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Sep

El tercer presupuesto del Gobierno Zapatero deben calificarse como poco restrictivos. Los gastos presupuestados (144.100 millones de euros) serán menores que los ingresos esperados (146.000 millones), por lo que se seguirá manteniendo, el superávit presupuestario (0,7% del PIB).

Por el lado del gasto, los Presupuestos siguen siendo expansivos. El gasto continúa aumentando al mismo ritmo que el PIB. Si bien, hay que tener presente que, debido al alto grado de descentralización territorial, estos PGE tan sólo representan el 50 por 100 del total del gasto de las Administraciones Públicas cuando en 1995 era el 68%, por lo que el Estado Central tiene poco margen de maniobra para disminuir el gasto. Sin embargo es preciso insistir que los 2 grandes problemas de la economía española: la pérdida competitividad y el desequilibrio exterior sólo son posibles a través de la estabilidad de precios un objetivo que no conseguimos alcanzar. ¿Cuál es el origen de nuestra elevada inflación?: El dinamismo de la demanda interna. Y al no poder recurrir a la política monetaria para enfriarla la única herramienta de estabilización que les queda a las autoridades económicas es la política presupuestaria. Esta debería haber adoptado ya un sesgo claramente más restrictivo para contener la demanda interna y frenar, así, tanto la inflación como el déficit por cuenta corriente. De ahí que para ayudar a controlar la inflación y equilibrar la balanza de pagos el Congreso de los Diputados debería aprobar para el 2007 (año electoral, al igual que 2008) unos presupuestos mucho más contractivos que los que se proponen. Resulta muy preocupante el bajo superávit fiscal (0,7% del PIB). Otros países con crecimiento más bajo que el nuestro tienen superávits del 3%,

En cuanto a los ingresos, crecen por encima del PIB nominal, lo que provocará un cierto aumento de la presión fiscal, si bien sigue disminuyendo el exceso de gravamen del sistema tributario, como consecuencia de la reforma de los impuestos sobre la renta (IRPF) y sociedades (esta reducción del impuesto sobre el beneficio de las empresas repercutirá positivamente en el coste de capital y aumentará las posibilidades de autofinanciación de nuevos proyectos). En definitivas los PGE para el 2007, no son suficientemente restrictivos y no asumen, por tanto, de forma real su responsabilidad anticíclica a través de un mayor control del gasto público y un mayor superávit fiscal.

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