En los libros de economía se enseña que los objetivos generalmente aceptados de política económica son cuatro: crecimiento económico, pleno empleo de la mano de obra, estabilidad de precios y equilibrio exterior. (También se suele aceptar la distribución de la renta, pero este es un objetivo que resulta difícil medir con periodicidad mensual, trimestral o anual).
En España en 2010 desgraciadamente no se han cumplido ninguno de esos cuatro grandes objetivos. La economía se estancó, es decir, tuvo un crecimiento nulo o ligeramente negativo y se sigue destruyendo empleo.Esta semana el Ministerio de Trabajo informó que a lo largo de 2010 se produjo en España una reducción 219.000 afiliados a la Seguridad Social, lo que ha dejado al final del año en 17.584.982 cotizantes. Desde el punto máximo de afiliación, que se alcanzó en julio de 2007 con 19.492.941 afiliados, se han perdido, como consecuencia de la crisis económica, algo más de 1,9 millones de empleos. En cuanto a la población extranjera durante 2010 la afiliación se redujo en casi 35.000 personas. Sin embargo, en realidad la destrucción de empleo en la población extranjera es menor debido a que los inmigrantes se están adaptando bastante bien a la crisis trabajando en la economía subterránea para poder hacer frente a sus necesidades económicas y seguir enviando dinero (remesas) a sus países de origen.
Fuente: Caja Madrid
Inflación y déficit comercial
A estos problemas de estancamiento económico, aumento de la economía sumergida y destrucción de empleo se unen otros dos: el aumento de los precios y del déficit comercial. En 2010, en España los precios de los bienes de consumo subieron el 2,9%. Ampliándose bruscamente el diferencial de inflación de España con respecto a la Eurozona. Nuestro nivel de precios creció 0,7 puntos más que la media de la Eurozona (que tuvo una inflación en 2010 del 2,2%) lo que está generando una pérdida irrecuperable de competitividad de nuestros productos y servicios frente al exterior. Este descontrol de la inflación constituye una amenaza para nuestra competitividad. Controlar la inflación es muy importante para el crecimiento económico. No se debe olvidar que, además de confianza, es necesario un marco económico estable para aumentar la creación de empresas, favorecer la inversión, impulsar el espíritu empresarial, reforzar la competitividad de las empresas y aumentar las exportaciones.
Aunque afortunadamente el déficit por cuenta corriente español se está reduciendo, sin embargo el déficit comercial aumenta. Y no se debe olvidar que el saldo comercial señala mejor la capacidad de competir de los países que el saldo de la cuenta corriente. Así y según datos publicados la semana pasada por el Banco de España el déficit comercial español aumentó. En los diez primeros meses del año 2010 el saldo comercial arrojaba un saldo de -37.980 millones de euros mientras que en 2009 el saldo negativo, para ese mismo periodo, era un poco menor (-36.964,6) ¿A qué se debe que estemos comprando cada vez más bienes en el extranjero de los que vendemos? Una posible explicación es que, desde hace un año, estamos aumentando nuestro diferencial de inflación con la Eurozona.
Política económica
Por tanto, 2010 pasará a la historia económica como un año para olvidar en el que no se han cumplido ninguno de los cuatro grandes objetivos de política económica. España atravesó una situación de más inflación, más déficit comercial, préstamo bancario relativamente cerrado para muchas de sus empresas, elevada destrucción de empleo, aumento de la economía sumergida y crecimiento económico negativo. El desempleo y probablemente la inflación seguirán siendo alto en 2011. Otros países de la Eurozona como Francia, Austria, Finlandia, Holanda y Alemania están saliendo de la crisis poniendo a sus parados a trabajar en lo mismo en que trabajaban antes de la crisis. En España no ya que tendremos que dar ocupación a nuestros desempleados en otros sectores. Para eso necesitamos una estructura productiva diferente con sectores de alto contenido tecnológico y con vocación exportadora. Pero eso no se improvisa, harían falta cambios en el sistema educativo que puedan mejorar la formación de los españoles para que puedan trabajar en nuevos sectores y facilitar la reasignación de la mano de obra entre sectores económicos. Así, a medio plazo, mejoraría la competitividad de nuestra economía, aumentarían las exportaciones, recuperaríamos la senda de crecimiento económico y la creación de empleo.
Fuente: Este artículo es una versión adaptada al que apareció, con el mismo título, en el diario EXPANSIÓN el 5 de enero de 2011 (página 35). También en versión digital en: http://expansionpro.orbyt.es/2011/01/04/economia_y_fiscalidad/1294167873.html
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