La reunión de política monetaria del BCE se ha saldado con la esperada decisión de no tocar los tipos de referencia (el recorte hasta el 0,5% de mayo es aún muy reciente) y sin el anuncio de nuevas medidas no convencionales, con cuya posibilidad Draghi había especulado tras la reunión anterior. La reacción de los mercados ha sido de cierta decepción: curva de tipos al alza, sobre todo en la periferia, y renta variable a la baja. La reacción del euro casa menos con la idea de decepción, pues se ha apreciado más de un 1%, pero es consecuencia de las menores expectativas de estímulo monetario y del repunte de los diferenciales de rentabilidad de la deuda a favor del euro.
La combinación de seis trimestres consecutivos de contracción de la actividad en la Eurozona y los mensajes previos de Draghi sobre la conveniencia de adoptar medidas para reanimar el crédito a las PYMES habían generado expectativas de algo más. Desde el BCE ya se había tratado recientemente de enfriar estas expectativas y en la rueda de prensa de hoy Draghi ha intentado compensar la decepción revelando que el Consejo de Gobierno discutieron numerosas medidas posibles (tasa de depósito negativa, relajar las exigencias de colateral, intervenir en el mercado de ABS, nuevas inyecciones de liquidez a largo plazo), pero dio la impresión de que ninguna de ellas es probable a corto plazo.
El principal argumento empleado para la inacción es que no ha habido novedades relevantes en el último mes y que, por tanto, las expectativas de recuperación de la actividad en la segunda mitad de año se mantienen, apoyadas por las medidas adoptadas hasta ahora. Si bien la contracción del PIB en el primer trimestre (-0,2%) fue superior a lo esperado, las encuestas de actividad más recientes (mayo) han sorprendido al alza. No puede ignorarse, en cualquier caso, que continúan señalando contracción de la actividad. El BCE sigue considerando que los riesgos económicos están sesgados a la baja y, por tanto, se sigue mostrando dispuesto a mantener las actuales condiciones monetarias laxas indefinidamente y a introducir nuevas medidas si se materializan esos riesgos.
Probablemente en la decisión de no hacer nada ha pesado también la conciencia de la eficacia limitada de cualquiera de los cursos de acción posibles y la reticencia de Alemania a algunos de ellos. Además, Alemania ya ha puesto en marcha esquemas de financiación bilaterales para apoyar a las PYMES en Portugal y España que podrían hacer más innecesaria la acción del BCE.
El tiempo y los datos económicos dirán hasta qué punto la inacción del BCE ha sido acertada. También se han hecho públicas hoy las nuevas previsiones económicas del BCE. Se revisan ligeramente a la baja las de inflación para este año y el próximo (hasta el 1,3% en 2014, por el recorte de los precios energéticos) y las del crecimiento para 2013 (-0,6%), pero se revisa una décima al alza el crecimiento de 2014 (1,1%). Para que se cumpla ese escenario relativamente favorable será necesario que se recupere la demanda externa, continúe la reducción de primas soberanas, se reduzca la fragmentación financiera, se avance en la unión bancaria y el desapalancamiento público y privado dé un respiro. ¿Mucho pedir?
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