Esta mañana hemos conocido los nuevos datos de paro registrado y afiliación a la Seguridad Social en España y puede decirse que no han sido una sorpresa. El paro registrado ha crecido en diciembre en 1.897 personas, lo que supone un peor registro que el correspondiente al mismo mes del año anterior y, por tanto, afianza la sensación de que la economía mantiene su tendencia a la desaceleración hasta el punto de encontrarnos, en estos momentos, en crecimiento negativo. De hecho, la cifra alcanzada de parados registrados en diciembre constituye un record en la serie histórica: 4.422.359 desempleados. Aún así, el dato puntual del mes de diciembre no es tan negativo, puesto que es claramente inferior al comportamiento promedio en los diciembres de la última década (en los que se produjo un crecimiento promedio de 26.000 desempleados) y, por otra parte, el análisis de la serie desestacionalizada indica que se produce un descenso de 13.046 parados en diciembre.
Fátima Báñez, Ministra de Empleo y Seguridad Social.
Sin embargo, la evolución del último año es francamente negativa, puesto que en el conjunto de 2011 el paro registrado se ha incrementado en 322.286 personas y, además, este empeoramiento se ha agravado en la segunda mitad del año. Así, por ejemplo, en el pasado mes de mayo el incremento interanual del desempleo era de “sólo” 123.457 personas, lo que implica, por tanto, que en los últimos siete meses del año 2011 la evolución del paro registrado fue “casi 200.000 parados peor” que lo que sucedió en los mismos meses de 2010.
También la afiliación a la Seguridad Social ha ofrecido malos datos en diciembre, con un descenso de 18.609 afiliados en el promedio del mes. En este caso la caída de la afiliación en diciembre ha sido algo mejor que la se registró en diciembre de 2010 -mes en el que se perdieron 27.728 afiliados- pero nuevamente la evolución en el conjunto de 2011, con una caída de 355.060 afiliaciones, ha sido significativamente peor que la de 2010, año en el que se perdieron 218.857 afiliados.
En resumen, en los últimos meses la economía está empeorando y la recesión tiene sus implicaciones negativas en las cifras de paro y afiliación. Y el nuevo Gobierno, y en particular los altos cargos del Ministerio de Empleo y Seguridad Social -muchos de los cuales tomaron posesión de sus cargos ayer- tienen un difícil camino por delante: realizar un conjunto de reformas complejas que den nacimiento a un nuevo marco de relaciones laborales que, en vez de dificultar la contratación y permitir el despido como la única vía de escape a un empeoramiento económico, consigan justo lo contrario. Y ya conocemos cuáles son las principales resistencias a dichos cambios. Lo hemos visto estos últimos años.
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