El final del 2011 coincide con una fuerte desaceleración de la economía mundial y una revisión a la baja de las previsiones del crecimiento para la eurozona. Las razones de estas malas expectativas son bien conocidas: a) aumento del desempleo, b) incertidumbre sobre si se romperá el euro y en ese caso cómo sería la ruptura, c) disparidad de opiniones de cuál deberá ser el papel que tiene que jugar el Banco Central Europeo, d) incapacidad de algunos líderes europeos de acometer las impopulares reformas estructurales que pongan a nuestras economías en la senda del crecimiento económico y e) como consecuencia de lo anterior la propagación de la desconfianza de los mercados de deuda soberana hacia Alemania y Francia lo que está agudizando las tensiones financieras en la eurozona.
Previsiones de crecimiento para España
En este escenario las previsiones de la economía española para 2012 no pueden ser buenas ni fáciles de elaborar. Hace un año, en esta misma página, señalaba que la economía española crecería en 2011 un 0,7% y acerté, pero para 2012 hacer previsiones sobre España es más complicado ya que 1) existe un elevado grado de incertidumbre de cómo se va a comportar la economía mundial (de lo que depende nuestras exportaciones) y 2) porque se desconoce, por ahora, las áreas, calendario y profundidad del programa de reformas que ejecutará el gobierno de Rajoy.
La horquilla de las previsiones de crecimiento para 2012 es muy amplia y va entre el 1% del BBVA y el -0,7% del The Economist pero todos los servicios de estudios prevén un aumento de la tasa de paro. FUNCAS, por ejemplo, espera que el paro alcance el 23% de la población activa, superior, por tanto, al 21,5% que se prevé para 2011. Este nivel tan alto de desempleo hará que el año que viene el consumo privado se reduzca (-0,4%). A lo que hay que unir la contracción del consumo público (-4%), como consecuencia de la política de reducción del gasto público, y de la inversión (-6%).
Este desplome de la demanda interna (-2,5%), quedará compensado, en parte, por un aumento de las exportaciones de bienes y servicios (4%) y una caída de las importaciones (-2%). Esto supone una contribución muy positiva del sector exterior a la economía. Una tendencia iniciada en 2008, que se ha fortalecido en 2010 y 2011, y que parece que se mantendrá a lo largo de 2012. La elevada capacidad de penetración y diversificación geográfica de las exportaciones españolas de bienes y servicios es un factor fundamental que nos permitirá, vía sector exterior, ir saliendo de la grave crisis que padecemos.
¿Se cumplirán estas predicciones?
La experiencia nos advierte que los cambios más importantes nunca se prevén y es un hecho conocido que las predicciones macroeconómicas fallan más cuando se produce un cambio de Gobierno. Así, si se tardara en hacer las reformas estructurales (la fiscal, bancaria, laboral, de la sanidad, Administraciones Públicas, vivienda, etc.) estaríamos condenados a una situación mucho peor: una recesión más profunda y duradera. En cambio si el gobierno de Mariano Rajoy aprueba urgentemente las reformas, los resultados económicos serán mejores que lo previsto ya que pueden generar la necesaria confianza en los empresarios e inversores extranjeros lo que impulsará el crecimiento de nuestra economía a medio plazo.
Pero, en cualquier caso, la creación de empleo tardará y es muy probable que no llegue hasta el 2013, lo que chocará con los deseos y esperanzas de muchos españoles. Retardo que será tanto menor cuanto mayor sea la capacidad que tengamos los españoles de aceptar las duras e inevitables consecuencias de las reformas. En este escenario tan malo, complicado y turbulento tiene que actuar con rapidez y contundencia el futuro Gobierno de Rajoy. Va a necesitar, para ello, un esfuerzo de pedagogía y comunicación para que los sindicatos, pilotos de Iberia, partidos políticos, empleados públicos, los del 15-M y un largo etcétera acepten la dolorosa cirugía que necesita nuestra economía y arrimen el hombro.
En este contexto se puede mirar a Irlanda, ya que es el único país “rescatado” que ha salido de la crisis, no solo por las reformas estructurales, sino también porque (a diferencia de lo que está ocurriendo en Italia, Grecia o Portugal) su gobierno no ha tenido que hacer frente a manifestaciones sindicales y callejeras que paralizasen su economía. Parte de ese incipiente éxito irlandés hay que atribuirlo a la reducción de los salarios. No está de más seguir insistiendo en la necesidad de reducir los costes empresariales, también los laborales, para mejorar nuestra competitividad.
2012 puede ser un año decisivo si se toman las medidas que eviten el colapso económico de España. No será un año con buenos resultados de crecimiento económico y empleo, pero muy probablemente será el último año en el que estemos dentro del túnel, lo que significará que empezaremos a ver la luz. ¡Feliz año 2013!
Fuente: Rafael Pampillón Olmedo. “¿Luz al final del túnel?”. EXPANSIÓN (Agenda 2012, página 2) . 15 de diciembre de 2011.
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