La reunión de política monetaria de la Fed que ha comenzado hoy y que termina mañana puede ser la más importante del año, en especial si aprovecha la que parece una excelente oportunidad para iniciar una retirada de estímulos monetarios cuya anticipación ha marcado a los mercados financieros en 2013 y cuya puesta en marcha puede marcarlos también en 2014.
Las referencias económicas, políticas e incluso la evolución del mercado de las últimas semanas apoyan la posibilidad de que el tan esperado y temido QExit (progresiva reducción de las compras mensuales de títulos) sea anunciado mañana mismo.
Y es que las tres condiciones principales que debían darse, a tenor de lo expuesto por el propio Bernanke tras el «gatillazo» de septiembre (la Fed sorprendió a todos manteniendo el programa de compras), se cumplen:
1) datos económicos sólidos: los datos de empleo de noviembre superaron las expectativas, con una creación neta de más de 200.000 empleos y un descenso de la tasa de paro de tres décimas hasta el 7,0%, acumulándose así un recorte de 1,1 pp desde el inicio del programa expansivo en septiembre de 2012, lo que ha llevado a algunos miembros de la Fed a sugerir que ha llegado el momento de actuar;
2) política fiscal menos incierta: los líderes republicanos y demócratas han llegado a un acuerdo presupuestario para los próximos dos años, que ya ha sido refrendado por la Cámara de Representantes y que en los próximos días lo será previsiblemente por el Senado, queno sólo elimina el riesgo de un nuevo cierre federal en enero (aunque no resuelve la cuestión del techo de la deuda que se alcanzaría en febrero), sino que reduce el lastre fiscal previsto en 2014; y
3) las condiciones financieras no plantean ahora la amenaza económica que el 18 de septiembre asustaba a la Fed, pues se ha comprobado que los repuntes de la curva de rentabilidades desde mayo no han frenado a la economía, que incluso ha dado nuevas señales de fortaleza, y la evolución neta de la curva desde entonces, ayudada por el «forward guidance» de la Fed, ha sido en conjunto a la baja.
La reunión de Fed, además, ofrece la posibilidad de explicar bien la decisión (conferencia de prensa posterior de Bernanke) y de acompañarla por un refuerzo de la orientación sobre tipos (publicación de nuevas previsiones económicas y de tipos) que contribuya a minimizar el impacto sobre la curva. Además del alejamiento de las perspectivas de subidas de tipos, la Fed puede introducir refuerzos adicionales, como una tasa de inflación mínima por debajo de la cual no se plantee subir tipos.
Es también una excelente ocasión para que Bernanke se despida asumiendo la responsabilidad de iniciar la retirada del programa que el mismo impulsó y que tiene una relación rentabilidad-coste decreciente: el impacto estimulador sobre la economía es cada vez menor y los costes potenciales (distorsiones en los precios de los activos y riesgos de repuntes futuros excesivos de las curvas de tipos y/o de la inflación) crecientes.
Lo anterior no significa que no sea probable una reacción adversa de los mercados en caso de anunciarse el inicio del «tapering» (retirada de estímulos) o incluso en caso de sugerirse que podría iniciarse ya en enero. Los repuntes de rentabilidades continuarán y hasta es posible que los tramos cortos repunten también en alguna medida si las nuevas previsiones de tipos de la Fed no llegan a estar a la (baja) altura de las expectativas implícitas en las actuales cotizaciones (en torno a un 1% en diciembre de 2016, frente a la mediana del 2% de las previsiones de septiembre).
También es probable que los recientes retrocesos de la renta variable se prolonguen durante algún tiempo, que el dólar se aprecie y que sean los mercados emergentes (bonos, divisas y renta variable) los más vulnerables. Sin embargo, los argumentos precedentes y la escasa magnitud previsible de la retirada inicial de estímulos (hasta 10.000 M USD mensuales menos en compras de deuda pública, desde un total actual de 85.000 M USD entre deuda pública e hipotecaria) nos llevan a esperar un “impacto controlado”, compatible con que la TIR de EEUU a diez años pueda mantenerse por debajo del 3% en las próximas semanas.
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