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Ayer  la OCDE publicó los primeros resultados sobre el informe PISA (Programme for International Student Assessment)”.del año 2012. En él se analiza la destreza en lectura, matemáticas y ciencias de más de medio millón de estudiantes, de todo el mundo, de entre quince y dieciséis años. Además, no sólo permite obtener el nivel de formación de los adolescentes, sino que se sirve de éstos resultados para analizar las consecuencias que tienen las políticas educativas sobre el capital humano.

Lamentablemente, la situación de España no es muy favorable en ninguno de los dos aspectos. El desempeño general de los alumnos continúa por debajo del de los países miembros de la OCDE y de la UE; por tanto, el sistema educativo no está generando los resultados adecuados.

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En el año 2012, los mayores cambios de nuestro país no se han producido en los resultados de la prueba, un examen tipo test de dos horas de duración, sino en la menor equidad y aprovechamiento de los recursos educativos.

Desigualdad

En España la desigualdad educativa ha aumentado. La brecha de género se ha ensanchando en el último informe; los resultados de los chicos son mejores en matemáticas y ciencias frente a la mayor destreza de las chicas en lectura. Del mismo modo, en España las diferencias socio-económicas entre los estudiantes de un mismo centro y el ser inmigrante condiciona el aprendizaje más que en la media de los países de la OCDE.

También hay grandes  diferencias entre Comunidades Autónomas. Madrid, Castilla y León y Navarra que han obtenido resultados por encima de la media de la OCDE y de la UE en todas las pruebas; sin embargo, Murcia y Extremadura se encuentran por debajo incluso de la media española.

Matemáticas

Otro problema es el mal uso que se hace los recursos educativos. El 30% de los adolescentes españoles ha repetido al menos un curso, este rendimiento académico a todas luces deficiente supone un coste que representa el 8% de todo el gasto nacional en educación. Para evaluar los factores que incentivan esta situación, la OCDE ha tenido en cuenta por primera vez en el año 2012 la opinión de los alumnos sobre su centro educativo y su motivación para estudiar matemáticas. En general los estudiantes están contentos con sus colegios e institutos pero tienen poco interés y les falta motivación para el estudio de las matemáticas, eje central de este informe. Del mismo modo, la utilización de los recursos se ve limitada por la falta de confianza que tienen los alumnos, especialmente las chicas, en sus propias capacidades para el estudio.

Llegados a este punto, deberíamos plantearnos qué podemos hacer para mejorar la situación de nuestro sistema educativo. En España, la mayor parte de la escolarización la proporciona el Estado y es obligatoria hasta los 16 años y los estudiantes no solo están satisfechos con sus centros educativos sino que también desarrollan un gran sentimiento de pertenencia al mismo. Éstas aunque en teoría son condiciones favorables para lograr un buen rendimiento académico, sin embargo, éste según el Informe PISA no se produce.

El gasto en educación

Hasta ahora en España parece que la estrategia ha consistido en incrementar el gasto en educación, un 35% en los últimos diez años, alcanzando un nivel similar al de la OCDE. Sin embargo, el desempeño de los alumnos no ha mejorado en relación a ese mayor gasto. Por lo tanto, continuar aumentándolo no tiene garantías de éxito futuro.

La necesaria implicación de los profesores

La solución al estancamiento de la educación española se encuentra en sus profesionales. Los países cuyos profesores se sienten más partícipes del sistema educativo son los que obtienen los mejores resultados. El objetivo de las políticas en educación debería ser implicar activamente a los profesores españoles en el sistema, dotándoles de una mayor libertad de gestión de los aspectos que estén directamente relacionados con su labor, incluyendo el diseño de los planes de estudio.

Esto no implicaría una autonomía total, se mantiene la supervisión a nivel nacional y autonómico de los centros, pero si favorecería que el positivo sentimiento de pertenencia al centro que tienen los alumnos se extendiese también al profesorado. De ese modo, aumentaría tanto la colaboración entre los profesionales como las evaluaciones de calidad y docencia, externas e internas, favoreciendo un cierto clima de competencia, que incrementaría la productividad, es decir, mejoraría el rendimiento académico.

Sin educación no hay crecimiento

Para que esto se lleve a cabo todos deberíamos ser conscientes de la vinculación existente entre educación y economía. La base del crecimiento económico de una región está en los individuos que la forman. Un buen nivel educativo permite a los jóvenes una mejor inserción en la sociedad adulta, que tendrá un nivel alto de capital humano y una adecuada formación en valores. Será esta sociedad la que continuará desarrollando el país, que podrá crecer económicamente sobre unos pilares sólidos y duraderos que una vez fueron estudiantes de secundaria.

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