Me pregunta Teresa Molina si la economía española se parece a la de EEUU. Bien, Estados Unidos y España se parecen en inflación (tienen un IPC parecido), ambos países están sufriendo subidas en los tipos de interés (en EEUU las subidas de tipos están impactando seriamente en el mercado de la vivienda, en España todavía no), ambos países tienen tasas de crecimiento económico parecidas y los 2 tienen abultados déficit exteriores. Además los 2 países compartimos previsiones de menor crecimiento del PIB en 2007 con respecto a 2006. Nos diferenciamos en que ellos controlan su política monetaria y nosotros no y ellos contrarrestan su dependencia del exterior con la aplicación de nuevas tecnologías que obtienen de elevados gastos en I+D , que dinamizan la economía e incrementan los niveles de productividad y competitividad global, ocupan el 6º lugar del mundo según el World Economic Forum y nosotros el puesto 28; nosotros carecemos de competitividad en primer lugar por el diferencial de inflación con Europa y por supuesto con Estados Unidos, ya que, aunque la inflación sea similar, el euro está apreciado con respecto al dólar (o al menos eso es lo que indica el índice Big-Mac). Además tenemos poquísima tecnolgía propia.
Y también me pregunta Teresa a que obedece la expansión del gasto público en España. A mi me parece que la expansión del gasto obedece a razones puramente políticas, electorales y a un aumento espectacular de los ingresos. Año tras año, los ingresos de las AAPP son superiores a los previstos en los PGE y su crecimiento es superior al del PIB, por lo que aumenta la ratio ingresos públicos/PIB (presión fiscal). Esta es la causa fundamental de que los presupuestos cierren con superávit también superiores y no tanto el que los gastos públicos disminuyan su peso en el PIB. Quiero señalar, sin embargo, que hay un aspecto positivo en los PGE que se presentan y es la reducción del tipo general del Impuesto sobre Sociedades que repercutirá positivamente en el coste de capital y aumentará las posibilidades de autofinanciación de nuevos proyectos empresariales y, por tanto, del crecimiento y del empleo. No obstante y a pesar de la reducción de los tipos impositivos del Impuesto de Sociedades e IRPF continuará subiendo la presión fiscal (Recaudación/PIB).
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