WP_Post Object ( [ID] => 21019 [post_author] => 115 [post_date] => 2014-12-21 16:11:52 [post_date_gmt] => 2014-12-21 15:11:52 [post_content] =>El año que viene podría ser el año de la apertura económica de Cuba. Efectivamente, esta semana el presidente de Estados Unidos (EEUU) y el de Cuba acordaron normalizar las relaciones diplomáticas y económicas entre los dos países. Esto puede significar el fin del embargo a que EEUU tenía sometida a Cuba. El acuerdo incluye aumentar el comercio entre ambas naciones, el levantamiento de las restricciones a las transacciones financieras y la flexibilización en los límites a las remesas de dinero procedentes de EEUU. Lo que a la postre se convertirá en más grados de libertad y, por tanto, más crecimiento económico y empleo para la economía cubana.
54 años de embargo americano
Este es el motivo por el que muchas empresas estadounidenses, españolas y del resto del mundo han aplaudido el anuncio de la Casa Blanca de empezar a desmantelar el embargo que comenzó hace 54 años. Desde entonces (1960) las relaciones entre Cuba y EEUU se han ido deteriorando paulatinamente incluyendo el famoso incidente de Bahía de Cochinos durante el gobierno del Presidente Kennedy.
Al bloqueo de EEUU se unió en 1989 la caída del Muro de Berlín que provocó en Cuba un estado de emergencia económica que se reflejó en un declive de la producción agrícola, ganadera e industrial. Una crisis brutal (1990-93) que se tradujo en a) una caída del PIB del 35% durante esos cuatro años; b) una drástica reducción de los ingresos fiscales que obligó a una fuerte reducción del gasto público; c) una escasez de bienes en el mercado legal que favoreció el desarrollo espectacular del mercado negro a precios considerablemente más altos y en muchos casos de imposible acceso para la mayoría de la población.
Una de las causas de este deterioro económico fue el bloqueo comercial de EEUU: un nuevo embargo todavía más duro que el de 1960. Efectivamente, en 1992, el Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes de EEUU aprobó el proyecto de ley presentado por el demócrata Robert Torricelli. La ley contemplaba la cancelación de cualquier ayuda de EEUU a los países que comerciasen con Cuba, la prohibición a subsidiarias de compañías norteamericanas de comprar o vender algo a Cuba, y el impedimento de tocar puertos norteamericanos a todos los buques que transportasen algo de o para Cuba. Somos muchos los que pensamos que las sanciones estadounidenses, incluido el embargo, no produjeron los efectos deseados por EEUU de debilitar el régimen político comunista de Cuba. Es más, la amenaza militar norteamericana y el propio empobrecimiento de la Isla favorecieron el mantenimiento del sistema político cubano.
Desde entonces, durante muchos años la economía cubana ha estado dando bandazos hasta que en el año 2008 accedió a la presidencia de la República Raúl Castro. El nuevo Presidente estuvo dudando entre seguir con la política económica de planificación central emprendida por su hermano Fidel o adaptarse a un nuevo orden económico que permitiese ofrecer nuevas expectativas a una población que, con el transcurso de los años, empezaba a desencantarse con el modelo económico cubano y a anhelar un modelo económico occidental. De ahí que en más de una ocasión Raúl haya sabido explicar la cruda realidad cubana. Ha reconocido que muchos de los problemas de Cuba están causados por la falta de incentivos que genera su sistema económico. Y ha estado haciendo llamadas permanentes a la responsabilidad de los cubanos para que contribuyan a dar soluciones concretas a los actuales problemas económicos.
Fue glorioso el día 20 de diciembre de 2010 cuando Raúl Castro informó que sobraban más de un millón de trabajadores en el sector público de Cuba. Como consecuencia diseñó un plan para que paulatinamente fueran despedidos cientos de miles de empleados públicos innecesarios que tuvieron que buscarse la vida y el trabajo en el sector privado. Se trataba de funcionarios subempleados que reducían y frenaban la productividad del sector público, malgastaban el dinero del estado, ya que no aportaban casi ningún beneficio a la sociedad y daban mal ejemplo a los trabajadores productivos que se podían contagiar por el mal ejemplo de esos trabajadores ociosos.
No habrá cambios políticos
A pesar de los cambios introducidos por Raúl y de la ayuda de Venezuela la economía cubana sigue siendo muy ineficiente. Además, la población está muy desilusionada también por que los cambios de política económica han sido escasos y no han supuesto una mejora de su nivel de vida. Raúl quiere que cambien las reglas de juego de la economía del país: que haya más apertura al exterior y más liberalización interna, es decir, menos planificación económica centralizada . Pero en su actitud no hay nada de apertura política. Es decir, que por ahora, al igual que su hermano Fidel no tiene ninguna intención de abrir Cuba a la libertad de expresión y a la democracia.
¿El levantamiento del embargo anunciado esta semana por Barack Obama y Raúl Castro traerá cambios políticos en Cuba? Probablemente no. Mientras estén los Castro en el poder no se producirá un cambio hacia la democracia desde dentro del partido comunista. Parece más realista pensar que Raúl Castro seguirá optando por un sistema de libertad económica con partido único, a imagen y semejanza del que existe en China.
Apertura económica al exterior
Raúl está convencido de las virtudes del mercado y de la competencia dentro de un modelo político socialista. De ahí que del levantamiento del embargo se puedan esperar cambios económicos con importantes beneficios económicos para Cuba:
1) Permitiría el libre comercio entre Cuba y EEUU. A su vez, se suspenderían las serias dificultades impuestas por EEUU a terceros países por importar productos cubanos. El coste de las importaciones cubanas podría reducirse por el ahorro en gastos de transporte ya que EEUU está mucho más próximo a Cuba que los países con los que Cuba comercia habitualmente como pueden ser los países de la Unión Europea, Venezuela, China y Rusia.
2) Además, el fin del embargo contribuiría a diversificar los socios comerciales de Cuba y a reducir la fuerte dependencia económica de Venezuela. De hecho, el futuro acuerdo entre EEUU y Cuba se debe en parte a la drástica reducción del precio del petróleo. El gobierno cubano está descontando que irá desapareciendo la subvención que está recibiendo en los últimos años desde Venezuela en forma de barriles de petróleo.
3) Aumentaría la iniciativa empresarial cubana promocionando el trabajo por cuenta propia. Para ello habría que dar más seguridad jurídica a esta modalidad de trabajo con el objetivo de reducir la incertidumbre y aumentar la confianza en que el Gobierno mantendrá las reglas del juego. Por ejemplo, muchos empresarios cubanos y también extranjeros podrían beneficiarse del espectacular aumento que se produciría en el turismo: agencias de viajes, cadenas hoteleras y empresas de construcción (para mejorar las instalaciones portuarias por la llegada de más barcos de recreo y cruceros estadounidenses a los puertos de la Isla.
4) También aumentaría la inversión directa extranjera. Pero para que esto sea posible el Gobierno de Cuba debe dar toda la seguridad a las empresas extranjeras en lo que se refiere a la posibilidad de repatriar los beneficios obtenidos por sus filiales en Cuba a su sede central.
Conviene señalar que el Partido Republicano de EEUU se opone a la apertura. Y oponiéndose se equivoca. Los más beneficiados de la posible apertura al exterior de Cuba serán los propios ciudadanos de la Isla que llevan muchos años sufriendo penalidades. Tal como señalaron, hace más de 200 años, los padres de la economía, Adam Smith y David Ricardo, el comercio internacional es un factor que contribuye poderosamente a aumentar la renta y la riqueza de los países. Desgraciadamente, el Partido Republicano controla la mayoría del Senado o lo que es lo mismo tiene mucho poder para paralizar el acuerdo ya que el Senado es la cámara que tiene más influencia en la política exterior de EEUU.
Insisto, la posición de los republicanos es un error porque la apertura económica es muy necesaria para mejorar la situación económica y quizá, a medio plazo, política de los cubanos y para que las empresas norteamericanas y de todo el mundo puedan comerciar e instalarse mucho mejor en la Isla. Además, es una decisión que sorprende ya que el Partido Republicano ha sido siempre más partidario del libre comercio y del buen funcionamiento de las empresas que el Partido Demócrata.
Todos sabemos que levantar el embargo a Cuba puede ser bueno, muy bueno, pero eso no significa que la dictadura castrista no siga siendo una oligarquía dominante y extractiva que durante muchos años ha manipulado, oprimido y controlado al pueblo para su propio beneficio. Pero el acuerdo será un paso hacia la libertad económica y quien sabe si también política. En todo caso la llegada de más extranjeros por motivos de turismo o de trabajo permitirá tener en la Isla más observadores independientes que podrían abrir el camino a una mayor libertad de expresión y, en general, a que se respeten en mayor medida los derechos humanos.
Fuente: Rafael Pampillón Olmedo. "2015: cambios profundos en la economía cubana". Expansión, 20 de diciembre de 2014; página 23
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54 años de embargo americano
Este es el motivo por el que muchas empresas estadounidenses, españolas y del resto del mundo han aplaudido el anuncio de la Casa Blanca de empezar a desmantelar el embargo que comenzó hace 54 años. Desde entonces (1960) las relaciones entre Cuba y EEUU se han ido deteriorando paulatinamente incluyendo el famoso incidente de Bahía de Cochinos durante el gobierno del Presidente Kennedy.
Al bloqueo de EEUU se unió en 1989 la caída del Muro de Berlín que provocó en Cuba un estado de emergencia económica que se reflejó en un declive de la producción agrícola, ganadera e industrial. Una crisis brutal (1990-93) que se tradujo en a) una caída del PIB del 35% durante esos cuatro años; b) una drástica reducción de los ingresos fiscales que obligó a una fuerte reducción del gasto público; c) una escasez de bienes en el mercado legal que favoreció el desarrollo espectacular del mercado negro a precios considerablemente más altos y en muchos casos de imposible acceso para la mayoría de la población.
Una de las causas de este deterioro económico fue el bloqueo comercial de EEUU: un nuevo embargo todavía más duro que el de 1960. Efectivamente, en 1992, el Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes de EEUU aprobó el proyecto de ley presentado por el demócrata Robert Torricelli. La ley contemplaba la cancelación de cualquier ayuda de EEUU a los países que comerciasen con Cuba, la prohibición a subsidiarias de compañías norteamericanas de comprar o vender algo a Cuba, y el impedimento de tocar puertos norteamericanos a todos los buques que transportasen algo de o para Cuba. Somos muchos los que pensamos que las sanciones estadounidenses, incluido el embargo, no produjeron los efectos deseados por EEUU de debilitar el régimen político comunista de Cuba. Es más, la amenaza militar norteamericana y el propio empobrecimiento de la Isla favorecieron el mantenimiento del sistema político cubano.
Desde entonces, durante muchos años la economía cubana ha estado dando bandazos hasta que en el año 2008 accedió a la presidencia de la República Raúl Castro. El nuevo Presidente estuvo dudando entre seguir con la política económica de planificación central emprendida por su hermano Fidel o adaptarse a un nuevo orden económico que permitiese ofrecer nuevas expectativas a una población que, con el transcurso de los años, empezaba a desencantarse con el modelo económico cubano y a anhelar un modelo económico occidental. De ahí que en más de una ocasión Raúl haya sabido explicar la cruda realidad cubana. Ha reconocido que muchos de los problemas de Cuba están causados por la falta de incentivos que genera su sistema económico. Y ha estado haciendo llamadas permanentes a la responsabilidad de los cubanos para que contribuyan a dar soluciones concretas a los actuales problemas económicos.
Fue glorioso el día 20 de diciembre de 2010 cuando Raúl Castro informó que sobraban más de un millón de trabajadores en el sector público de Cuba. Como consecuencia diseñó un plan para que paulatinamente fueran despedidos cientos de miles de empleados públicos innecesarios que tuvieron que buscarse la vida y el trabajo en el sector privado. Se trataba de funcionarios subempleados que reducían y frenaban la productividad del sector público, malgastaban el dinero del estado, ya que no aportaban casi ningún beneficio a la sociedad y daban mal ejemplo a los trabajadores productivos que se podían contagiar por el mal ejemplo de esos trabajadores ociosos.
No habrá cambios políticos
A pesar de los cambios introducidos por Raúl y de la ayuda de Venezuela la economía cubana sigue siendo muy ineficiente. Además, la población está muy desilusionada también por que los cambios de política económica han sido escasos y no han supuesto una mejora de su nivel de vida. Raúl quiere que cambien las reglas de juego de la economía del país: que haya más apertura al exterior y más liberalización interna, es decir, menos planificación económica centralizada . Pero en su actitud no hay nada de apertura política. Es decir, que por ahora, al igual que su hermano Fidel no tiene ninguna intención de abrir Cuba a la libertad de expresión y a la democracia.
¿El levantamiento del embargo anunciado esta semana por Barack Obama y Raúl Castro traerá cambios políticos en Cuba? Probablemente no. Mientras estén los Castro en el poder no se producirá un cambio hacia la democracia desde dentro del partido comunista. Parece más realista pensar que Raúl Castro seguirá optando por un sistema de libertad económica con partido único, a imagen y semejanza del que existe en China.
Apertura económica al exterior
Raúl está convencido de las virtudes del mercado y de la competencia dentro de un modelo político socialista. De ahí que del levantamiento del embargo se puedan esperar cambios económicos con importantes beneficios económicos para Cuba:
1) Permitiría el libre comercio entre Cuba y EEUU. A su vez, se suspenderían las serias dificultades impuestas por EEUU a terceros países por importar productos cubanos. El coste de las importaciones cubanas podría reducirse por el ahorro en gastos de transporte ya que EEUU está mucho más próximo a Cuba que los países con los que Cuba comercia habitualmente como pueden ser los países de la Unión Europea, Venezuela, China y Rusia.
2) Además, el fin del embargo contribuiría a diversificar los socios comerciales de Cuba y a reducir la fuerte dependencia económica de Venezuela. De hecho, el futuro acuerdo entre EEUU y Cuba se debe en parte a la drástica reducción del precio del petróleo. El gobierno cubano está descontando que irá desapareciendo la subvención que está recibiendo en los últimos años desde Venezuela en forma de barriles de petróleo.
3) Aumentaría la iniciativa empresarial cubana promocionando el trabajo por cuenta propia. Para ello habría que dar más seguridad jurídica a esta modalidad de trabajo con el objetivo de reducir la incertidumbre y aumentar la confianza en que el Gobierno mantendrá las reglas del juego. Por ejemplo, muchos empresarios cubanos y también extranjeros podrían beneficiarse del espectacular aumento que se produciría en el turismo: agencias de viajes, cadenas hoteleras y empresas de construcción (para mejorar las instalaciones portuarias por la llegada de más barcos de recreo y cruceros estadounidenses a los puertos de la Isla.
4) También aumentaría la inversión directa extranjera. Pero para que esto sea posible el Gobierno de Cuba debe dar toda la seguridad a las empresas extranjeras en lo que se refiere a la posibilidad de repatriar los beneficios obtenidos por sus filiales en Cuba a su sede central.
Conviene señalar que el Partido Republicano de EEUU se opone a la apertura. Y oponiéndose se equivoca. Los más beneficiados de la posible apertura al exterior de Cuba serán los propios ciudadanos de la Isla que llevan muchos años sufriendo penalidades. Tal como señalaron, hace más de 200 años, los padres de la economía, Adam Smith y David Ricardo, el comercio internacional es un factor que contribuye poderosamente a aumentar la renta y la riqueza de los países. Desgraciadamente, el Partido Republicano controla la mayoría del Senado o lo que es lo mismo tiene mucho poder para paralizar el acuerdo ya que el Senado es la cámara que tiene más influencia en la política exterior de EEUU.
Insisto, la posición de los republicanos es un error porque la apertura económica es muy necesaria para mejorar la situación económica y quizá, a medio plazo, política de los cubanos y para que las empresas norteamericanas y de todo el mundo puedan comerciar e instalarse mucho mejor en la Isla. Además, es una decisión que sorprende ya que el Partido Republicano ha sido siempre más partidario del libre comercio y del buen funcionamiento de las empresas que el Partido Demócrata.
Todos sabemos que levantar el embargo a Cuba puede ser bueno, muy bueno, pero eso no significa que la dictadura castrista no siga siendo una oligarquía dominante y extractiva que durante muchos años ha manipulado, oprimido y controlado al pueblo para su propio beneficio. Pero el acuerdo será un paso hacia la libertad económica y quien sabe si también política. En todo caso la llegada de más extranjeros por motivos de turismo o de trabajo permitirá tener en la Isla más observadores independientes que podrían abrir el camino a una mayor libertad de expresión y, en general, a que se respeten en mayor medida los derechos humanos.
Fuente: Rafael Pampillón Olmedo. «2015: cambios profundos en la economía cubana». Expansión, 20 de diciembre de 2014; página 23
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