Una nueva oleada de nacionalismo económico recorre América Latina. La nacionalización, hace unos días, por parte del gobierno argentino de la parte de YPF que es propiedad de Repsol y la que acaba de hacer Evo Morales de la filial de Red Eléctrica en Bolivia son intervenciones discrecionales que generan inseguridad jurídica y que discriminan y perjudican a las empresas de otros países.
Foto: Evo Morales
Los ciudadanos los más perjudicados
Son actos populistas que, a través de nacionalizaciones de empresas privadas buscan el clientelismo político a través del control gubernamental de los recursos naturales del país y su explotación. Son medidas que, según los sondeos, mejoran la popularidad de los políticos que las aplican. Sin embargo, los mayores perjudicados de esta política son los propios ciudadanos:
1) la falta de seguridad jurídica aumenta el riesgo de invertir en esos países lo que devalúa sus bienes y empresas privadas y también las publicas en el caso que se desee su privatización.
2) estas políticas ahuyentan la inversión nacional y extranjera (tan necesaria para suministrar financiación y tecnología) y
3) convierten a estas empresas antes privadas y ahora públicas en un centros de corrupción e ineficiencia.
No debe sorprender que sean precisamente Venezuela, Bolivia y Argentina, países con gobiernos populistas, los que estén entre los que tienen mayores niveles de inflación del mundo.
La falta de democracia
Antes o después los gobiernos populistas suelen romper las reglas establecidas e imponen una constitución a la medida de sus deseos. Ocurrió hace tiempo con el populismo de Perón, Paz Estensoro y Fidel Castro y desde hace poco con los populismos de Hugo Chávez, Daniel Ortega, Rafael Correa y Evo Morales.
El populismo en su versión más cruda suele aparecer en el discurso fácil que hacen algunos políticos de izquierdas como Hugo Chávez en Venezuela, Evo Morales en Bolivia, Kirchner en Argentina, Rafael Correa en Ecuador, Daniel Ortega en Nicaragua y los hermanos Castro en Cuba. Los gobiernos de Brasil, Uruguay y Perú trabajan desde la izquierda sin populismos, consiguen buenos resultados económicos y se aproximan a las exigencias propias del reformismo democrático. En cambio los populismos suelen generar procesos de ineficiencia económica; ejemplos no faltan: Cuba, Nicaragua, Venezuela, Argentina, etc.
El camino de Venezuela
El populismo antepone las reivindicaciones nacionalistas frente a presuntos enemigos externos. Recuerde el lector las nacionalizaciones de Hugo Chávez de empresas privadas como la telefónica CANTV, la Electricidad de Caracas y las industrias de gas natural y petróleo. A lo que se une los ataques a la libertad de expresión. El resultado ha sido el desastre económico de Venezuela. El mismo que se viene dando en Cuba desde hace 50 años y al que se dirigen Argentina y Bolivia: desequilibrio entre gastos e ingresos públicos, ineficiencia económica, escasez de tecnología, falta de financiación, pobreza e inflación. Aunque al igual que sucedió en Cuba y en la China de Mao con una buena distribución de la pobreza.
¿Refleja esta tendencia al populismo un retorno al autoritarismo?
¿Hasta qué punto contribuye el populismo a la equidad social?
¿Cuáles son las consecuencias de la intervención del Estado en la economía y de la nacionalización de recursos naturales?
¿Qué papel tiene la UE en este ámbito y cómo debería reaccionar ante el nuevo populismo de América Latina?
¿Debe España hacer algo?
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