Esta semana hemos conocido información muy importante sobre la evolución reciente de la economía española. Destacan el dato provisional de la evolución del PIB, el índice de comercio al por menor de marzo, los precios de los bienes exportados, el avance del IPC de abril, la política monetaria del BCE y la balanza de pagos de febrero. Toda esta información indica que poco a poco la economía española está saliendo de la recesión.
d) la destrucción de empleo (en el primer trimestre de 2013 se produjo una reducción neta de 322.300 puestos de trabajo).
Aumentan las exportaciones
La contracción de la demanda interna fue compensada parcialmente por la aportación positiva de la demanda externa. Efectivamente, por fortuna, siguen aumentando las exportaciones españolas de bienes y servicios. El Banco de España publicó el martes los datos de la balanza de pagos del primer bimestre del año. Durante los dos primeros meses de 2013, las exportaciones de bienes crecieron un 7,2% en tasa interanual, mientras que las importaciones se redujeron un 0,9%. Por su parte, las exportaciones de servicios no turísticos experimentaron, también en los dos primeros meses del año, un incremento del 9,3% con respecto al mismo periodo del año pasado.
Por tanto, el conjunto de las exportaciones de bienes y servicios no turísticos sigue aumentando rápidamente. Este impresionante aumento de las exportaciones es consecuencia de cuatro factores:
1) aumento del número de empresas que exportan,
2) diversificación geográfica de las ventas en el exterior, que ha permitido reducir significativamente nuestra tradicional dependencia de la UE,
3) la contracción de la demanda interna y que obliga a nuestras empresas a vender más en el exterior y
4) la reducción de los costes empresariales que está mejorando la competitividad de los bienes y servicios españoles en el exterior.
Bajan los precios y los tipos de interés
Una prueba más de esa mejora de la competitividad es que los precios de las exportaciones de bienes industriales disminuyeron en marzo nueve décimas con respecto a febrero y se situaron en el -0,3% en tasa interanual, según publicó ayer el INE. Es la tasa más baja desde noviembre de 2009. También el INE informó esta semana de que la inflación interanual de la economía española, medida por la evolución del IPC, cayó un punto, pasando del 2,4% en marzo al 1,4% en abril. La caída de los precios de los bienes exportados y la reducción de la inflación de los bienes de consumo están indicando una mejora de la competitividad.
La inflación también se redujo en la zona euro, pasando del 1,7% en marzo al 1,2% en abril, lo que marca un mínimo de los últimos tres años. Precisamente esta caída de la inflación, hasta situarse muy por debajo del objetivo del 2%, junto con el debilitamiento de la economía de la eurozona (lleva año y medio contrayéndose), los malos datos de empleo y la opinión bastante generalizada de que el euro está más apreciado de lo que debería, animó al Banco Central Europeo (BCE) a reducir este jueves los tipos de interés.
En un contexto de ajustes fiscales que generan recesión a corto plazo, esta bajada de tipos de interés era imprescindible, ya que puede facilitar el fortalecimiento de las dañadas economías periféricas de la eurozona, que se encuentran muy perjudicadas por la contracción del crédito y la austeridad fiscal. Por eso, sería conveniente que la rebaja de tipos fuera acompañada por un programa de créditos del BCE que comprometiera al sistema bancario a conceder nuevos préstamos al sector privado. Esto permitiría abaratar los costes financieros de las empresas y de las familias, lo que podría aumentar el crecimiento y el empleo.
Pero para seguir abaratando la financiación del sector privado es necesario seguir recortando una parte del gasto público innecesario. Se conseguirá así reducir el déficit público. Y si reducimos más el déficit, la deuda aumentará entonces a menos velocidad y, por tanto, bajarán los tipos de interés y nos costará menos financiarnos y, al final, y también por este camino, el crédito llegará más al sector privado.
Conclusión
En resumen, las importantes ganancias de competitividad (reducción de costes, también de los costes laborales) que se están produciendo en las empresas españolas están siendo un factor clave para que el sector exterior siga siendo, por ahora, el motor de la salida de la crisis. Un reflejo de esas ganancias es la caída de los precios de las exportaciones y los aumentos de la productividad.
Con los datos adelantados de Contabilidad Nacional publicados el martes, podemos concluir que, desde el comienzo de la crisis, el PIB español acumuló un retroceso aproximado del 7%, mientras que la destrucción de empleo en ese periodo fue mucho mayor: un 19%. Esto significa que en los últimos cinco años se ha producido un incremento de la productividad aparente del trabajo del 12%.
España saldrá de esta crisis con un sector público más reducido y con un sector privado más fuerte (impulsado por las exportaciones). Y para que las exportaciones sigan creciendo será preciso aumentar el nivel de inversión. Por eso, la buena noticia es que entre los inversores, en particular los extranjeros, recuperan la confianza en España. Y este aumento del capital productivo es un claro indicador de la recuperación y un factor que será decisivo para el crecimiento económico y la creación de empleo.
Fuente: Rafael Pampillón Olmedo. “Mejora la confianza”. Expansión; 4 de mayo de 2013. Pagina 43
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