El PIB francés ha pasado del 2.1 del 2011, al 0,4 de los dos años siguientes, con un crecimiento esperado el año en curso del 0,7% y en el 2015 del 0,8%. Es decir, cuatro años con un crecimiento por debajo del 1%. Están alarmados por el alto nivel de desempleo, superior al 10%, muy similar al del 2013. Las primeras alarmas se encendieron tras el primer trimestre del 2014 cuando el consumo privado, que hasta entonces había demostrado ser sostenido por estabilizadores como la actualización de los salarios, registro la mayor caída en dos años. La inversión empresarial se mantiene en niveles débiles, a pesar de contar con condiciones de crédito sensiblemente más ventajosos que en otros muchos países de la eurozona, la austeridad fiscal no impulsa la actividad económica y la deuda pública se acerca al 100% del PIB con un déficit gubernamental del 4% y finalmente las exportaciones se encuentran afectadas negativamente por la falta de competitividad. Es decir, analizando los cuatro componentes del PIB vemos que es muy difícil esperar que alguno de ellos sirva de arrastre en el corto plazo.
La realidad es que mientras el resto de los países del resto de Europa han pasado por ajustes de los costes laborales y saneamiento del sector bancario, Francia, no hizo nada. ¿Por qué? Quizás porque aparentemente no hacia ninguna falta. Si frente a la situación de España, Portugal e Italia, tienes ante ti, un país con grupos industriales internacionales, una población preparada, con una demografía muy dinámica, alto nivel de ahorro, bajo nivel de deuda de las familias, un sector bancario fuerte y uno de los principales destinos turísticos mundiales, la pregunta a hacerse en el 2009 -2010 fue ¿Por qué apretarse el cinturón si nuestra liga es la de Alemania y no la de los países del Sur de Europa?
Cuatro años después, la situación es que España, Portugal o Italia han logrado incrementar sus exportaciones, sensiblemente, al ganar competitividad mediante el ajuste de una devaluación interna y Francia ve como sus ventas exteriores pierden cuota al no haber realizado ningún ajuste. El enorme peso del Gasto Público (57% de PIB) supone una alta y constante carga impositiva que se traduce en descontento popular. ¿Sigue buscando el partido socialista francés motivos de la victoria del Frente Nacional en las últimas elecciones europeas?
Los próximos 12 meses serán muy importantes para ver si las medidas del gobierno de Hollande cambian la tendencia actual , frenan la caída de votos de su partido, dan estabilidad a su gobierno , simplifican el complejo regimen fiscal del país y demuestran que además de la reducción del gasto público puede logar el crecimiento
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