Ya va siendo un comentario de lo más habitual entre los españoles comentar la subida de impuestos propuesta por el Gobierno. Esta subida tiene por objetivo aumentar la recaudación fiscal para reducir el deficit público con el que se encuentra el Estado tras el aumento de las prestaciones sociales, especialmente en forma de seguros de desempleo. Los impuestos que se plantean subir son esencialmente los de Patrimonio, los impuestos indirectos (IVA) y los que gravan el tabaco y el alcohol, además de eliminar algunas subvenciones y ayudas ya existentes. Pero algo que puede parecer obvio, es decir, que un aumento de la presión fiscal significa un aumento de la recaudación, puede no serlo.
Hay varios motivos que pueden hacer que el aumento de los impuestos haga reducir, o al menos, no haga crecer la cantidad recaudada. La primera es casi una cuestión aritmética: el aumento de los impuestos se hace pensando que el numero de contribuyentes se mantendrá constante. Sin embargo,si aumentamos el nivel impositivo, el consumo, y la actividad empresarial, por el aumento directo del precio, caerán, lo que significa que puede que esta reducción del numero de personas que pagan impuestos, haga caer la recaudación total final. Ya lo comentó Rafael Pampillón en un post de este blog en 2007, al explicar la curva de Laffer. Tal y como explicó Rafael: “en ocasiones, es precisamente, con rebajas fiscales como se recauda más”. Aunque el principal problema de la curva de Laffer es que es muy complicado cual es el nivel óptimo de presión fiscal… “la curva de Laffer se basa en la hipótesis de que, cuando la presión fiscal es muy alta, la rebaja de impuestos introduce incentivos en la economía, que se traducen en que la gente trabaja más o se pasa de la economía sumergida a la economía legal, con el consiguiente aumento de la inversión, el empleo y el consumo. El Estado además recaudará más, al mismo tiempo que aumenta la renta disponible de los ciudadanos.”
Otro de los efectos del aumento de la presión fiscal puede ser el aumento de la economía sumergida y la evasión fiscal. Y si además se aumenta el nivel de imposición sobre el ahorro, se desincentivará tambien la inversión, lo que tampoco ayudaría a la recuperación económica del país.
Hace un tiempo, un buen amigo, Francisco Hernández, me mandó esta historia (es de estas que circulan libremente por la Red…) que creo que refleja muy bien lo que está pasando:
Supongamos que todos los días 10 hombres se reúnen en un bar para charlar y beber cerveza. La cuenta total de los diez hombres es de $100. Si ellos pagasen la cuenta de la manera proporcional en que se pagan los impuestos en la sociedad de un país, la cosa sería más o menos así, de acuerdo con la escala de riqueza e ingresos de cada uno:
Los primeros 4 hombres (los más pobres) no pagan nada.
El 5º paga $1.
El 6º paga $3.
El 7º paga $7.
El 8º paga $12.
El 9º paga $18.
El 10º (el más rico) paga $59.
Entonces, eso es lo que decidieron que harían en adelante, todos se divertían, y estaban de acuerdo con el acuerdo entre ellos. Hasta que un día, el dueño del bar les metió en un problema: “Ya que ustedes son tan buenos clientes,” les dijo, “Les voy a reducir el precio de sus cervezas diarias en $20. Los tragos desde ahora costarán $80.”
El grupo quiso, sin embargo, seguir pagando la cuenta en la misma proporción que lo hacían antes, de modo que los cuatro primeros siguieron bebiendo gratis. La rebaja no les afectaba en absoluto. ¿Pero qué pasa con los otros seis bebedores, los que realmente pagan la cuenta? ¿Cómo debía dividir los $20 de rebaja de manera que cada uno recibiese una porción justa?
Calcularon que los $20 divididos en 6 eran $3,33. Pero si restaban eso de la parte de cada uno, entonces el 5º y 6º hombre estarían cobrando por beber, ya que el 5º pagaba antes $1 y el 6º $3. Entonces el camarero sugirió que sería justo reducir la cuenta de cada uno en la misma proporción, y procedió a calcular la cantidad que cada uno debería pagar. El 5º bebedor, lo mismo que los cuatro primeros, no pagaría nada (100% de ahorro). El 6º pagaría ahora $2 en lugar de $3. (se ahorra 33%). El 7º pagaría $5 en lugar de $7. (se ahorra 28%). El 8º pagaría $9 en lugar de $12 (se ahorra 25%). El 9º pagaría $14 en lugar de $18. (se ahorra 22%). El 10º pagaría $49 en lugar de $59 (se ahorra 16%).
Cada uno de los seis pagadores estaba ahora en una situación mejor que antes.Y los primeros cuatros bebedores seguirían bebiendo gratis, y un quinto tambien. Pero, una vez fuera del bar, comenzaron a comparar lo que estaban ahorrando.
“Yo sólo recibí un peso de los $20 ahorrados,” dijo el 6º hombre. Señaló al 10º bebedor y dijo: “Pero él recibió $10!”
“Sí, es correcto,” dijo el 5º hombre. “Yo también sólo ahorré $1. Es injusto que él reciba diez veces más que yo.”
“Verdad!!,” , exclamó el 7º hombre. “¿Por qué recibe él $10 de rebaja cuando yo recibo nada más que $2? Los ricos siempre reciben los mayores beneficios!”
“Un momento!”, gritaron los cuatro primeros al mismo tiempo. “Nosotros no hemos recibido nada de nada. El sistema explota a
los pobres!”
Los nueve hombres rodearon al 10º y le dieron una paliza.
La noche siguiente el 10º hombre no acudió a beber, de modo que los nueve se sentaron y bebieron sus cervezas sin él. Pero a la hora de pagar la cuenta descubrieron algo inquietante: Entre todos ellos no juntaban el dinero para pagar ni siquiera la MITAD de la cuenta.
¿qué os parece?
Comentarios