Comentaba Antonio Zamora, en este blog, que la Reserva Federal (Fed) tras su reunión de política monetaria del 16 de marzo había decidido mantener el tipo de interés de referencia en “niveles excepcionalmente bajos durante un período de tiempo prolongado”, lo que desde la propia Fed ha llegado a sugerirse que significa un período de unos seis meses. Por tanto, los tipos de interés oficiales (aquellos a los que los bancos centrales prestan dinero al sistema bancario) seguirán en mínimos históricos.
Esta situación de política monetaria superlaxa ha sido la respuesta de la Fed y de casi todos los bancos centrales del mundo a una crisis sin parangón desde la Gran Depresión de los años treinta. Una política que ha consistido en masivas inyecciones de liquidez y que han supuesto una gigantesca expansión de los balances de los bancos centrales (incrementos de base monetaria), especialmente en el caso de los Estados Unidos y del Reino Unido. Todo ello ha contribuido a evitar un escenario deflacionista y a sentar las bases de la recuperación; pero una expansión monetaria de tal magnitud, de mantenerse a medio plazo, generaría fuertes presiones inflacionistas. Para evitar que ello acabe ocurriendo, es necesario plantearse la normalización de la política monetaria, es decir, una estrategia de salida. Seguir leyendo…
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