WP_Post Object ( [ID] => 15889 [post_author] => 115 [post_date] => 2012-08-08 09:53:45 [post_date_gmt] => 2012-08-08 07:53:45 [post_content] => La austeridad no es solo una política exclusiva de las Administraciones Públicas, sino que a medida que el Gobierno reduce el gasto público para reducir el déficit y combatir así la crisis de deuda soberana, los consumidores españoles también se aprietan el cinturón prescindiendo de algunos bienes y servicios: comprando más barato, evitando los gastos “extras” y aplazando las adquisiciones de bienes de consumo duradero (automóviles, electrodomésticos, etc.). Ello se debe a que los consumidores se están volviendo más sobrios y prudentes. Los desempleados consumen menos y los que tienen un trabajo también porque piensan que también ellos se pueden ir al paro. Gráfico: Disminución porcentual del comercio al por menor por sectores (medido por el Índice del Comercio Minorista; desde finales de 2007 hasta mediados de 2012) Los indicadores publicados van en esa dirección: 1) Las matriculaciones de turismos en España aumentaron su tendencia a la baja en el mes de julio al descender un 17,2 por ciento a 65.322 unidades, cayendo por vigésimo quinto mes consecutivo. En los primeros siete meses del año, las ventas de coches bajaron un 9,5 por ciento a 471.393 unidades. Y ello a pesar de que los esfuerzos comerciales que realizan los fabricantes y concesionarios son los más altos de la historia. 2) El Índice de Confianza del Consumidor (ICC) cayó trece puntos el pasado mes de julio en relación al mes anterior y más de 36 puntos sobre el mismo mes del año anterior, situándose en 37,6 puntos. Este retroceso del indicador se debe a una peor valoración de los ciudadanos de la situación económica de España así como del descenso de sus expectativas de los ciudadanos. De esta forma, el ICC supone el punto más bajo de toda la serie, casi diez puntos por debajo del anterior mínimo (46,3) de julio de 2008. 3) En el mes de julio el índice de comercio minorista retrocedió un 19,2% desde los máximos previos al estallido de la crisis (a finales de 2007), arrastrado, básicamente, por las ventas de equipo del hogar (-39,2%) y en grandes superficies (-22%) (ver gráfico). El comercio al por menor en el segundo trimestre de este año fue sensiblemente peor que el del primero (-1,7% trimestral frente al -0,5%). Se reduce el número de empresas. Este repliegue de los consumidores está haciendo que desaparezcan empresas españlas. El año pasado el número de empresas activas disminuyó un 1,6% y se situó en 3.199.617, según la última actualización del Directorio Central de Empresas (DIRCE). Se trata del cuarto año consecutivo en el que el número neto de empresas activas se reduce. Las esperanzas de que la situación mejore en el corto plazo son escasas. Los sectores más afectados por la destrucción de empresas fueron: la construcción de edificios, los servicios técnicos de arquitectura e ingeniería, el comercio al por menor, venta y reparación de vehículos de motor y motocicletas y los servicios de comidas y bebidas. Con todo, siguen existiendo algunas fuentes de crecimiento económico, por ejemplo, las exportaciones. En resumen, conforme la recesión provoca estragos los consumidores se vuelven más ahorradores con un impacto, a corto plazo, negativo en el crecimiento económico y en los beneficios empresariales. La mentalidad de ahorro, que está aquí para quedarse, tiene efectos positivos ya que reduce las necesidades de financiación con el exterior. Las perspectivas del consumo de cara a los próximos meses no son halagüeñas, dado el deterioro del mercado laboral (el número de parados y la tasa de paro en máximos históricos), la fuerte restricción del crédito y de la confianza de los consumidores (en mínimos desde principios de 2009) y la reducción en la capacidad adquisitiva de los ciudadanos a partir del 1 de septiembre como consecuencia de la subida del IVA. [post_title] => El consumo de las familias españolas seguirá reduciéndose. [post_excerpt] => [post_status] => publish [comment_status] => open [ping_status] => open [post_password] => [post_name] => el-consumo-de-las-familias-espanolas-seguira-reduciendose [to_ping] => [pinged] => [post_modified] => 2012-08-10 09:28:50 [post_modified_gmt] => 2012-08-10 07:28:50 [post_content_filtered] => [post_parent] => 0 [guid] => https://economy.blogs.ie.edu/?p=15889 [menu_order] => 0 [post_type] => post [post_mime_type] => [comment_count] => 2 [filter] => raw )
La austeridad no es solo una política exclusiva de las Administraciones Públicas, sino que a medida que el Gobierno reduce el gasto público para reducir el déficit y combatir así la crisis de deuda soberana, los consumidores españoles también se aprietan el cinturón prescindiendo de algunos bienes y servicios: comprando más barato, evitando los gastos “extras” y aplazando las adquisiciones de bienes de consumo duradero (automóviles, electrodomésticos, etc.). Ello se debe a que los consumidores se están volviendo más sobrios y prudentes. Los desempleados consumen menos y los que tienen un trabajo también porque piensan que también ellos se pueden ir al paro.
Gráfico: Disminución porcentual del comercio al por menor por sectores (medido por el Índice del Comercio Minorista; desde finales de 2007 hasta mediados de 2012)
Los indicadores publicados van en esa dirección:
1) Las matriculaciones de turismos en España aumentaron su tendencia a la baja en el mes de julio al descender un 17,2 por ciento a 65.322 unidades, cayendo por vigésimo quinto mes consecutivo. En los primeros siete meses del año, las ventas de coches bajaron un 9,5 por ciento a 471.393 unidades. Y ello a pesar de que los esfuerzos comerciales que realizan los fabricantes y concesionarios son los más altos de la historia.
2) El Índice de Confianza del Consumidor (ICC) cayó trece puntos el pasado mes de julio en relación al mes anterior y más de 36 puntos sobre el mismo mes del año anterior, situándose en 37,6 puntos. Este retroceso del indicador se debe a una peor valoración de los ciudadanos de la situación económica de España así como del descenso de sus expectativas de los ciudadanos. De esta forma, el ICC supone el punto más bajo de toda la serie, casi diez puntos por debajo del anterior mínimo (46,3) de julio de 2008.
3) En el mes de julio el índice de comercio minorista retrocedió un 19,2% desde los máximos previos al estallido de la crisis (a finales de 2007), arrastrado, básicamente, por las ventas de equipo del hogar (-39,2%) y en grandes superficies (-22%) (ver gráfico). El comercio al por menor en el segundo trimestre de este año fue sensiblemente peor que el del primero (-1,7% trimestral frente al -0,5%).
Se reduce el número de empresas.
Este repliegue de los consumidores está haciendo que desaparezcan empresas españlas. El año pasado el número de empresas activas disminuyó un 1,6% y se situó en 3.199.617, según la última actualización del Directorio Central de Empresas (DIRCE). Se trata del cuarto año consecutivo en el que el número neto de empresas activas se reduce. Las esperanzas de que la situación mejore en el corto plazo son escasas.
Los sectores más afectados por la destrucción de empresas fueron: la construcción de edificios, los servicios técnicos de arquitectura e ingeniería, el comercio al por menor, venta y reparación de vehículos de motor y motocicletas y los servicios de comidas y bebidas.
Con todo, siguen existiendo algunas fuentes de crecimiento económico, por ejemplo, las exportaciones.
En resumen, conforme la recesión provoca estragos los consumidores se vuelven más ahorradores con un impacto, a corto plazo, negativo en el crecimiento económico y en los beneficios empresariales. La mentalidad de ahorro, que está aquí para quedarse, tiene efectos positivos ya que reduce las necesidades de financiación con el exterior.
Las perspectivas del consumo de cara a los próximos meses no son halagüeñas, dado el deterioro del mercado laboral (el número de parados y la tasa de paro en máximos históricos), la fuerte restricción del crédito y de la confianza de los consumidores (en mínimos desde principios de 2009) y la reducción en la capacidad adquisitiva de los ciudadanos a partir del 1 de septiembre como consecuencia de la subida del IVA.
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