La crisis del 2009 cambió drásticamente la posibilidad de una industria de automoción global. Por continentes la más afectada fue la europea, atrapada entre una demanda decreciente, y costes de producción estructuralmente altos. La nueva ola de situaciones concursales en el sector de automoción francés ilustra claramente el problema Europeo. Entre Agosto del 2012 y Julio del 2013 su número se incrementó en un 11%. Peor noticia es que el coste financiero de estos concursos para los suministradores, aumentó en el mismo periodo un 35% debido al gran número de empresas que quebraron, especialmente entre los traders (58% del total) y sub contratistas (24% del total).
En este contexto los grupos internacionales de automoción están volcando sus esfuerzos en mercados emergentes, principalmente en Turquía y Rusia. En el primer caso como consecuencia de su definido enfoque exterior y unos costes competitivos y en el segundo por un enorme y dinámico mercado doméstico. Son dos destinos con ciertos riesgos, pero con un gran potencial . Para aquellas firmas que hayan puesto sus ojos en estos dos países no hay que perder de vista que el 40% de la exportación de la automoción turca va a la Unión Europea (de ahí una gran dependencia), que hoy en día sufre una carga impositiva elevada. En Rusia los subcontratistas internacionales se encuentran con el tradicional proteccionismo, a pesar del acceso del país a la OMC. Las oportunidades se presentan en un enorme potencial de crecimiento ya que Turquía cuenta con 151 vehículos por cada 1.000 habitantes y Rusia, 260, frente a los estándares europeos de 613.
Definitivamente el crecimiento del sector de automoción europeo vendrá en los próximos años de estos mercados antes que del Viejo Continente
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