La resistencia de la economía latinoamericana frente a la recesión global y la intensidad de la recuperación están superando las expectativas. La región se encuentra en su mejor momento en décadas. La combinación de elevadas reservas, equilibrio en las balanzas por cuenta corriente, la mayor resistencia de los sistemas financieros y la mejora en la gestión de la política económica han ayudado a sortear el debilitamiento cíclico.
Salida en V
Estos factores internos se ven complementados por otros dos externos: la elevada liquidez global (tipos extraordinariamente bajos en EEUU y la UEM) y la rápida reactivación del ciclo global (en V, gracias al vigor de Asia) y de los precios de las materias primas. Además, en la fase actual de recuperación, la región no se ve lastrada por los mismos males que han deprimido el crecimiento potencial de las economías desarrolladas y, en algunos casos, provocado un aumento significativo del riesgo soberano: elevados déficit fiscales (consecuencia de los paquetes de estímulo y de rescate), mercados laborales muy débiles y, en algunos casos, una grave crisis del mercado inmobiliario.
Gracias a la ortodoxia de la política económica
La principal diferencia respecto a ciclos pasados es que, en esta ocasión, la mayoría de los grandes países de la región están logrando beneficiarse de su integración en la economía mundial: la inercia global no se ha visto amplificada en la recesión, ni contrarrestada en la recuperación por errores graves de política económica. Por primera vez en décadas, una grave crisis internacional no ha supuesto para la región un aumento del endeudamiento o un debilitamiento de la posición externa: la ratio de deuda sobre PIB sólo ha aumentado hasta un 39% estimado para 2010 desde el 35,5% en 2008; y la cobertura de las importaciones, el servicio de la deuda o las reservas internacionales se sitúan en niveles más sólidos que en el inicio de la crisis.
Se reduce el riesgo soberano
Como resultado, la valoración del riesgo soberano ha mejorado: las primas han descendido sustancialmente y de forma generalizada, y la calificación crediticia de Brasil, Chile, Perú, Uruguay y Panamá ha sido revisada al alza. América Latina empieza a considerarse una región de “inversión”: salvo Argentina y Venezuela, el resto de principales economías ya han logrado esta calificación por parte de las principales agencias (Colombia sólo por Fitch). De hecho, hace algunas semanas un editorial en Finantial Times destacaba que la región está siendo una clara ganadora de la crisis, por delante del sudeste asiático. Y eso es una buena noticia, teniendo en cuenta las elevadas inversiones que han realizado las empresas españolas en los últimos años en América Latina.
Comentarios