WP_Post Object ( [ID] => 7145 [post_author] => 28819 [post_date] => 2010-06-09 13:28:45 [post_date_gmt] => 2010-06-09 11:28:45 [post_content] => La huelga de funcionarios convocada para el día de ayer ha sido un fracaso. Ni las administraciones ni los servicios públicos experimentaron un parón y la gran mayoría de los funcionarios acudió a trabajar, aproximadamente el 90% según las cifras oficiales, pese a que me imagino que la mayoría están en contra de la medida del Gobierno de recortarles sus sueldos. ¿Por qué los funcionarios, pese a oponerse al recorte salarial, no han reaccionado a la convocatoria de los sindicatos? Aquí las respuestas que se han barajado son múltiples, desde que no se ha hecho huelga porque les iban a descontar el salario del día de ayer -lo cual es obviamente cierto, pero eso sucede en todas las huelgas, también las que fueron seguidas por la mayoría de los trabajadores- hasta que los funcionarios han demostrado no querer saber nada de las estrategias y convocatorias de los sindicatos. El escaso seguimiento de la huelga de funcionarios deja a los sindicatos en una situación de debilidad. Y siendo esto cierto, me han preocupado algunas interpretaciones que tanto ayer como hoy se pueden leer y escuchar en los medios de comunicación. Así, se señala que debido a que los sindicatos han demostrado tener muy poca capacidad de convocatoria, entonces será más fácil para el Gobierno sacar adelante una reforma laboral no pactada con los agentes sociales. Pero esta afirmación incluye, latente, una inquietante idea: ¿es que el Gobierno se hubiese achantado con la reforma laboral si la convocatoria hubiese tenido más éxito? Ese inquietante pensamiento deriva de que ya no se trata de si se debe o no hacer una reforma laboral. Es que la realidad es que el jueves 17 el presidente tiene que pasar el "examen" de Bruselas y convencerles de que la reforma laboral que eventualmente se aprobará en el Consejo extraordinario de Ministros del miércoles próximo. Me parece alarmante que todavía se pueda pensar que de haber sido las cosas de otra manera -en referencia a la huelga- podría haberse demorado aún más la reforma laboral. Una reforma que, por lo que se sabe, no entrará a tocar alguno de los aspectos más importantes, como el de la negociación colectiva. Pero este asunto lo dejaremos para otra ocasión... [post_title] => El fracaso de la huelga de funcionarios y la reforma laboral [post_excerpt] => [post_status] => publish [comment_status] => open [ping_status] => open [post_password] => [post_name] => el-fracaso-de-la-huelga-de-funcionarios-y-la-reforma-laboral [to_ping] => [pinged] => [post_modified] => 2023-12-13 13:42:45 [post_modified_gmt] => 2023-12-13 12:42:45 [post_content_filtered] => [post_parent] => 0 [guid] => https://economy.blogs.ie.edu/?p=7145 [menu_order] => 0 [post_type] => post [post_mime_type] => [comment_count] => 4 [filter] => raw )
La huelga de funcionarios convocada para el día de ayer ha sido un fracaso. Ni las administraciones ni los servicios públicos experimentaron un parón y la gran mayoría de los funcionarios acudió a trabajar, aproximadamente el 90% según las cifras oficiales, pese a que me imagino que la mayoría están en contra de la medida del Gobierno de recortarles sus sueldos. ¿Por qué los funcionarios, pese a oponerse al recorte salarial, no han reaccionado a la convocatoria de los sindicatos? Aquí las respuestas que se han barajado son múltiples, desde que no se ha hecho huelga porque les iban a descontar el salario del día de ayer -lo cual es obviamente cierto, pero eso sucede en todas las huelgas, también las que fueron seguidas por la mayoría de los trabajadores- hasta que los funcionarios han demostrado no querer saber nada de las estrategias y convocatorias de los sindicatos.
El escaso seguimiento de la huelga de funcionarios deja a los sindicatos en una situación de debilidad. Y siendo esto cierto, me han preocupado algunas interpretaciones que tanto ayer como hoy se pueden leer y escuchar en los medios de comunicación. Así, se señala que debido a que los sindicatos han demostrado tener muy poca capacidad de convocatoria, entonces será más fácil para el Gobierno sacar adelante una reforma laboral no pactada con los agentes sociales. Pero esta afirmación incluye, latente, una inquietante idea: ¿es que el Gobierno se hubiese achantado con la reforma laboral si la convocatoria hubiese tenido más éxito?
Ese inquietante pensamiento deriva de que ya no se trata de si se debe o no hacer una reforma laboral. Es que la realidad es que el jueves 17 el presidente tiene que pasar el «examen» de Bruselas y convencerles de que la reforma laboral que eventualmente se aprobará en el Consejo extraordinario de Ministros del miércoles próximo. Me parece alarmante que todavía se pueda pensar que de haber sido las cosas de otra manera -en referencia a la huelga- podría haberse demorado aún más la reforma laboral. Una reforma que, por lo que se sabe, no entrará a tocar alguno de los aspectos más importantes, como el de la negociación colectiva. Pero este asunto lo dejaremos para otra ocasión…
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