WP_Post Object ( [ID] => 20634 [post_author] => 115 [post_date] => 2014-06-08 23:00:57 [post_date_gmt] => 2014-06-08 21:00:57 [post_content] => Esta semana se ha publicado abundante información sobre la economía de la eurozona (inflación, sector manufacturero y política monetaria). En mayo, la tasa interanual de inflación del conjunto de los 18 países que comparten el euro creció menos de los esperado y registró su nivel más bajo en más de cuatro años (0,5%). Por su parte, la inflación subyacente (que excluye energía, alimentos, tabaco y alcohol) alcanzó en mayo su mínimo histórico (0,7%). Estos indicadores muestran la debilidad de la recuperación económica de la zona del euro. Estancamiento económico A la caída en los precios de los bienes de consumo se une la ralentización de la actividad manufacturera. Esta semana hemos conocido que el índice de actividad industrial de la zona del euro elaborado por Markit se situó en mayo en el 52,2 frente al 53,4 de abril. (No se debe olvidar que si este índice se mantiene por debajo de los 50 puntos significa recesión). Un dato que acompaña al bajo crecimiento de la eurozona durante el primer trimestre de este año (+0,2%) y que estuvo muy por debajo de las previsiones (+0,4%). Conviene recordar que aunque la zona del euro salió de la recesión en el segundo trimestre de 2013, lo está haciendo a un ritmo muy lento y sigue lejos de alcanzar una situación económica aceptable. Precisamente el jueves el Banco Central Europeo (BCE) se vio obligado al a revisar nuevamente a la baja las perspectivas de crecimiento y de inflación. En concreto, el BCE espera que la economía de la eurozona crezca este año un 1%, dos décimas menos de lo previsto en marzo. También ha revisado a la baja la inflación situándola en el 0,7% para el final de este año, frente al 1% que había previsto en el mes de marzo. Este escenario a todas luces preocupante, obligó al BCE en su reunión de esta semana a reducir el tipo de interés de intervención hasta un nuevo mínimo histórico del 0,15% y a prestar 400.000 millones de euros adicionales a la banca con la finalidad de facilitar el crédito a las empresas y a las familias (no para compra de vivienda). El hecho de que todas estas medidas se hayan aprobado por unanimidad, refuerza las expectativas de que el BCE podría adoptar nuevas medidas expansivas en próximas reuniones, como, por ejemplo, un programa de compra de activos a gran escala que impulsara todavía más la liquidez. Mayor crecimiento y empleo Esta política monetaria expansiva va a favorecer a la economía de los países de la zona euro y, por tanto, también a la economía española por varios motivos: a) la depreciación del euro, especialmente frente al dólar, aumentará la competitividad de las exportaciones españolas en los mercados exteriores que no tienen como moneda el euro; b) la mayor facilidad en la concesión de créditos favorecerá a las empresas que podrán financiar mejor su actividad; c) las entidades de crédito aumentarán su capacidad de financiación, ofreciendo mayores garantías para recibir más crédito del BCE; y d) las expectativas sobre una mayor liquidez ayudarían a reducir también los tipos de interés interbancarios, mejorando así la concesión de préstamos entre las entidades financieras y abaratando las cuotas hipotecarias. En definitiva, la política monetaria expansiva de BCE ayudará a la recuperación económica de España y de la zona del euro generando crecimiento económico, empleo, ingresos fiscales y consumo; a la vez que una mayor inflación aliviaría la carga de deuda tanto pública y como privada. Sin embargo, la política monetaria, el aumento del crédito y la depreciación del euro, aun siendo muy importantes, no son suficientes para asegurar el crecimiento a largo plazo. Para resolver los problemas económicos de Europa y de España además de la política monetaria son necesarias las reformas estructurales. De ahí que se deba seguir insistiendo en la necesidad de seguir con la agenda de las reformas estructurales. En concreto en España sigue siendo necesario mejorar el funcionamiento y la oferta de los mercados de productos y servicios, liberalizar todavía más el mercado laboral y hacer una reforma tributaria y de las administraciones públicas que anime el crecimiento económico y el empleo a la vez que corrija el déficit público. Fuente: Rafael Pampillón Olmedo. "Política monetaria y crecimiento económico". Expansión. Sábado, 7 de junio de 2014; página 24. [post_title] => Política monetaria y crecimiento económico [post_excerpt] => [post_status] => publish [comment_status] => open [ping_status] => open [post_password] => [post_name] => politica-monetaria-y-crecimiento-economico [to_ping] => [pinged] => [post_modified] => 2014-06-09 09:21:21 [post_modified_gmt] => 2014-06-09 07:21:21 [post_content_filtered] => [post_parent] => 0 [guid] => https://economy.blogs.ie.edu/?p=20634 [menu_order] => 0 [post_type] => post [post_mime_type] => [comment_count] => 1 [filter] => raw )
Esta semana se ha publicado abundante información sobre la economía de la eurozona (inflación, sector manufacturero y política monetaria). En mayo, la tasa interanual de inflación del conjunto de los 18 países que comparten el euro creció menos de los esperado y registró su nivel más bajo en más de cuatro años (0,5%). Por su parte, la inflación subyacente (que excluye energía, alimentos, tabaco y alcohol) alcanzó en mayo su mínimo histórico (0,7%). Estos indicadores muestran la debilidad de la recuperación económica de la zona del euro.
Estancamiento económico
A la caída en los precios de los bienes de consumo se une la ralentización de la actividad manufacturera. Esta semana hemos conocido que el índice de actividad industrial de la zona del euro elaborado por Markit se situó en mayo en el 52,2 frente al 53,4 de abril. (No se debe olvidar que si este índice se mantiene por debajo de los 50 puntos significa recesión). Un dato que acompaña al bajo crecimiento de la eurozona durante el primer trimestre de este año (+0,2%) y que estuvo muy por debajo de las previsiones (+0,4%).
Conviene recordar que aunque la zona del euro salió de la recesión en el segundo trimestre de 2013, lo está haciendo a un ritmo muy lento y sigue lejos de alcanzar una situación económica aceptable. Precisamente el jueves el Banco Central Europeo (BCE) se vio obligado al a revisar nuevamente a la baja las perspectivas de crecimiento y de inflación. En concreto, el BCE espera que la economía de la eurozona crezca este año un 1%, dos décimas menos de lo previsto en marzo. También ha revisado a la baja la inflación situándola en el 0,7% para el final de este año, frente al 1% que había previsto en el mes de marzo.
Este escenario a todas luces preocupante, obligó al BCE en su reunión de esta semana a reducir el tipo de interés de intervención hasta un nuevo mínimo histórico del 0,15% y a prestar 400.000 millones de euros adicionales a la banca con la finalidad de facilitar el crédito a las empresas y a las familias (no para compra de vivienda). El hecho de que todas estas medidas se hayan aprobado por unanimidad, refuerza las expectativas de que el BCE podría adoptar nuevas medidas expansivas en próximas reuniones, como, por ejemplo, un programa de compra de activos a gran escala que impulsara todavía más la liquidez.
Mayor crecimiento y empleo
Esta política monetaria expansiva va a favorecer a la economía de los países de la zona euro y, por tanto, también a la economía española por varios motivos:
a) la depreciación del euro, especialmente frente al dólar, aumentará la competitividad de las exportaciones españolas en los mercados exteriores que no tienen como moneda el euro;
b) la mayor facilidad en la concesión de créditos favorecerá a las empresas que podrán financiar mejor su actividad;
c) las entidades de crédito aumentarán su capacidad de financiación, ofreciendo mayores garantías para recibir más crédito del BCE; y
d) las expectativas sobre una mayor liquidez ayudarían a reducir también los tipos de interés interbancarios, mejorando así la concesión de préstamos entre las entidades financieras y abaratando las cuotas hipotecarias.
En definitiva, la política monetaria expansiva de BCE ayudará a la recuperación económica de España y de la zona del euro generando crecimiento económico, empleo, ingresos fiscales y consumo; a la vez que una mayor inflación aliviaría la carga de deuda tanto pública y como privada.
Sin embargo, la política monetaria, el aumento del crédito y la depreciación del euro, aun siendo muy importantes, no son suficientes para asegurar el crecimiento a largo plazo. Para resolver los problemas económicos de Europa y de España además de la política monetaria son necesarias las reformas estructurales.
De ahí que se deba seguir insistiendo en la necesidad de seguir con la agenda de las reformas estructurales. En concreto en España sigue siendo necesario mejorar el funcionamiento y la oferta de los mercados de productos y servicios, liberalizar todavía más el mercado laboral y hacer una reforma tributaria y de las administraciones públicas que anime el crecimiento económico y el empleo a la vez que corrija el déficit público.
Fuente: Rafael Pampillón Olmedo. «Política monetaria y crecimiento económico«. Expansión. Sábado, 7 de junio de 2014; página 24.
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