WP_Post Object ( [ID] => 6680 [post_author] => 28817 [post_date] => 2010-03-26 13:13:30 [post_date_gmt] => 2010-03-26 12:13:30 [post_content] => Los jefes de Estado y de Gobierno de la UE, reunidos en el Consejo Europeo, parecen dispuestos a ratificar el plan de asistencia financiera a Grecia acordado ayer por Francia y Alemania. Ya han comenzado a conocerse los términos más destacados del acuerdo: Grecia podrá disponer de financiación concedida por los miembros de la UEM –en forma de préstamos bilaterales coordinados–, siempre que el FMI también haga una aportación significativa, y sólo en caso de severas dificultades para financiarse en los mercados: tipos de interés excesivos o demanda claramente insuficiente para sus títulos de deuda. No se han especificado importes concretos, pero la concesión se haría en las proporciones siguientes: dos tercios serán aportados por los Estados miembros de la UEM –según su participación en el capital del BCE– y el tercio restante será aportado por el FMI. Tampoco se ha especificado el tipo de interés que se aplicará a los créditos, aunque se ha señalado que no estará subvencionado. La concesión de asistencia financiera está condicionada a la aprobación unánime por parte de todos los Estados miembros de la UEM. No queda clara la distribución de competencias entre la UE y el FMI, si bien parece que la UE se reservaría un papel de liderazgo en el rescate. En caso de que el rescate se materialice, sería la primera vez que la UE y el FMI prestan asistencia financiera conjunta a un Estado miembro de la UEM desde el establecimiento de ásta, si bien ya han colaborado recientemente para ayudar a otros miembros de la UE –como Rumanía, Hungría o Letonia–. Además, está previsto reforzar la coordinación de las políticas económicas y endurecer el Pacto de Estabilidad y Crecimiento, aunque los detalles están por concretarse. Tan importante (o más) que lo anterior ha sido el anuncio del BCE de una extensión del rango de colaterales aceptados para sus operaciones de política monetaria, más allá de finales de 2010. Por lo tanto, la calificación crediticia mínima aceptada seguirá siendo BBB- (excepto para los ABS, en cuyo caso es A-). Actualmente, la deuda soberana griega tiene asignados los siguientes niveles de rating: A2 por Moody’s y BBB+ por Standard & Poor’s y Fitch –en los tres casos, con perspectiva negativa–. Eso sí, a partir de enero de 2011 se producirá un “haircut” en la valoración de los bonos de peor calidad. La reacción de los mercados ha sido modesta, pero positiva. El euro se ha apreciado hasta niveles de 1,338 dólares por euro, aproximándose a la importante resistencia de 1,34. Por su parte, las primas de riesgo registran una ligera moderación, destacando Grecia (8 pb, hasta 305 pb); en el caso de España, la prima cae 3 pb, hasta 68. En definitiva: La necesidad de cerrar un acuerdo era apremiante: en abril y mayo, Grecia deberá atender vencimientos de deuda pública por un importe conjunto cercano a 20.000 millones de euros –alrededor de 26.000 en el conjunto de este año–. Tras las divergencias surgidas en las últimas semanas a propósito del rescate a Grecia, finalmente se ha impuesto una solución de compromiso: Alemania ha accedido a pactar ahora el mecanismo de rescate mientras que Francia y las autoridades comunitarias han aceptado la participación del FMI. En cualquier caso, se ha puesto de manifiesto la incapacidad para cerrar la crisis en el seno de la UEM y la primacía de los intereses nacionales –especialmente, de Alemania–. El pacto alcanzado supone sólo un pequeño avance respecto a la situación anterior: hasta ahora, sólo había un compromiso genérico para actuar de forma coordinada con el fin de proteger la estabilidad financiera de la zona euro. El acuerdo es muy vago y no resulta enteramente satisfactorio, pues no alivia significativamente las dificultades que atraviesa Grecia. Si el plan se aprueba en los términos que se conocen, Grecia estaría prácticamente obligada a reconocer su incapacidad para hacer frente a sus obligaciones de pago si quiere recurrir a la asistencia financiera. Además, Alemania se reserva de facto un derecho de veto. Además, este acuerdo es una solución ad-hoc para la crisis griega y no establece un mecanismo formal de rescate que pueda aplicarse en caso de una crisis de solvencia de otro Estado. En caso de que Grecia solicite asistencia financiera por importe de 20.000 millones de euros –para cubrir los vencimientos de abril y mayo–, la aportación de España rondaría los 1.100 millones, la de Alemania se situaría en unos 2.500, y el FMI participaría con algo menos de 7.000. Por tanto, un ligero avance respecto a la situación anterior, pero todavía con muchas dudas por cerrar. [post_title] => ¿Fumata blanca? [post_excerpt] => [post_status] => publish [comment_status] => open [ping_status] => open [post_password] => [post_name] => fumata-blanca [to_ping] => [pinged] => [post_modified] => 2023-12-13 13:42:24 [post_modified_gmt] => 2023-12-13 12:42:24 [post_content_filtered] => [post_parent] => 0 [guid] => https://economy.blogs.ie.edu/?p=6680 [menu_order] => 0 [post_type] => post [post_mime_type] => [comment_count] => 7 [filter] => raw )
Los jefes de Estado y de Gobierno de la UE, reunidos en el Consejo Europeo, parecen dispuestos a ratificar el plan de asistencia financiera a Grecia acordado ayer por Francia y Alemania. Ya han comenzado a conocerse los términos más destacados del acuerdo:
Grecia podrá disponer de financiación concedida por los miembros de la UEM –en forma de préstamos bilaterales coordinados–, siempre que el FMI también haga una aportación significativa, y sólo en caso de severas dificultades para financiarse en los mercados: tipos de interés excesivos o demanda claramente insuficiente para sus títulos de deuda.
No se han especificado importes concretos, pero la concesión se haría en las proporciones siguientes: dos tercios serán aportados por los Estados miembros de la UEM –según su participación en el capital del BCE– y el tercio restante será aportado por el FMI. Tampoco se ha especificado el tipo de interés que se aplicará a los créditos, aunque se ha señalado que no estará subvencionado.
La concesión de asistencia financiera está condicionada a la aprobación unánime por parte de todos los Estados miembros de la UEM. No queda clara la distribución de competencias entre la UE y el FMI, si bien parece que la UE se reservaría un papel de liderazgo en el rescate. En caso de que el rescate se materialice, sería la primera vez que la UE y el FMI prestan asistencia financiera conjunta a un Estado miembro de la UEM desde el establecimiento de ásta, si bien ya han colaborado recientemente para ayudar a otros miembros de la UE –como Rumanía, Hungría o Letonia–.
Además, está previsto reforzar la coordinación de las políticas económicas y endurecer el Pacto de Estabilidad y Crecimiento, aunque los detalles están por concretarse.
Tan importante (o más) que lo anterior ha sido el anuncio del BCE de una extensión del rango de colaterales aceptados para sus operaciones de política monetaria, más allá de finales de 2010. Por lo tanto, la calificación crediticia mínima aceptada seguirá siendo BBB- (excepto para los ABS, en cuyo caso es A-). Actualmente, la deuda soberana griega tiene asignados los siguientes niveles de rating: A2 por Moody’s y BBB+ por Standard & Poor’s y Fitch –en los tres casos, con perspectiva negativa–. Eso sí, a partir de enero de 2011 se producirá un “haircut” en la valoración de los bonos de peor calidad.
La reacción de los mercados ha sido modesta, pero positiva. El euro se ha apreciado hasta niveles de 1,338 dólares por euro, aproximándose a la importante resistencia de 1,34. Por su parte, las primas de riesgo registran una ligera moderación, destacando Grecia (8 pb, hasta 305 pb); en el caso de España, la prima cae 3 pb, hasta 68.
En definitiva:
La necesidad de cerrar un acuerdo era apremiante: en abril y mayo, Grecia deberá atender vencimientos de deuda pública por un importe conjunto cercano a 20.000 millones de euros –alrededor de 26.000 en el conjunto de este año–. Tras las divergencias surgidas en las últimas semanas a propósito del rescate a Grecia, finalmente se ha impuesto una solución de compromiso: Alemania ha accedido a pactar ahora el mecanismo de rescate mientras que Francia y las autoridades comunitarias han aceptado la participación del FMI. En cualquier caso, se ha puesto de manifiesto la incapacidad para cerrar la crisis en el seno de la UEM y la primacía de los intereses nacionales –especialmente, de Alemania–.
El pacto alcanzado supone sólo un pequeño avance respecto a la situación anterior: hasta ahora, sólo había un compromiso genérico para actuar de forma coordinada con el fin de proteger la estabilidad financiera de la zona euro. El acuerdo es muy vago y no resulta enteramente satisfactorio, pues no alivia significativamente las dificultades que atraviesa Grecia. Si el plan se aprueba en los términos que se conocen, Grecia estaría prácticamente obligada a reconocer su incapacidad para hacer frente a sus obligaciones de pago si quiere recurrir a la asistencia financiera. Además, Alemania se reserva de facto un derecho de veto.
Además, este acuerdo es una solución ad-hoc para la crisis griega y no establece un mecanismo formal de rescate que pueda aplicarse en caso de una crisis de solvencia de otro Estado. En caso de que Grecia solicite asistencia financiera por importe de 20.000 millones de euros –para cubrir los vencimientos de abril y mayo–, la aportación de España rondaría los 1.100 millones, la de Alemania se situaría en unos 2.500, y el FMI participaría con algo menos de 7.000.
Por tanto, un ligero avance respecto a la situación anterior, pero todavía con muchas dudas por cerrar.
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