La idea de que aparezcan entidades sin ánimo de lucro y privadas que ayuden al desarrollo económico siempre me parece de lo más atractivo. En Estados Unidos, precisamente por el espacio libre que deja la actividad estatal, el desarrollo del tercer sector es mucho mayor que en Europa, donde el Estado suele ser el principal agente encargado de las cuestiones sociales. Partiendo de esta idea, las Fundaciones son las organizaciones que mejor llenan este vacio entre lo público y lo privado, en muchos casos financiados por fondos privados y en la mayoria de los casos con un impacto en la vida real más que interesante. En España hay más de 2.500 fundaciones, y a pesar de que puedan adolecer de muchos problemas, los beneficios que generan los superan ampliamente.
De esta manera, me parece encomiable la actividad que realizan fundaciones como la Fundación Rafael del Pino, en la financiacion de estudios de postgrado o en traer personajes relavantes del mundo de la economía a Madrid (Kenneth Rogoff, por ejemplo, el próximo 1 de marzo), o una fundacion que he conocido recientemente llamada Empieza por Educar. Esta fundación, creada a semejanza de la americana Teach for America, busca que universitarios brillantes durante dos años puedan dedicarse a la enseñanza secundaria con el fin de mejorar/complementar las enseñanzas de estos centros. Es un emprendimiento social puro, donde otras fundaciones aportan capital a esta actividad concreta (Fundación Marcelino Botín o Fundación Ramón Areces entre otras) y cuyos efectos multiplicadores sobre la sociedad pueden ser enormes.
El fomento de este llamado «tercer sector» puede convertirse en una importante fuente de crecimiento si se aprovecha adecuadamente…
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