Entradas Etiquetadas con ‘reformas’

20
Jun
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    [post_content] => Fuente: "¿Es hora de subir los tipos?" publicado ayer en El Mundo. Suplemento Mercados (página 4).

La semana pasada la rentabilidad del bono español a diez años se disparó al 5,75%, frente al 2,95% del bono alemán. Este diferencial de 2,8 puntos marcó el récord del año y pone de manifiesto que los mercados financieros están perdiendo su confianza en la deuda española. ¿Cuáles son las causas? 1) el “efecto contagio” de la insolvencia de la deuda griega y 2) que el mercado está perdiendo la esperanza de que el Gobierno de España vaya a continuar con las reformas económicas, especialmente las conducentes a reducir el gasto público de las Comunidades Autónomas y Ayuntamientos.

Tan pronto las autoridades europeas llegaron, el viernes, a un principio de acuerdo sobre un posible rescate a Grecia la prima de riesgo se redujo y se situó en el 2,6%. Economy WeblogPero si el Gobierno de España no profundiza en las reformas que están pendientes, tendentes a mejorar la productividad de nuestra economía, la prima de riesgo volverá a subir. 

De hecho seguimos con tipos de interés excesivamente altos, porque estamos bajo la mirada de los mercados y cualquier noticia negativa encarece nuestra deuda soberana lo que no sólo aumenta el gasto público sino que dificulta también la financiación privada, puesto que la deuda pública es una referencia para los tipos de interés que deben pagar, empresas, bancos y cajas a sus acreedores.

 Cuadro: Crédito del BCE al Sistema Bancario Español.

La financiación bancaria

Todo el esfuerzo que han hecho los bancos para recuperar el acceso a la financiación en los mercados internacionales se está perjudicando. Como consecuencia, en los ultimos meses, se ha producido un retroceso en las emisiones de bonos bancarios y, para compensarlo, un aumento del crédito concedido por el Banco Central Europeo (BCE) al sistema bancario español, que registró en mayo un notable aumento, alcanzando los 53.000 millones de euros (lo que supone un incremento del 26% respecto al dato de abril). Es la cifra más alta desde el mes de enero. Desgraciadamente, y para empeorar aún más la situación, el tipo de interés de ese crédito está aumentando.

Economy Weblog

Foto: Reunión mensual del Consejo de Gobierno del BCE.

Subida de los tipos de interés del BCE

Efectivamente, el BCE en su reunión de política monetaria de la pasada semana avisó que es muy probable que en su próxima reunión, fechada para el 7 de julio, se produzca una nueva subida de tipos de interés (del crédito que concede al sistema bancario) de 0,25 puntos, lo que aumentará los costes de financiación del sistema bancario de la Eurozona y, por tanto, subirán también los tipos de interés de los créditos que conceden los bancos y las cajas de ahorros a sus clientes. Como es sabido el BCE ya subió los tipos en el mes de abril de este año, desde el 1% al 1,25%, después de 23 meses de mantenerlos inalterados. La razón de esta subida se encuentra en que el BCE considera que la inflación sigue siendo muy elevada. Y aunque en el mes de mayo la inflación de la Eurozona retrocedió una décima situándose en el 2,7% todavía supera el objetivo del BCE, que es el 2%.

Es más, los mercados no sólo están descontando la subida que parece habrá en julio sino también otra más en lo que queda de año. Por lo que no es descartable que los tipos oficiales se sitúen a finales de 2011 en el 1,75%. El euríbor que ahora está situado en el 2,14% podría cerrar el año en torno al 2,5%. Estas posibles subidas de tipos previstas serán una apuesta demasiado arriesgada para la maltrecha economía de la Zona Euro.

Problemas económicos de la subida de tipos

De ahí que el BCE debería considerar no sólo los riesgos de inflación, provocados por el alza en los precios de la energía, sino también los efectos negativos de esa política monetaria restrictiva. Efectivamente, el encarecimiento del dinero generará muchos problemas ya que: 1) reducirá el crecimiento económico de la Eurozona con el riesgo de que aumente el desempleo; 2) incrementará los costes financieros para los bancos y las empresas; 3) los aumentos de los pagos para las familias que tienen hipotecas hará que los ciudadanos consuman menos, lo que, también por esta vía, frenará la economía; 4) apreciará todavía más el euro, lo que hará disminuir la competitividad de las exportaciones de la Eurozona, poniendo también en peligro, por esta vía, el crecimiento económico y el empleo y 5) agravará, todavía más el coste del excesivo endeudamiento público y privado de los países periféricos.

La necesidad de las reformas

Para España, con casi cinco millones de parados, de los que la banca calcula que la mitad tiene hipotecas, la noticia de subida de tipos es mala, ya que de ellos 1,3 millones son parados de larga duración, por lo que al perder el subsidio de desempleo complica todavía más el pago de las cuotas hipotecarias. Hasta ahora las familias han aguantado con una morosidad baja, pero con el paro y la subida de tipos empezará a crecer.

Por lo tanto, sería deseable que el BCE, en su reunión de julio, dejase los tipos de interés inalterados. Por su parte, el Gobierno de España, para evitar una crisis de la deuda pública como la que tuvimos en junio del año pasado, debería continuar con las reformas: 1) acelerar la solución a los problemas de las Cajas de Ahorros, 2) reducir el gasto en las Comunidades Autónomas y 3) flexibilizar todavía más el mercado de trabajo para que las empresas sean más competitivas y pongan a trabajar a la gente joven. Si lo hacemos devolveremos la confianza a los empresarios y a los inversores y España volverá a la senda del crecimiento económico. Si no lo hacemos, los mercados seguirán desconfiando de nuestra capacidad de pago, aumentará la prima de riesgo, como ha ocurrió la semana pasada, y el Estado tendrá más problemas para colocar su deuda.

Fuente: Rafael Pampillón. "¿Es hora de subir los tipos?" El Mundo. Suplemento Mercados (página 4). 19 de junio de 2011.
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Fuente: «¿Es hora de subir los tipos?» publicado ayer en El Mundo. Suplemento Mercados (página 4).

La semana pasada la rentabilidad del bono español a diez años se disparó al 5,75%, frente al 2,95% del bono alemán. Este diferencial de 2,8 puntos marcó el récord del año y pone de manifiesto que los mercados financieros están perdiendo su confianza en la deuda española. ¿Cuáles son las causas? 1) el “efecto contagio” de la insolvencia de la deuda griega y 2) que el mercado está perdiendo la esperanza de que el Gobierno de España vaya a continuar con las reformas económicas, especialmente las conducentes a reducir el gasto público de las Comunidades Autónomas y Ayuntamientos.

Tan pronto las autoridades europeas llegaron, el viernes, a un principio de acuerdo sobre un posible rescate a Grecia la prima de riesgo se redujo y se situó en el 2,6%. Economy WeblogPero si el Gobierno de España no profundiza en las reformas que están pendientes, tendentes a mejorar la productividad de nuestra economía, la prima de riesgo volverá a subir. 

De hecho seguimos con tipos de interés excesivamente altos, porque estamos bajo la mirada de los mercados y cualquier noticia negativa encarece nuestra deuda soberana lo que no sólo aumenta el gasto público sino que dificulta también la financiación privada, puesto que la deuda pública es una referencia para los tipos de interés que deben pagar, empresas, bancos y cajas a sus acreedores.

 Cuadro: Crédito del BCE al Sistema Bancario Español.

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19
May

España creció un 0,1% el primer trimestre de 2010

Escrito el 19 mayo 2010 por María Jesús Valdemoros en Economía española

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    [post_content] => Esta mañana el INE acaba de publicar los datos de la Contabilidad Nacional Trimestral correspondientes al periodo enero-marzo del presente año. Como ya se conocía por el avance trimestral aparecido la semana pasada, se recuperan las tasas de crecimiento intertrimestral positivas tras año y medio de caídas continuas, aunque persiste la caída interanual, eso sí, más moderada. En realidad, los datos de crecimiento anual (-1,3%) y trimestral (+0,1%) conocidos hoy coinciden con los publicados en la estimación o avance de la Contabilidad Nacional Trimestral el pasado día 12 de mayo.

La aportación negativa al crecimiento agregado de la demanda nacional se reduce de –5,3 a –2,5 puntos, mientras que la demanda externa disminuye su contribución al crecimiento del PIB trimestral (de 2,2 a 1,2 puntos).

¿Se mantendrá la recuperación económica?

Por supuesto, la pregunta relevante es la que cabe hacerse sobre la solidez de esta recuperación. Y la respuesta no puede ser demasiado optimista. A corto plazo nos encontramos con la incertidumbre acerca de los efectos que para la reactivación económica puedan tener las distintas medidas de consolidación fiscal aprobadas, anunciadas o insinuadas por el gobierno. Así, en los próximos meses tanto la subida del IVA -o la que ya se rumorea que se aplicará en otros tributos- como el recorte del gasto público ejercerán de política contractiva de la demanda agregada. A estas dudas hemos de sumar también las que genera la difícil situación financiera por la que atraviesan diversos países europeos y que podría derivar en nuevos encarecimientos de la financiación de la que tan necesitada está España.

Reformas estructurales

Pero creo que las mayores amenazas siguen vislumbrándose en un horizonte temporal más largo. Corremos el riesgo de entrar en una larga fase de estancamiento si no se acometen las reformas estructurales cuya necesidad no se quiso ver mientras nuestra economía crecía.  Los problemas que hoy padecemos son las consecuencias lógicas de los excesos y desequilibrios de un crecimiento nada sano. Y esos problemas no se corrigen con el jarabe del recorte del gasto, sino que requieren de cirugía en forma de cambios estructurales en sistemas básicos para el funcionamiento de nuestra economía, como el mercado laboral. Haremos mal si el alivio transitorio de las presiones intensas vividas recientemente nos relaja y nos lleva a posponer un tratamiento a todas luces necesario.
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Esta mañana el INE acaba de publicar los datos de la Contabilidad Nacional Trimestral correspondientes al periodo enero-marzo del presente año. Como ya se conocía por el avance trimestral aparecido la semana pasada, se recuperan las tasas de crecimiento intertrimestral positivas tras año y medio de caídas continuas, aunque persiste la caída interanual, eso sí, más moderada. En realidad, los datos de crecimiento anual (-1,3%) y trimestral (+0,1%) conocidos hoy coinciden con los publicados en la estimación o avance de la Contabilidad Nacional Trimestral el pasado día 12 de mayo. Seguir leyendo…

1
Dic

Ya está aquí la Ley de Economía Sostenible

Escrito el 1 diciembre 2009 por María Jesús Valdemoros en Economía española, Uncategorized

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    [post_content] => Tras una larga espera, el viernes conocíamos por fin los contenidos de la Ley de la Economía Sostenible, anunciada a bombo y platillo por el PSOE y presentada por el propio presidente José Luis Rodríguez Zapatero apenas hace tres días.

Aún es muy pronto para analizar su eficacia, pero podemos hacer ya unas primeras valoraciones. En primer lugar, creo que uno de los grandes aciertos de esta ley es transmitir a la sociedad el mensaje claro de que nuestro antiguo modelo de crecimiento está en sus últimos estertores, siendo necesario por tanto un cambio. Y un cambio dirigido hacia el que es el paradigma de la competitividad de las economías desarrolladas: innovación, tecnología, internacionalización, competencia, eficiencia de las AAPP, etc.

Pero, por supuesto, una ley no transforma el patrón de especialización productiva de una economía tan compleja e importante como la española. Tal y como han reconocido desde el Gobierno (aunque con la boca pequeña para no empañar el show que rodea a la política de nuestros días), el cambio de modelo lo debe protagonizar la sociedad española, desde la total libertad con que los distintos agentes tomen sus decisiones, siempre dentro del marco legal vigente.

Es en ese punto donde más falla, en mi opinión, la nueva ley. No se contemplan reformas estructurales de calado, que son las que permitirían que la libre iniciativa privada, tanto de empresas como de trabajadores y ciudadanos, condujera el anhelado cambio mediante sus actuaciones en mercados eficientes en la asignación de recursos. Por ejemplo, no se dice nada acerca de la reforma del mercado laboral, uno de los más ineficientes del mundo desarrollado, como demuestran nuestras tasas de paro. Tampoco se plantean estrategias bien definidas acerca del modelo energético al que debemos aspirar.

En otras palabras, la ley plantea muchas, muchísimas pequeñas medidas, pero ninguna reforma estructural profunda. Además, algunas de esas medidas eran, en gran parte, conocidas y simplemente se les ha puesto un nuevo y más atractivo envoltorio. Esto supone un peligro, que choca con la llamada al cambio de modelo que hace la propia ley. El peligro reside en la tentación de caer en la autocomplacencia, obnubilados por las muchas cosas que parecen hacerse pero que, en la realidad, son buenos detalles y no políticas ni programas de largo recorrido.

También llama la atención que en el programa de política económica implícito en los recientemente aprobados Presupuestos Generales del Estado, no se apuntan medidas ni políticas claramente coherentes con la nueva Ley. De hecho, algunas de las apuntadas son directamente contradictorias con esa Economía Sostenible, como el recorte presupuestario para la inversión pública en áreas impulsoras de la economía del conocimiento

De todos modos, aunque sea en gran parte una lista de objetivos o deseos, la ley señala cuestiones muy relevantes para nuestra economía y nuestro futuro en las que conviene trabajar muy duro. Es el caso de la simplificación administrativa, la mejora de la formación profesional (y de toda la educación) o la internacionalización empresarial, por señalar sólo algunas.

Confiemos en que el Gobierno entienda esta ley como lo que es -una declaración de objetivos- y no la confunda con lo que no es –una garantía de que el cambio de modelo se producirá-. Si así lo hace, si la concibe como un primer paso en un largo camino, habrá de estar dispuesto a enfrentarse a las muchas reformas necesarias, aun a costa del descontento popular que en algunos momentos supongan. La sociedad española es una sociedad madura; seguro que sabrá entender el porqué de esas reformas y aceptarlas si cuenta con información rigurosa de los efectos benéficos que generarán en el futuro próximo. No le hurtemos esa posibilidad.
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Tras una larga espera, el viernes conocíamos por fin los contenidos de la Ley de la Economía Sostenible, anunciada a bombo y platillo por el PSOE y presentada por el propio presidente José Luis Rodríguez Zapatero apenas hace tres días.

Aún es muy pronto para analizar su eficacia, pero podemos hacer ya unas primeras valoraciones. En primer lugar, creo que uno de los grandes aciertos de esta ley es transmitir a la sociedad el mensaje claro de que nuestro antiguo modelo de crecimiento está en sus últimos estertores, siendo necesario por tanto un cambio. Y un cambio dirigido hacia el que es el paradigma de la competitividad de las economías desarrolladas: innovación, tecnología, internacionalización, competencia, eficiencia de las AAPP, etc.

Pero, por supuesto, una ley no transforma el patrón de especialización productiva de una economía tan compleja e importante como la española. Tal y como han reconocido desde el Gobierno (aunque con la boca pequeña para no empañar el show que rodea a la política de nuestros días), el cambio de modelo lo debe protagonizar la sociedad española, desde la total libertad con que los distintos agentes tomen sus decisiones, siempre dentro del marco legal vigente.

Es en ese punto donde más falla, en mi opinión, la nueva ley. No se contemplan reformas estructurales de calado, que son las que permitirían que la libre iniciativa privada, tanto de empresas como de trabajadores y ciudadanos, condujera el anhelado cambio mediante sus actuaciones en mercados eficientes en la asignación de recursos. Por ejemplo, no se dice nada acerca de la reforma del mercado laboral, uno de los más ineficientes del mundo desarrollado, como demuestran nuestras tasas de paro. Tampoco se plantean estrategias bien definidas acerca del modelo energético al que debemos aspirar.

En otras palabras, la ley plantea muchas, muchísimas pequeñas medidas, pero ninguna reforma estructural profunda. Además, algunas de esas medidas eran, en gran parte, conocidas y simplemente se les ha puesto un nuevo y más atractivo envoltorio. Esto supone un peligro, que choca con la llamada al cambio de modelo que hace la propia ley. El peligro reside en la tentación de caer en la autocomplacencia, obnubilados por las muchas cosas que parecen hacerse pero que, en la realidad, son buenos detalles y no políticas ni programas de largo recorrido.

También llama la atención que en el programa de política económica implícito en los recientemente aprobados Presupuestos Generales del Estado, no se apuntan medidas ni políticas claramente coherentes con la nueva Ley. De hecho, algunas de las apuntadas son directamente contradictorias con esa Economía Sostenible, como el recorte presupuestario para la inversión pública en áreas impulsoras de la economía del conocimiento

De todos modos, aunque sea en gran parte una lista de objetivos o deseos, la ley señala cuestiones muy relevantes para nuestra economía y nuestro futuro en las que conviene trabajar muy duro. Es el caso de la simplificación administrativa, la mejora de la formación profesional (y de toda la educación) o la internacionalización empresarial, por señalar sólo algunas.

Confiemos en que el Gobierno entienda esta ley como lo que es -una declaración de objetivos- y no la confunda con lo que no es –una garantía de que el cambio de modelo se producirá-. Si así lo hace, si la concibe como un primer paso en un largo camino, habrá de estar dispuesto a enfrentarse a las muchas reformas necesarias, aun a costa del descontento popular que en algunos momentos supongan. La sociedad española es una sociedad madura; seguro que sabrá entender el porqué de esas reformas y aceptarlas si cuenta con información rigurosa de los efectos benéficos que generarán en el futuro próximo. No le hurtemos esa posibilidad.

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