WP_Post Object ( [ID] => 14713 [post_author] => 115 [post_date] => 2012-05-22 23:42:16 [post_date_gmt] => 2012-05-22 21:42:16 [post_content] => La economía española va a encadenar tres trimestres con caídas del PIB. Efectivamente, según manifestó ayer Luis de Guindos la caída del PIB en este segundo trimestre de 2012 será del 0,3% trimestral, de la misma intensidad que la registrada en el último trimestre de 2011 y en el primero de 2012. Foto: Consejo del Banco Central Europeo Colapso de la demanda interna Es muy probable que también en este trimestre, como ya pasó con el primero, todos los componentes de la demanda interna acusen una notable debilidad: el consumo privado sigue estancado por el deterioro del mercado laboral y, en consecuencia, de sus rentas salariales; el consumo público sigue su proceso de ajuste por la política fiscal contractiva y, por último, la inversión también se está contrayendo como consecuencia de la falta de expectativas y el proceso de desapalancamiento de las empresas. Crece la demanda externa Posiblemente la demanda externa siga aportando crecimiento. Sobre todo a través del de la disminución de las importaciones y el aumento de las exportaciones de servicios, tal como ocurrió también en el segundo trimestre del año pasado. Por tanto, los datos vuelven a poner de manifiesto que ante una demanda interna colapsada es necesario que nuestras empresas sigan aprovechando las posibilidades que ofrecen los mercados exteriores. Una fuerte presencia de la demanda externa en la salida de esta crisis es imprescindible, teniendo en cuenta la caída de la demanda interna y la necesidad de reducir el déficit público y otros desequilibrios acumulados durante los últimos años. Sin embargo, desgraciadamente, la marcha atrás en el crecimiento económico de nuestros socios europeos está suponiendo y va a suponer en el futuro inmediato una dificultad para nuestras exportaciones de bienes y servicios que hasta ahora se había erigido como el único motor de crecimiento. Junto con esta situación recesiva hay algunos signos de recuperación: mejora la productividad, estamos en record histórico en las exportaciones de bienes de equipo y se incrementa la creación de nuevas empresas. Además, desde 2009 los costes laborales unitarios se están reduciendo en contraste con los aumentos registrados en Alemania, Francia, Italia o Irlanda: un elemento crucial para recuperar la dañada competitividad de nuestro tejido productivo. La confianza necesaria En este contexto, el proceso de consolidación fiscal y las reformas estructurales en marcha sentarán las bases para un crecimiento robusto en el medio plazo, aunque estén generando recesión en el corto. Desgraciadamente, los riesgos a la baja están ganando terreno: las dudas de los inversores y el aumento de las primas de riesgos obligan a acelerar el ritmo de los ajustes y, además, la crisis de deuda soberana en Europa, lejos de solucionarse, parece agravarse, generando un aumento del clima de desconfianza de los agentes, afectando negativamente a las decisiones de consumo e inversión. De ahí que sea indispensable devolver la confianza a los inversores (activo fundamental para salir de la crisis). Se trata de evitar que la situación griega genere una situación de desconfianza y contagio hacia otros países periféricos como España, Italia y Portugal que, a diferencia de Grecia, están haciendo sus deberes. Se necesitaría, por tanto, una intervención más contundente del Banco Central Europeo (BCE) que impida que la prima de riesgo, por ejemplo del bono español a 10 años se desboque. La necesaria actuación de los líderes europeos Para España es fundamental su pertenencia al euro y seguir haciendo las reformas. Y los que gobiernan deben explicar muy bien, con pedagogía e información, los resultados que se pueden conseguir a medio plazo con las reformas en términos de recuperación económica. Conviene insistir, además, que el problema no solo está en España el problema está también en las respuestas tardías, insuficientes e ineficaces por parte de líderes de la eurozona. Son ellos los que tienen que encontrar un plan decisivo y factible que evite nuevas tormentas en los mercados financieros que podrían acabar no sólo con el euro sino también con el sistema financiero mundial. Rafael Pampillón Olmedo. "No estamos solos". Expansión. 22 de mayo, pag. 59 [post_title] => No estamos solos [post_excerpt] => [post_status] => publish [comment_status] => open [ping_status] => open [post_password] => [post_name] => no-estamos-solos [to_ping] => [pinged] => [post_modified] => 2012-05-23 08:43:28 [post_modified_gmt] => 2012-05-23 06:43:28 [post_content_filtered] => [post_parent] => 0 [guid] => https://economy.blogs.ie.edu/?p=14713 [menu_order] => 0 [post_type] => post [post_mime_type] => [comment_count] => 3 [filter] => raw )
La economía española va a encadenar tres trimestres con caídas del PIB. Efectivamente, según manifestó ayer Luis de Guindos la caída del PIB en este segundo trimestre de 2012 será del 0,3% trimestral, de la misma intensidad que la registrada en el último trimestre de 2011 y en el primero de 2012.
Foto: Consejo del Banco Central Europeo
Colapso de la demanda interna
Es muy probable que también en este trimestre, como ya pasó con el primero, todos los componentes de la demanda interna acusen una notable debilidad: el consumo privado sigue estancado por el deterioro del mercado laboral y, en consecuencia, de sus rentas salariales; el consumo público sigue su proceso de ajuste por la política fiscal contractiva y, por último, la inversión también se está contrayendo como consecuencia de la falta de expectativas y el proceso de desapalancamiento de las empresas.
Crece la demanda externa
Posiblemente la demanda externa siga aportando crecimiento. Sobre todo a través del de la disminución de las importaciones y el aumento de las exportaciones de servicios, tal como ocurrió también en el segundo trimestre del año pasado.
Por tanto, los datos vuelven a poner de manifiesto que ante una demanda interna colapsada es necesario que nuestras empresas sigan aprovechando las posibilidades que ofrecen los mercados exteriores. Una fuerte presencia de la demanda externa en la salida de esta crisis es imprescindible, teniendo en cuenta la caída de la demanda interna y la necesidad de reducir el déficit público y otros desequilibrios acumulados durante los últimos años. Sin embargo, desgraciadamente, la marcha atrás en el crecimiento económico de nuestros socios europeos está suponiendo y va a suponer en el futuro inmediato una dificultad para nuestras exportaciones de bienes y servicios que hasta ahora se había erigido como el único motor de crecimiento.
Junto con esta situación recesiva hay algunos signos de recuperación: mejora la productividad, estamos en record histórico en las exportaciones de bienes de equipo y se incrementa la creación de nuevas empresas. Además, desde 2009 los costes laborales unitarios se están reduciendo en contraste con los aumentos registrados en Alemania, Francia, Italia o Irlanda: un elemento crucial para recuperar la dañada competitividad de nuestro tejido productivo.
La confianza necesaria
En este contexto, el proceso de consolidación fiscal y las reformas estructurales en marcha sentarán las bases para un crecimiento robusto en el medio plazo, aunque estén generando recesión en el corto. Desgraciadamente, los riesgos a la baja están ganando terreno: las dudas de los inversores y el aumento de las primas de riesgos obligan a acelerar el ritmo de los ajustes y, además, la crisis de deuda soberana en Europa, lejos de solucionarse, parece agravarse, generando un aumento del clima de desconfianza de los agentes, afectando negativamente a las decisiones de consumo e inversión.
De ahí que sea indispensable devolver la confianza a los inversores (activo fundamental para salir de la crisis). Se trata de evitar que la situación griega genere una situación de desconfianza y contagio hacia otros países periféricos como España, Italia y Portugal que, a diferencia de Grecia, están haciendo sus deberes. Se necesitaría, por tanto, una intervención más contundente del Banco Central Europeo (BCE) que impida que la prima de riesgo, por ejemplo del bono español a 10 años se desboque.
La necesaria actuación de los líderes europeos
Para España es fundamental su pertenencia al euro y seguir haciendo las reformas. Y los que gobiernan deben explicar muy bien, con pedagogía e información, los resultados que se pueden conseguir a medio plazo con las reformas en términos de recuperación económica. Conviene insistir, además, que el problema no solo está en España el problema está también en las respuestas tardías, insuficientes e ineficaces por parte de líderes de la eurozona. Son ellos los que tienen que encontrar un plan decisivo y factible que evite nuevas tormentas en los mercados financieros que podrían acabar no sólo con el euro sino también con el sistema financiero mundial.
Rafael Pampillón Olmedo. «No estamos solos». Expansión. 22 de mayo, pag. 59
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