y empresariales españoles han vuelto  a plantear la conveniencia de solicitar la incorporación, aunque la postura del actual gobierno pasa por no considerarlo un asunto prioritario, sino algo que sucederá más tarde o más temprano.



Lo que está claro es que España no podrá mantenerse como octava economía mundial durante mucho tiempo. Parece difícil que Canadá (que cuenta con algo más de 32 millones de habitantes, frente a los casi 45 que tiene España), recupere la posición que ocupaba, salvo que se produjera una fuerte debacle en nuestra economía. Pero en cambio India, cuyo PIB es aproximadamente dos tercios del español  y  que crece a tasas reales del 8%, no parece que vaya a tardar mucho tiempo en superar el tamaño de la economía española.  Hasta que eso ocurra, ¿sería bueno que España formase parte de un hipotético G-9?


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2
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España se convierte en la 8º economía mundial

Escrito el 2 febrero 2007 por JUAN CARLOS MARTINEZ en Economía española, Economía Mundial

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Según las estimaciones provisionales, el PIB español en 2006 fue de 972.200 millones de euros y, en  2007,  se espera que alcance 1.037.600 de euros. Con estos datos, se ha vuelto a abrir el debate sobre si España debería ocupar el puesto de Canadá en el G-8, el grupo que forman las 7 mayores economías del mundo, excepto China, y al que asiste Rusia por su importancia geopolítica y que supone el 45% del PIB mundial. La presencia en dicho club ya fue planteada a nivel informal por el anterior gobierno español, encontrando más receptividad en Estados Unidos que en Europa (el canciller alemán Schroeder ironizó sobre el hecho de que un país que recibía subsidios de sus socios comunitarios quisiera formar parte del club de las naciones más ricas del mundo),  aunque sin que llegara a concretarse nada. Recientemente, diversos sectores económicos y empresariales españoles han vuelto  a plantear la conveniencia de solicitar la incorporación, aunque la postura del actual gobierno pasa por no considerarlo un asunto prioritario, sino algo que sucederá más tarde o más temprano.



Lo que está claro es que España no podrá mantenerse como octava economía mundial durante mucho tiempo. Parece difícil que Canadá (que cuenta con algo más de 32 millones de habitantes, frente a los casi 45 que tiene España), recupere la posición que ocupaba, salvo que se produjera una fuerte debacle en nuestra economía. Pero en cambio India, cuyo PIB es aproximadamente dos tercios del español  y  que crece a tasas reales del 8%, no parece que vaya a tardar mucho tiempo en superar el tamaño de la economía española.  Hasta que eso ocurra, ¿sería bueno que España formase parte de un hipotético G-9?


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Hace unos días, el Gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, anunciaba en una conferencia pronunciada en Barcelona que el PIB español podía haberse situado por delante del canadiense, lo que convertiría a España en la octava economía mundial, tras las de Estados Unidos, Japón, Alemania, China, Reino Unido, Francia e Italia. La noticia no es nueva. La agencia de calificación Standard&Poors, certificaba en un reciente informe lo mismo, e incluso el Banco Mundial en sus estadísticas referidas al año 2005, situaba el GNI español levemente por encima del de Canadá.

Según las estimaciones provisionales, el PIB español en 2006 fue de 972.200 millones de euros y, en 2007, se espera que alcance 1.037.600 de euros. Con estos datos, se ha vuelto a abrir el debate sobre si España debería ocupar el puesto de Canadá en el G-8, el grupo que forman las 7 mayores economías del mundo, excepto China, y al que asiste Rusia por su importancia geopolítica y que supone el 45% del PIB mundial. La presencia en dicho club ya fue planteada a nivel informal por el anterior gobierno español, encontrando más receptividad en Estados Unidos que en Europa (el canciller alemán Schroeder ironizó sobre el hecho de que un país que recibía subsidios de sus socios comunitarios quisiera formar parte del club de las naciones más ricas del mundo), aunque sin que llegara a concretarse nada. Recientemente, diversos sectores económicos y empresariales españoles han vuelto a plantear la conveniencia de solicitar la incorporación, aunque la postura del actual gobierno pasa por no considerarlo un asunto prioritario, sino algo que sucederá más tarde o más temprano.


Lo que está claro es que España no podrá mantenerse como octava economía mundial durante mucho tiempo. Parece difícil que Canadá (que cuenta con algo más de 32 millones de habitantes, frente a los casi 45 que tiene España), recupere la posición que ocupaba, salvo que se produjera una fuerte debacle en nuestra economía. Pero en cambio India, cuyo PIB es aproximadamente dos tercios del español y que crece a tasas reales del 8%, no parece que vaya a tardar mucho tiempo en superar el tamaño de la economía española. Hasta que eso ocurra, ¿sería bueno que España formase parte de un hipotético G-9?

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