19
Oct

Me pregunta Antoni, en un comentario al post “El impacto de China en América Latina” , si podría clarificar el término enfermedad holandesa ( mal holandés ). Voy a intentarlo. La denominación enfermedad holandesa ( mal holandés ) o “mal holandés” tiene su origen, como su propio nombre indica, en los Países Bajos donde, a comienzo de la década de los años setenta, aparecieron importantes yacimientos de gas que incrementaron fuertemente las exportaciones de dicho producto y, como consecuencia, la entrada de divisas en el país. Esta entrada de divisas condujo a que el tipo de cambio (cotización) del florín holandés se apreciara alcanzando un nivel que ponía en peligro la competitividad externa del resto de los bienes y servicios que exportaba Holanda y, consecuentemente, de los niveles de actividad y empleo dependientes de éstos.

Un problema similar surgió años más tarde en Gran Bretaña con el descubrimiento de los yacimientos de petróleo del Mar del Norte. Pero los casos más claros de enfermedad holandesa ( mal holandés ) se dan en países petroleros como Venezuela o México, en los que un aumento en el precio del petróleo provoca fuertes entradas de divisas y como consecuencia la apreciación o revaluación de sus monedas hasta el punto de amenazar con asfixiar al resto de la actividad económica. También está sucediendo algo similar a la enfermedad holandesa en Chile como consecuencia de las fuertes subidas del precio del cobre y de los aumentos de las exportaciones chilenas de este metal.


Por tanto, Antoni, la ciencia económica ha bautizado como enfermedad holandesa”los efectos adversos que sufren diversos sectores de una economía como resultado de la apreciación del tipo de cambio de su moneda. El tipo de cambio, como ya hemos visto en este blog de economía, no es otra cosa que el precio, en términos de moneda nacional, de una divisa extranjera. Como consecuencia de la apreciación del tipo de cambio se abaratan las importaciones generando un fuerte aumento de las mismas y se encarecen las exportaciones que disminuyen con el consecuente riesgo de una contracción económica.

Por extensión la denominación enfermedad holandesa ( mal holandés )se viene aplicando en economía a cualquier proceso económico que acarree pérdida internacional de competitividad. Ejemplos de ello son, como ya he dicho, un aumento drástico en las exportaciones de un sector, o aumento del precio internacional del principal producto de exportación y/o cualquier entrada de divisas, como las que provienen de la ayuda al desarrollo o las entradas de capital a corto (también llamados capitales golondrina o “hot money”). También pueden sufrir del mal holandés los países receptores de remesas de los emigrantes. Los emigrantes envían dólares a sus países de origen, dólares que provocan un aumento de la oferta de divisas (dólares y euros) con la consiguiente apreciación de la moneda local.

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