En América Latina los niveles de recaudación son relativamente bajos (14% del PIB en promedio en 2005). Son particularmente bajos los impuestos sobre las rentas de las empresas (eso que en España llamamos impuesto de sociedades) y sobre todo los ingresos del impuesto de las personas físicas. México tiene un nivel de recaudación de 13 puntos del PIB en impuestos, frente 21 puntos en Brasil. Esta cifra se eleva en Brasil a un record de 36% si incluimos los impuestos locales y contribuciones a la seguridad social. México y Brasil se sitúan a ambos extremos del continente en términos de ingresos fiscales. Dentro de sus distintas capacidades de recaudación, ambos países han logrado el equilibrio presupuestario después de años de desequilibrios. En México este nuevo equilibrio fiscal esta basado, como siempre a lo largo de su historia, en pocos impuestos y por tanto en baja inversión pública y poco gasto social. Los ingresos mexicanos dependen también de una renta petrolera que no tiene por que ser eterna. Además el equilibrio fiscal está amenazado por las pensiones del sector público que no tienen suficiente financiación.
La gran diferencia recaudatoria entre Brasil y México radica sobre todo al impuesto al consumo y no tanto, aunque también en el impuesto sobre la renta. Desgraciadamente en México las tasas de evasión parecen ser relativamente elevadas (también en Brasil). Sin embargo, los impuestos en México son progresivos. Lo que permite reducir la desigualdad. Más del 80 por ciento de la recaudación proviene de la población que se sitúa en el estrato del 20% más rico. El IVA es también progresivo, 75 por ciento de la recaudación proviene del 30% más rico. Sin embargo al igual que en México en muchos países de América Latina existe una clara insuficiencia recaudatoria, y por tanto, de gasto público. En otros países (no es el acso de México), hay margen para mejorar las prestaciones sociales mediante un uso más eficiente del gasto, sin necesidad de recurrir a un aumento del mismo y, por tanto, de los impuestos.
¿Debería la XVI Cumbre Iberoamericana que tendrá lugar el 4 y 5 de noviembre en Montevideo incluir en su agenda la reforma fiscal en América Latina? ¿En qué debería consistir la reforma del sistema tributario? ¿Deberían los países avanzar hacia un sistema más transparente, fácil de administrar y recaudar, que permita además ampliar las bases imponibles, así como reducir las exenciones, las deducciones y la evasión fiscales por donde se escapa buena parte de la recaudación potencial?.
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