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Sep

Artículo publicado hoy en el diario Expansión, página 38.

Esta semana hemos recibido datos muy malos del mes de julio de los sectores de la industria, construcción y servicios. Las cifras económicas, publicadas por el INE, permiten aseverar que la economía española sigue sufriendo un fuerte varapalo.

La Industria

Así, los datos de actividad de la industria fueron en julio los peores desde finales de 2009: destacan el deterioro de la entrada de pedidos de bienes de equipo (-16,9% interanual, la mayor caída en tres años), seguido por los bienes de consumo duradero (-11,1%). Señalan fuertes caídas en la demanda de bienes de inversión y de consumo.

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Sector de la construcción

Los indicadores de la construcción del mes de julio muestran también que la producción de este sector sigue reduciéndose y van ya seis años consecutivos. Desde sus máximos el sector de la construcción acumula un deterioro de un 60%; se sitúa en niveles de hace 25 años. En consonancia con este desplome de la actividad constructora, el consumo de cemento cayó en agosto, en tasa interanual, un 33,6%. Desde los máximos en el inicio de la crisis (2007) la demanda de cemento acumula una contracción del 73%, por debajo de los 15,4 millones de toneladas: son niveles de 1968.

Los servicios

El sector de los servicios de mercado, que representa el 51% del PIB de la economía española, sufrió también en el mes de julio un descalabro. La tasa anual de la cifra de negocios del Sector Servicios de mercado se situó en el –4,9% y si eliminamos el efecto calendario, la variación anual del índice general se sitúa en julio en el –6,6%, más de un punto y medio por debajo de la tasa registrada el mes anterior. Todas la actividades se encuentran en tasas negativas, destacan las agencias de viaje y operadores turísticos (-11,6% interanual), las empresas cinematográficas, de programación y emisión de radio y televisión y de edición musical (-18%), las relacionadas con el comercio (-5,4%) sobre todo la venta y reparación de vehículos y motocicletas (-14%) y, en menor medida los bares y restaurantes (-6,8%). Detrás de estos indicadores de los sectores económicos se encuentra una economía deprimida y sometida a unos ajustes de mucho calado. En este contexto de economía en recesión las dificultades para conseguir ingresos fiscales aumentan.

¿Cómo podemos salir de situación tan complicada?

Aunque parezca paradójico, para salir de la crisis se debe seguir insistiendo en la necesidad de alcanzar el objetivo de déficit público. ¿Cómo? Se me ocurren cuatro caminos.

1) Lucha contra el fraude. La falta de ingresos fiscales que sufre España no se soluciona con más subidas de impuestos, sino con medidas agresivas e innovadoras contra la evasión fiscal. De ahí que resulte alentador que la Agencia Tributaria haya recaudado 6.415 millones de euros en los siete primeros meses del año en la lucha contra el fraude fiscal, un 15,3% más que en el mismo periodo del año anterior. Hay que felicitar a la Agencia Tributaria por su buen hacer.

2) Reducir el gasto público ineficiente. Como muy probablemente la lucha contra la evasión de impuestos no será suficiente para alcanzar el objetivo del déficit, habrá que seguir trabajando para reducir el gasto público. Y parece que, después de que les hayan subido los impuestos, lo que están reclamando los ciudadanos a los políticos para cumplir con el objetivo del déficit es que reduzcan el gasto público innecesario e improductivo que en muchas ocasiones conduce a la corrupción y al escándalo. Parte de esa ineficiencia son los frecuentes casos de competencias duplicadas, que hace que distintas Administraciones Públicas presten el mismo servicio que va desde eventos culturales o deportivos hasta el apoyo a la inmigración, pasando por la diseminación de embajadas regionales por medio mundo (hasta 300 se encuentran abiertas en la actualidad, solapando su tarea con la del Ministerio de Asuntos Exteriores, ICEX, Secretaría de Estado de Comercio, etc.). Y también a las 1.450 empresas públicas municipales y a las 857 autonómicas muchas de las cuales se deberían privatizar o eliminar.

3) Redimensionar el Estado de Bienestar. Si se quiere cumplir con el objetivo de déficit no basta con podar el gasto ineficiente, aunque sea impopular hay que reducir las prestaciones sociales.

4) Bajar los gastos financieros del Estado. La vuelta a la confianza de los inversores en la economía española puede también mejorar nuestras cuentas públicas. Es más, la mejor noticia que hemos recibido esta semana ha sido la bajada de los tipos de interés en las subastas del Tesoro. La razón hay que buscarla en la mayor confianza de los mercados en nuestra economía provocada por:

a) la promesa del Banco Central Europeo de poner su ilimitada capacidad financiera al servicio de un futuro rescate,

b) las reformas prometidas por el gobierno y

c) el mejor cumplimiento del objetivo del déficit, con respecto al año pasado, gracias al mayor ajuste realizado en el gasto de las Comunidades Autónomas. La bajada de los tipos va a reducir los gastos financieros de las Administraciones Públicas y por ende el déficit público.

Un círculo virtuoso en el que más confianza puede generar menos gasto público lo que a su vez reduce el déficit lo que dará todavía más confianza a los mercados.

 En resumen, las últimas cifras económicas muestran un debilitamiento adicional de la actividad económica durante este tercer trimestre. Desgraciadamente, son empresas que están cerrando, personas que se van al paro, y créditos que no se pagan (la morosidad está en máximos históricos). Con caídas en la demanda interna (consumo privado y consumo público; inversión pública y privada) la única salida siguen siendo las exportaciones. Desde el punto de vista de la financiación de la economía la reducción de los tipos de interés no sólo reducirá el déficit público sino también los gastos financieros de las compañías puesto que los tipos de interés a los que se financia el Tesoro son la base sobre la que se construyen los tipos de interés de casi todos los bonos corporativos. Por eso no solo están bajando los tipos de interés de los Bonos del Tesoro sino que también lo hacen los de los bonos que emiten las empresas y no se debe olvidar que en una situación de poco crédito bancario las empresas necesitan financiarse en el mercado de bonos.

En definitiva, se debe seguir insistiendo en la lucha contra el fraude, el redimensionamiento del sector público autonómico y municipal para hacerlos más pequeños y más eficientes y en conseguir la confianza de los inversores.

Fuente: Rafael Pampillón. “Capeando el temporal”. Expansión. 22 de septiembre, página 38.

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