WP_Post Object ( [ID] => 9127 [post_author] => 28824 [post_date] => 2011-02-15 09:33:55 [post_date_gmt] => 2011-02-15 08:33:55 [post_content] => Hoy el INE ha hecho público el dato definitivo del IPC correspondiente al mes de enero. No ha habido ninguna sorpresa y el dato que acabamos de conocer coincide con el indicador adelantado, publicado el pasado 31 de enero. Según los nuevos datos, el IPC cayó un 0,7% durante el primer mes del año, situando la tasa de inflación interanual en el 3,3%. Este valor admite, como casi todo en economía -y también en el resto de ámbitos de la vida- varias lecturas e interpretaciones. Así, por una parte, el avance más rápido de los precios puede aliviar la carga para los agentes deudores, con las Administraciones Públicas al frente, al reducir el valor real de la deuda viva. Sin embargo, si una vez alejado el fantasma de la deflación, comienzan a asentarse tensiones inflacionistas en el conjunto de la zona euro, no tardaremos en observar subidas de tipos de interés por parte del Banco Central Europeo. En este sentido, hay que subrayar que nuestra inflación se sitúa por encima de los valores registrados en el resto del área del euro. Enero, según los datos de Eurostat, se cerró con una inflación interanual del 2,4% en la zona euro, prácticamente un punto por debajo de la inflación española. Este es un dato preocupante, pues nuestros productos pierden una competitividad que no podemos reparar con devaluaciones al no contar con moneda ni política monetaria propia. También despierta preocupación la tendencia que se aprecia en las tasas de inflación española. Los datos del INE apuntan al mantenimiento de una pronunciada tendencia al alza en la inflación interanual, tanto en el índice general como en el índice subyacente -el que excluye los productos con precios más volátiles, como las materias primas energéticas y los alimentos no elaborados -. El encarecimiento de las materias primas energéticas y de los alimimentos están detrás de ese comportamiento, y se trata de un fenómeno que no parece transitorio pues, entre otros factores, viene impulsado por el crecimiento y de la demanda de sus productores y consumidores en varios países emergentes, con China en primer lugar. Si a lo largo de 2011 seguimos asistiendo a presiones inflacionistas, podemos encontrarnos con nuevos problemas que sumar a la elevada tasa de paro. Una tasa de inflación relativamente elevada es también una tasa relativamente variable, que hace más complicada la toma de decisiones de todo tipo -consumo, ahorro, inversión,...- Con tasas de inflación de estas características, el sistema de precios funciona peor en su papel de emisor de las señales en que se apoyan compradores y vendedores. Además, se produce un deterioro en el poder adquisitivo de las rentas nominales fijas. Se trata de un efecto injusto, porque quienes menos pueden defenderse de sus consecuencias son, precisamente, quienes cuentan con menos recursos económicos. Y todo ello sabiendo que el Banco Central Europeo no nos incluye com país en sus prioridades al tomar decisiones de política monetaria. [post_title] => La inflación, ¿un problema en 2011? [post_excerpt] => [post_status] => publish [comment_status] => open [ping_status] => open [post_password] => [post_name] => la-inflacion-un-problema-en-2011 [to_ping] => [pinged] => [post_modified] => 2023-12-13 13:43:07 [post_modified_gmt] => 2023-12-13 12:43:07 [post_content_filtered] => [post_parent] => 0 [guid] => https://economy.blogs.ie.edu/?p=9127 [menu_order] => 0 [post_type] => post [post_mime_type] => [comment_count] => 9 [filter] => raw )
Hoy el INE ha hecho público el dato definitivo del IPC correspondiente al mes de enero. No ha habido ninguna sorpresa y el dato que acabamos de conocer coincide con el indicador adelantado, publicado el pasado 31 de enero.
Según los nuevos datos, el IPC cayó un 0,7% durante el primer mes del año, situando la tasa de inflación interanual en el 3,3%. Este valor admite, como casi todo en economía -y también en el resto de ámbitos de la vida- varias lecturas e interpretaciones. Así, por una parte, el avance más rápido de los precios puede aliviar la carga para los agentes deudores, con las Administraciones Públicas al frente, al reducir el valor real de la deuda viva. Sin embargo, si una vez alejado el fantasma de la deflación, comienzan a asentarse tensiones inflacionistas en el conjunto de la zona euro, no tardaremos en observar subidas de tipos de interés por parte del Banco Central Europeo.
En este sentido, hay que subrayar que nuestra inflación se sitúa por encima de los valores registrados en el resto del área del euro. Enero, según los datos de Eurostat, se cerró con una inflación interanual del 2,4% en la zona euro, prácticamente un punto por debajo de la inflación española. Este es un dato preocupante, pues nuestros productos pierden una competitividad que no podemos reparar con devaluaciones al no contar con moneda ni política monetaria propia.
También despierta preocupación la tendencia que se aprecia en las tasas de inflación española. Los datos del INE apuntan al mantenimiento de una pronunciada tendencia al alza en la inflación interanual, tanto en el índice general como en el índice subyacente -el que excluye los productos con precios más volátiles, como las materias primas energéticas y los alimentos no elaborados -. El encarecimiento de las materias primas energéticas y de los alimimentos están detrás de ese comportamiento, y se trata de un fenómeno que no parece transitorio pues, entre otros factores, viene impulsado por el crecimiento y de la demanda de sus productores y consumidores en varios países emergentes, con China en primer lugar.
Si a lo largo de 2011 seguimos asistiendo a presiones inflacionistas, podemos encontrarnos con nuevos problemas que sumar a la elevada tasa de paro. Una tasa de inflación relativamente elevada es también una tasa relativamente variable, que hace más complicada la toma de decisiones de todo tipo -consumo, ahorro, inversión,…- Con tasas de inflación de estas características, el sistema de precios funciona peor en su papel de emisor de las señales en que se apoyan compradores y vendedores. Además, se produce un deterioro en el poder adquisitivo de las rentas nominales fijas. Se trata de un efecto injusto, porque quienes menos pueden defenderse de sus consecuencias son, precisamente, quienes cuentan con menos recursos económicos. Y todo ello sabiendo que el Banco Central Europeo no nos incluye com país en sus prioridades al tomar decisiones de política monetaria.
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