Por cuarto año consecutivo, el Presidente del Gobierno ha presentado el Informe elaborado por la Oficina Económica. Partiendo del reconocimiento de la difícil situación de la economía española debido al elevado endeudamiento privado, la baja productividad y el insuficiente nivel de I+D, la intervención se ha centrado en las reformas necesarias para conseguir elevar el crecimiento potencial hasta la zona del 2%/2,5% entre 2011 y 2015. Eso sí, reconociendo que aunque sería deseable consensuar esas reformas, el peor escenario en estos momentos es no llevarlas a cabo.
En la vertiente financiera se ha aludido a la necesidad de culminar con rapidez y eficacia los procesos de integración, así como a la exigencia de una mejor estructura y calidad del capital de las entidades financieras. En cuanto a la reforma laboral se ha señalado la necesidad de reformar la estructura de la negociación colectiva, así como mejorar las políticas activas de empleo (el capítulo 3 del Informe se dedica a este tema). Finalmente, en pensiones una vez más se destaca que el 28 de enero el gobierno mandará la propuesta de reforma al Parlamento, que incluirá un retraso en la edad de jubilación, teniendo en cuenta que si ahora trabajan 4 personas por cada pensionista, en 2050 sólo lo harán 1,5 por jubilado. Finalmente se señaló la necesidad de aumentar la competitividad de nuestra economía, especialmente en el sector servicios. Para ello se acelerará el Plan de reducción de cargas administrativas, en febrero se presentará proyecto de Ley de servicios profesionales etc.
Estos cambios van a exigir sacrificios, pero hay que seguir el ejemplo de países como Alemania, Suecia o Finlandia que los hicieron en su momento y ahora son economías competitivas, gracias a lo cuál pueden mantener sus generosos Estados del Bienestar. Adicionalmente, el Presidente ha anticipado que en 2010 se cumplió el objetivo de déficit del 9,3% y que es innegociable alcanzar este año el 6%, para lo cual, en caso necesario, se tomarán las medidas adicionales pertinentes. Con todo ello se intenta profundizar en el viraje de la política económica que se produjo en mayo de 2010 e intentar recuperar la credibilidad perdida, en un año en el que como hemos comprobado en estos primeros días, las tensiones van a ser importantes, sobre todo, pensando en las elevadas necesidades de financiación que tendremos en momentos puntuales del ejercicio (abril o agosto).
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