La Reserva Federal de Estados Unidos (FED) se enfrenta en su reunión de hoy, 21 de septiembre, a si debe o no poner en marcha nuevas medidas expansivas para reactivar el crecimiento económico del país.
Consumo privado
Los últimos datos oficiales son moderadamente alentadores. El Departamento de Comercio informó hace una semana que las ventas minoristas aumentaron 0,4% en agosto frente al mes anterior, después de una subida de 0,3% en julio (ver gráfico 1).
Se trata de una señal de que el consumo crece a un ritmo sostenible. Una buena noticia ya que el bajo nivel de consumo es uno de los factores más importantes de la debilidad de la economía americana. Es improbable, por tanto, que hoy se anuncie un programa importante de compra de bonos que expanda el dinero y el crédito.
Paro alto, PIB muy por debajo de su potencial e inflación baja.
La FED realizó el año pasado y a inicios de este año una fuerte compra de bonos con el fin de reducir los tipos de interés de largo plazo y estimular el endeudamiento privado y, por ende, el crecimiento de la economía. Aunque la FED redujo los tipos de interés de intervención a casi cero, el crecimiento sigue siendo muy bajo, el desempleo es alto y la inflación es más baja de lo que le gustaría a muchos economistas.
En estos momentos, la Fed mantiene su cartera de valores en un nivel constante. Ben Bernanke, el presidente del banco central, no ha especificado las condiciones que lo llevarían a aumentar esa cartera mediante la reanudación del programa de compra de bonos.
Las ventas minoristas de agosto publicadas la semana pasada sugieren que el consumo crece a un ritmo firme, aunque moderado. Los consumidores gastaron más dinero en las tiendas de ropa, donde las ventas subieron 1,2%, pero también aumentaron el gasto en las tiendas, grandes almacenes y gasolineras.
Sin embargo, un artículo reciente publicado por de The Wall Street Journal mostraba que la producción económica de EEUU está muy por debajo de su potencial (ver gráfico 2). En el segundo trimestre de 2010, el PIB representó sólo 93,5% de lo que la economía podría producir sin forzar su actual capacidad empresarial y fuerza laboral. Debido a que eso da pocas razones para que las empresas eleven los precios o los empleados exijan mayores sueldos, las probabilidades de un brote inflacionario son bajas.
¿Intervendrá o no la FED?
Bernanke ha esbozado los principales criterios que justificarían una nueva intervención de la FED, pero ha eludido entrar en detalles. La FED será “proactiva a la hora de atacar una mayor desinflación”, advirtió en un discurso pronunciado en agosto, lo que indicaría que las presiones deflacionarias pueden provocar una intervención del banco central. Agregó que el organismo buscará impedir “un debilitamiento significativo de las perspectivas económicas”, lo que insinúa que una expansión muy débil podría ser otro detonante.
Aunque aún no esté dispuesta a intervenir, la FED podría aprovechar la reunión de hoy para enviar una señal sobre su disposición a reanudar la compra de bonos. También evalúa la estructuración de un nuevo programa, diferente al anunciado en marzo de 2009 y que permitió a la entidad comprar valores hipotecarios por cerca de 1,7 billones (españoles) de dólares.
Una nueva intervención podría ser de una escala mucho menor, algo que ha sugerido el presidente del Banco de la Reserva Federal de St. Louis, James Bullard. Su idea es realizar compras más modestas y modificar el programa conforme a la evolución del crecimiento y la inflación. En el caso de que la economía repuntase la Fed podría interrumpir las adquisiciones o incluso empezar a vender activos.
Fuente: “Outlook Clouds Fed Move“. By JON HILSENRATH And SARA MURRAY WSJ
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