En el año 2004 todas las teorías preconcebidas sobre análisis de riesgos en los países de la UE y EEUU dejaron de tener sentido. Había una gran burbuja de activos inmobiliarios y nadie quería ser el último en quedarse fuera de un pastel que no dejaba de crecer. La financiación de activos por el 100% o incluso más que su valor de tasación se convirtió en una práctica habitual de prestamistas y consumidores. Mientras eso sucedía ¿Qué pasaba con aquellos países vecinos del dónde no se produjo esta especulación? Hablamos de Bolivia o Paraguay frente a Argentina, Afganistán frente a Uzbekistán, Iraq frente a Kuwait, México frente a Estados Unidos, Siria frente a Israel o Marruecos frente a España. La realidad es que gracias, sobre todo a Internet, los primeros eran conscientes que una nube de bonanza recorría el mundo en la que ellos no tomaban parte. ¿El resultado? Occidente se sorprende del rechazo que despierta en Iraq o Afganistán, del giro a la izquierda en el gobierno de Bolivia o Paraguay, del incremento de homicidios en México o del descontento popular en Marruecos o en Siria.
En definitiva vivimos en un mundo globalizado en el que occidente, preocupado por sus propios problemas económicos debe dar la importancia que se merece a la creciente desigualdad con países con los que se comparte frontera pero dónde los ciudadanos no gozan ni han gozado de la protección social y bienestar de los países que en teoría están en crisis: Corea del Sur tiene una renta per cápita 16 veces superior a la de sus vecinos del Norte, Kuwait 14 veces superior a la de Iraq, Israel 6 veces superior a Siria que es la misma proporción que existe entre España y Marruecos (la frontera más desigual en un país de la UE).
Siempre habrá problemas de tráfico de personas y de sustancias ilegales entre los países desiguales. Occidente no puede pretender que otros ciudadanos vean la opulencia de la tienda sin querer entrar en ella. Nuestros propios problemas económicos no deben hacernos perder de vista las fronteras de desigualdad y los problemas que conllevan
Recomiendo encarecidamente a los lectores de este blog, el libro “The borders of Inequality” de Iñigo More
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