The stronger the estate the freer the individual (Vladimir Putin)
(Cuanto más fuerte es el Estado más libre es el individuo)
“El presupuesto debe equilibrarse, el Tesoro debe ser reaprovisionado, la deuda pública debe ser disminuida, la arrogancia de los funcionarios públicos debe ser moderada y controlada, y la ayuda a otros países debe eliminarse para que Roma no vaya a la bancarrota. La gente debe aprender nuevamente a trabajar, en lugar de vivir a costa del Estado.”
(Marco Tulio Cicerón. Político de Roma 55 AC
Los próximos dos años se presentan como un reto para las economías mundiales, sobre todo occidentales. Después de décadas alabando el libre mercado y criticando los Estados Centralizados, la mayor parte de las economías de la OCDE confía más en los pasos que tomen sus gobiernos que la iniciativa privada. Evidentemente la situación varía de unos países a otros y así mientras las empresas alemanas saben que su sistema financieros le apoyará por la gran conciencia que tienen de la importancia de las pymes en otros países, España o Italia las entidades financieras ganan dinero obteniendo liquidez del BCE para prestarlo al propio Estado con aparentemente ningún riesgo y una buena rentabilidad.
En Europa Occidental tenemos la suerte de disfrutar de un Estado del Bienestar, que damos por gratuito pero que cada vez se plantea más cómo se financia y en que gasta sus recursos. A Rusia se le criticó por la rapidez en el desmantelamiento de su Estado y a China por mantener un país con dos sistemas económicos. ¿Cuál es la situación que nos espera en el futuro? ¿Clamar por el libre mercado y el no intervencionismo mientras esperamos que el Estado solucione nuestros problemas o nos facilite un empleo?
En las economías occidentales tenemos que interiorizar que mientras todos no seamos un poquito más pobres (una menor renta disponible) nuestra situación no podrá mejorar. Cuando vemos el papel que pueden tener los BRICs en la próxima década tenemos que pensar que no podemos vivir (mucho mejor que ellos) y utilizar su ahorro para ello, adaptando nuestro modo de vida a la realidad económica. El reto del Estado en los países occidentales es no convertirse en un neutralizador de la iniciativa privada sino el gestionar de una forma eficiente las prestaciones públicas básicas
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