La semana pasada el FMI ha pronosticado para España una caída del PIB del 1,5% para el 2012 este año y del 1,3% en 2013. El país se situará, junto a Grecia, a la cola del crecimiento mundial. La previsión para 2013 es significativamente peor a lo estimado por el Gobierno (-0,5%), si bien resulta algo más positiva que la media del consenso de analistas (-1,6%).
Hay una corriente que parece pensar que saldremos de esta, igual que hemos salido de ocasiones similares y otra que reflexiona en qué quizás se debería tomar iniciativas para dejar de estar en el vagón de cola del crecimiento mundial y con una tasa de paro, sólo similar, en el contexto internacional, a la de Sudáfrica (país en el que sus primeras elecciones democráticas fueron hace menos de 20 años).
Las herramientas con las que cuentan los gobiernos son principalmente dos: políticas monetarias y fiscales. En el caso de España, la política monetaria viene lastrada por nuestra pertenencia al Euro. Soy de los que piensa que en un país que arrastra un déficit comercial histórico (USD 54.700M a Julio 2012) y una gran dependencia de las materias primas (el 100% del petróleo que se consume internamente se importa), un Euro fuerte tiene más ventajas que inconvenientes. Por lo tanto quién marca la política monetaria de los 17 es el Banco Central Europeo y se podría señalar que desde el inicio de la crisis , ésta ha sido restrictiva, lo que ha afectado negativamente a la inversión, la demanda agregada y la producción y por lo tanto el empleo. Este tipo de políticas son adecuadas para enfriar la economía con lo que en un periodo de estancamiento el efecto ha sido multiplicador.
Respecto a la fiscalidad llevamos, desde Mayo del 2011 con políticas restrictivas que han provocado una disminución de la demanda y del tipo de interés real. Esto último podía haber reactivado ligeramente el consumo y la inversión, pero además del interés, hay una segunda variable que incide de una forma muy relevante : las expectativas del consumidor y del empresario. Un entorno de recesión y de incremento continuado del paro no incitan al gasto, a pesar de tener los tipos de interés más bajos de los últimos cincuenta años
Por lo tanto:
¿Por qué no aplicamos una política monetaria expansiva? Porque no podemos
¿Por qué no aplicamos una política fiscal expansiva? Porque tenemos un déficit en el presupuesto previsto para el 2012 año del 6,7 (frente a una media en la zona Euro del 3,3) y porque nuestro enorme déficit de cuenta corriente (USD 39.100M a Julio 2012) sólo es sostenible con un endeudamiento con el resto del mundo. El nivel de deuda se puede mantener si genera un pago de intereses soportable para el prestatario (de ahí la importancia de la famosa prima de riesgo) y de la capacidad del deudor de conseguir que su economía crezca, se aumente la recaudación fiscal, se incrementen las exportaciones y se atraiga capital extranjero O conseguimos que todas estas partidas crezcan o reducimos el gasto.
Somos un país que gasta más de lo que ingresa y vive la importación del ahorro externo. Salvo que se trate de Estados Unidos, esta situación no puede perdurar en el tiempo. La solución tendrá que venir por adecuar gastos a ingresos, tan simple y tan complicado a la vez para nuestra mentalidad.
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