La agitación en los mercados nubla las perspectivas de la economía de EEUU y puede contagiar negativamente a la economía europea. Están desplomándose los mercados de acciones y bonos, especialmente están cayendo los rendimientos de la deuda de mayor riesgo. En los últimos meses, las acciones han sufrido grandes fluctuaciones. Los mercados financieros han estado muy volátiles, el crédito se ha vuelto más difícil para los hogares y para las empresas, y la corrección inmobiliaria sigue su curso. A la Reserva Federal (FED) no le queda otra que cambiar el tono de su política monetaria y aumentan, por tanto, las posibilidades de un recorte de tipos (tasas) en su próxima reunión en septiembre.
Otro factor que favorece la bajada de tipos es que los indicadores de inflación, que excluyen los precios de los alimentos y la energía, han descendido. Hay, por tanto, evidencia de una bajada sostenida de la inflación además de un mayor riesgo en el enfriamiento del crecimiento de la economía de EEUU. El recorte de los tipos de interés, desde el 5,25% actual, viene de la mano de una caída en los mercados y una posible desestabilización del sistema financiero. Un mayor deterioro en los mercados agrava los problemas del sector inmobiliario y obliga a la FED a bajar tipos.
Bernanke tiene que elegir entre los riesgos de inflación y el riesgo de un colapso económico ¿Qué hará?.
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