Al fin ocurrió. Tuvimos que necesitar ayuda de la Unión Monetaria. Los últimos acontecimientos relacionados con Bankia, habían puesto de manifiesto que una parte de la banca española no podía resistir sin ayuda y, lo que habíamos ocultado tantos años, alarmó a los mercados financieros y a nuestros socios europeos y tuvimos que cruzar esa delgada línea roja de pedir que nos ayuden, nos rescaten o como quieran llamarlo.
¿Cómo se ha hecho el rescate?
La intervención se hizo como mandan los cánones económicos: negándolo hasta el último momento, un sábado por la tarde con todos los mercados cerrados y el domingo para reflexionar y anunciándolo cuando el acuerdo estaba bien cerrado. Y por lo general lo hacen los Ministros de Economía al margen de que a todos no hubiera gustado que el Presidente se hubiera dirigido ya a la nación en varias ocasiones. Es su estilo, según parece.
¿Qué debemos pensar al respecto?
Creo que, ante la situación en la que estábamos, es la mejor salida. Se ayuda a la banca con problemas y no al país. Sin saber aún los detalles, habrá hasta 100.000 millones de euros al 3%, prestados a medio plazo que no requerirán refinanciación. Se le prestara a los bancos con problemas a través del FROB a un tipo de interés algo superior y cuando puedan devolverlos se aminora la deuda española. Es de suponer que la presión sobre la prima de riesgo va a aminorarse en pocos días y parece que nuestro problema financiero está ya en la senda de resolverse. Por tanto buenas noticias a pesar de todo y hemos minimizado las pérdidas de un posible rescate al conjunto de la economía española, que por otro lado era imposible dada la magnitud que hubiera supuesto. Los europeos habrán respirado.
¿Qué queda por hacer?
Ahora habrá que estar más estrictos con nuestras obligaciones de control del déficit y si los ingresos siguen cayendo habrá que aumentar el IVA y hacer algún que otro recorte. Si, además, nos dan un año más para llegar al 3% del Déficit Público será una gran noticia y si la UEM inicia un plan de inversiones en infraestructuras y tecnologías productivas que estimulen algo la economía europea, estaremos ya hablando de un horizonte más claro. Aunque tardaremos en salir. Debemos mucho y estamos pagando nuestras deudas, reduciendo nuestro déficit exterior y aumentando la productividad. Pero no somos Grecia. Tenemos una economía que cuando toca ajustarse lo hace y lo estamos haciendo.
Y quizás lo más positivo de todo, es que se han disipado todas las dudas sobre nuestra permanencia en el Euro. Nuestras dudas y la de los demás. La UM nos ha ayudado y sin grandes exigencias adicionales. Apuesta por nosotros y a hora toca mirar al futuro y definir de una vez por todas el modelo de crecimiento español. El ajuste fiscal está hecho, la reforma financiera encauzada, algunas reformas estructurales, como la laboral, también. Ahora hay que marcar la estrategia de crecimiento de España.
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