WP_Post Object ( [ID] => 7697 [post_author] => 115 [post_date] => 2010-09-06 15:36:06 [post_date_gmt] => 2010-09-06 13:36:06 [post_content] => Este verano he tenido dos experiencias inolvidables. La lectura de un artículo de Jonah Lehrer titulado The Power Trip, publicado en The Wall Street Journal y la película de Juan Manuel Cotelo titulada “La última cima”. Ambos trabajos, aprovechando el inicio del curso académico, nos pueden hacer reflexionar sobre como debemos comportarnos con los demás, especialmente, con las personas que están a nuestro cargo, subordinados, alumnos, hijos, secretarias, etc., es decir, con las personas sobre las que tenemos algún tipo de autoridad. ¿Cual debe ser la ética de los que ejercemos algún tipo de poder? y también ¿cual debe ser el comportamiento que, con respecto a sus subordinados, deberían tener los directivos de las empresas? Los estudios muestran que la mejor manera de acumular poder o de llegar a ejercer autoridad es siendo "buena persona", es decir, haciendo a los demás lo que nos gustaría que nos hicieran a nosotros. La película “La última cima” es un compendio de cómo un señor, en este caso un cura, puede ser buena, coherente, virtuosa, simpática y servir a los demás. El artículo The Power Trip explica lo contrario, es decir, como algunas personas, especialmente ejecutivos de empresa, una vez llegan al poder, gracias a su buen comportamiento, en vez de de seguir siendo honestos, pensar en los demás y tener empatía, se vuelven impulsivos, antipáticos, corruptos, imprudentes y groseros. Una pena. ¿Por qué, a veces, la gente abusa de su poder, es decir, solicita sobornos, coquetea con los subordinados o falsifica documentos contables? Según el artículo, uno de los principales problemas cuando se alcanza un cargo de gobierno es que nos hacemos menos receptivos a las necesidades y emociones de los otros. Es decir, muchas veces el poder hace más difícil que empaticemos, que imaginemos el mundo desde la perspectiva de los subordinados. Además, las personas que tenemos algún tipo de autoridad solemos sobrestimar nuestras virtudes morales. En cambio en la película “La última cima” muestra como un Decano de una Facultad de Teología es consciente de que su posición de gobierno tiene como objetivo servir a los demás. Por eso los que rezamos solemos, de vez en cuando, pedir a Dios "por los que gobiernan y ejercen autoridad para que busquen el bien de los demás y no sus ambiciones personales". Querido lector te invito a leer el artículo y a ver la película. [post_title] => La última cima [post_excerpt] => [post_status] => publish [comment_status] => open [ping_status] => open [post_password] => [post_name] => la-ultima-cima [to_ping] => [pinged] => [post_modified] => 2010-09-07 13:29:51 [post_modified_gmt] => 2010-09-07 11:29:51 [post_content_filtered] => [post_parent] => 0 [guid] => https://economy.blogs.ie.edu/?p=7697 [menu_order] => 0 [post_type] => post [post_mime_type] => [comment_count] => 9 [filter] => raw )
Este verano he tenido dos experiencias inolvidables. La lectura de un artículo de Jonah Lehrer titulado The Power Trip, publicado en The Wall Street Journal y la película de Juan Manuel Cotelo titulada “La última cima”. Ambos trabajos, aprovechando el inicio del curso académico, nos pueden hacer reflexionar sobre como debemos comportarnos con los demás, especialmente, con las personas que están a nuestro cargo, subordinados, alumnos, hijos, secretarias, etc., es decir, con las personas sobre las que tenemos algún tipo de autoridad.
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