En Diciembre del 2001, Argentina impuso restricciones a la libre disposición de dinero en efectivo, el denominado corralito. Se trataba de evitar una ola de pánico financiero y el colapso del sistema. Poco después el presidente Adolfo Rodríguez Saá declaró el default de la deuda pública de Argentina, en lo que fue la mayor suspensión de pagos de un estado en la historia moderna. El 6 de Enero del 2002 se implanto el denominado corralón que supuso un paso adelante que estableció un cambio de 1,40 pesos por dólar estadounidense, modificando la ley 25466 que fijaba el corralito y un cambio de 1 peso = 1USD.
Todo esto, default, modificaciones del tipo de cambio, inseguridad jurídica, y pérdida del valor de las inversiones sucedió hace poco más de 10 años. Entonces la apreciación de riesgo sobre el país era muy pequeña, siendo casi irrelevante los inversores extranjeros que tenían algún tipo de cobertura para posibles contingencias de riesgo político en Argentina.
En esta última década hemos visto como el país ha atraído a un importante número de multinacionales de muchos países, y principalmente españoles. La memoria es frágil y cuando nos encontramos con un país con abundantes recursos agrícolas, energéticos (gas, petróleo, electricidad) y minerales (oro, plata y cobre), ha pesado más el interés de los inversores de tomar parte de una economía creciente que la lógica prudencia necesaria en algunos destinos. En el 2012 Argentina se estaba viendo afectada negativamente por una reducción en los precios mundiales agrícolas (20% de sus exportaciones), una reducción en las importaciones relativas al sector textil y de automoción desde Brasil (donde el PIB se mantendrá en torno al 3%), una disminución del consumo interno , debido al incremento de la inflación (La inflación oficial en el país es del 25% pero la publicación The Economist indicó que dejaba de publicar esta información al considerarla completamente inverosímil), y un intervencionismo creciente del gobierno en los precios al público de los servicios como el transporte y los energéticos. Completa el cuadro que el superávit fiscal desapareció en el país en el 2009 y se estima que sucederá lo mismo en los próximos meses con el de cuenta corriente. Es decir el superávit del comercio ya no es suficiente para cubrir la salida de capitales privados que en el 2011 llegó a 21,5 billones de USD.
Como ve el lector había y hay muchos factores a tener en cuenta en el país, a demás de una creciente demanda del consumo interior. Esperemos que las aguas vuelvan a su cauce pero hay una cierta sensación de déja vu en todo esto.
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