Hoy el INE ha publicado los datos del año 2012 del gasto español en Investigación y Desarrollo (I+D). Los resultados son preocupantes.
El gasto en I+D, en el año 2012, se ha reducido en España en un 5,6% respecto a 2011, la mayor caída desde el año 1999. La principal reducción se ha producido en el gasto del sector público (-7,4%) y la mayor partida de I+D, la empresarial, también ha disminuido significativamente (-4,1%).
El año pasado se destinaron al I+D (fuente principal de la mejora tecnológica) 13.392 millones de euros lo que representa el 1,30% del PIB, inferior, por tanto, al 1,36% del año 2011 y al 1,4% del año 2010.
Estos datos reflejan cómo la crisis continúa afectando en nuestro país al desarrollo tecnológico. Como comentamos hace ya tres años en este blog, el gasto en I+D se estancó en el año 2010. A partir de ese momento, su caída ha sido continuada.
Gasto I+D (%PIB) |
Variación anual |
|
2004 |
1,06% |
1% |
2005 |
1,12% |
6% |
2006 |
1,20% |
7% |
2007 |
1,27% |
6% |
2008 |
1,35% |
6% |
2009 |
1,39% |
3% |
2010 |
1,40% |
1% |
2011 |
1,36% |
-3% |
2012 |
1,30% |
-4% |
¿Qué sector es el motor de la I+D en España? parece que el sector empresarial.
Las empresas españolas han realizado, en 2012, del 53% del gasto total. Esto difiere de la tendencia seguida por otros países desarrollados, como Alemania, Francia, Reino Unido o Estados Unidos, en los que el gasto de las administraciones públicas se ha ido reduciendo y el gasto empresarial ha ido aumentando hasta representar más del 60% del gasto total en I+D.
Esta situación refleja, desgraciadamente, el limitado desarrollo tecnológico de las empresas españolas. Nuestras empresas carecen de una adecuada política de I+D, que favorezca el desarrollo de innovaciones tecnológicas y les permita aumentar su productividad para conseguir posicionarse internacionalmente como referentes del sector.
Los servicios y la industria se repartieron en 2012 la práctica totalidad del gasto empresarial, 49% y 48,3% respectivamente, correspondiendo al sector agrícola solamente el 0,75% del total.
¿Cuál es la situación de España respecto al resto de los países desarrollados?
Lamentablemente, la posición de nuestro país no es muy favorable.
Las últimas cifras de la OCDE disponibles muestran cómo el gasto en I+D en España, medido en porcentaje del PIB, es menor al de otras economías de nuestro entorno. Tal es el caso de Estados Unidos y Japón, que duplican el gasto español. Además, si observamos el conjunto de la UE, vemos cómo el gasto en innovación de España en el año 2012 correspondió al 63% del gasto medio de la Unión. Individualmente, Alemania tiene un gasto en I+D más de dos veces superior al de nuestro país y Francia y Reino Unido tienen asimismo cifras muy superiores a las españolas.
De hecho, como comentamos el pasado mes de septiembre en este blog, el fuerte impacto de la crisis económica y los sucesivos recortes en I+D, públicos y privados; han mermado considerablemente la capacidad de innovación de nuestra economía. Como consecuencia, la competitividad internacional de España es mucho más limitada que la de otros socios europeos. Según los datos que analizamos anteriormente, el World Economic Forum sitúa a nuestro país en la posición número 35; mientras que Alemania o Reino Unido se encuentran entre los diez países más competitivos del mundo.
Política tecnológica
Tal como hemos resaltado en este blog en numerosas ocasiones a lo largo de los últimos años, España necesita una política tecnológica que impulse el gasto del sector privado en I+D. La crisis ha reflejado la profunda interconexión existente entre las diferentes economías y por ello, las empresas deben ser competitivas a nivel mundial. Ese objetivo sólo es alcanzable mediante la innovación y el desarrollo tecnológico.
Asimismo, tenemos que tener en cuenta la importancia del sector público en la I+D. Al fin y al cabo, casi la mitad de la inversión en innovación, un 43,1%, es financiado por la Administración Pública, es decir, por los contribuyentes. Por lo tanto, el comportamiento del sector público debe estar orientado a proporcionar la tecnología necesaria al sector empresarial. En concreto, en España el sector público debería suministrar conocimiento tecnológico a las PYMES, que son el eje fundamental de nuestro tejido empresarial y la mayoría de ellas carecen de capacidad financiera para crear un departamento de I+D.
De ahí que desde hace años se venga proponiendo la necesidad de una mayor transferencia de conocimientos desde los centros tecnológicos públicos de investigación a las empresas. El gasto público en I+D debe aumentar para desarrollar innovaciones que den respuesta a las necesidades del sector privado. De ese modo se generarían incrementos de productividad que, al beneficiar al sector empresarial, afectarían positivamente al conjunto de la economía. No olvidemos que el objetivo del gasto en I+D es lograr el crecimiento económico estable y duradero a largo plazo.
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