Un free rider es una persona que recibe un beneficio por utilizar un bien o un servicio pero evita pagar por él. De ahí, que los ingleses le denominen también “viajero sin billete”. En una estructura de interacción colectiva los free riders son aquellos jugadores o actores que bajo diversas circunstancias, se ven beneficiados por las acciones de los demás, sin ellos mismos cargar con el coste de esas acciones. En economía pública un free rider es aquel individuo que tiene interés en beneficiarse de un bien público, el ejército, la policía, el alumbrado público, pero no está dispuesto a pagar por él.
Los bienes público se definen como aquellos bienes en que nadie puede quedar excluido. Precisamente y debido a esta propiedad de no exclusión, los bienes públicos generan el problema del free rider. Para evitar la existencia free-riders y los agravios comparativos que generan el que unos paguen (por ejemplo el cuerpo diplomático) y otros no, los bienes públicos deben ser siempre provistos por el gobierno ¿por qué? Porque de un bien público nadie puede quedar excluido y si el gobierno no provee ese bien, el mercado no lo produciría o, si lo hiciera, sería a niveles sub-óptimos.
Es decir, la existencia de free riders hace que la provisión privada de un bien público sea ineficiente por que al no haber suficientes “pagadores voluntarios” los productores no podrían continuar ofreciéndolo. Por tanto la existencia de free riders hace que la provisión privada origine una provisión subóptima del bien público.
Si trasladamos esta dinámica al caso particular de la evasión impositiva, tendremos una situación de free rider cuando los evasores se aprovechen de los servicios y bienes públicos financiados por los que efectivamente cumplen con sus obligaciones tributarias (pagan sus impuestos). Aunque la calidad de los servicios (autobús urbano) se deteriore por el incumplimiento de los free riders (que por definición no pagan billete), para éstos el resultado final no es ineficiente porque el perjuicio que les genera el deterioro del servicio público (autobús urbano), casi con seguridad no muy significativo, es menor que el beneficio que obtienen evadiendo el pago de la tarifa. Posiblemente puedas encontrar una explicación mejor en Gregory Mankiw. Principios de Economía, 3ª edición. Edit.: Mc Graw Hill. Capítulo 11 «Los bienes públicos y los recursos comunes». Por cierto, en el mes de febrero aparece en castellano la 4ª edición del Mankiw .
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