En los tiempos que corren, me encanta la idea de la equivalencia ricardiana. Ricardo propuso esta idea ya en el s.XIX, y Barro la recuperó hace menos años, pero sigo pensando que, a pesar de que presenta algunas lagunas, esencialmente explica lo que ocurre con el gasto público y los impuestos. Según Ricardo, el aumento de los préstamos y la deuda de los gobiernos puede no tener ningún impacto en el consumo ni en la demanda agregada, porque los consumidores saben que reducciones de impuestos hoy o un aumento del gasto actual darán lugar a aumentos de impuestos futuros para poder pagar esa deuda, y por tanto, empezarían a ahorrar ahora.
Foto: David Ricardo
Si esta teoría es cierta, significa que una reducción de impuestos financiada por un mayor endeudamiento no tendría ningún impacto en el aumento de la demanda agregada, porque los consumidores podrían ahorrar la reducción de impuestos para pagar los aumentos de impuestos en el futuro. De esta manera, si el gobierno pide dinero prestado para financiar una reducción de impuestos, o un aumento del gasto público, los consumidores racionales empezaran a ahorrar ahora porque saben que en el futuro los impuestos tendrán que subir para financiar esa deuda.
Esta teoría pone de manifiesto que los ciudadanos-consumidores-votantes no son/somos ajenos a las decisiones de gasto que toman nuestros gobiernos y que son/somos muy conscientes (en general) de las implicaciones que tendrán sobre su/nuestro futuro, ya que tendremos que ser nosotros los que nos hagamos cargo en el futuro de pagar esa deuda.
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