Es muy interesante que en los países desarrollados que están sufriendo la crisis de manera más intensa se estén acercando a la trampa de la liquidez que proponía Keynes. Si la manera de reactivar el consumo es a través de favorecer el acceso a los recursos, con tipos de interés tan bajos, esto supone que todo el mundo prefiera el dinero líquido, es decir, que la curva de preferencia de liquidez se hace infinitamente elástica y por tanto la política monetaria no tiene efectos sobre la economía real. La noticia de El País de hoy sobre la morosidad de las tarjetas de crédito reafirma esta tendencia:
«Según informa hoy el Financial Times, la crisis de las tarjetas de crédito, que ha originado pérdidas por miles de millones de dólares en Estados Unidos, se está extendiendo al Viejo Continente, donde es de esperar también una oleada de impagos entre los consumidores que podría alcanzar los 168.000 millones de dólares (118.000 millones de euros).» El País, 27 de julio de 2009.
La posibilidad de disponer de dinero en forma de tarjetas de crédito de forma casi ilimitada, a un tipo de interés relativamente bajo, y donde el castigo por no devolver el dinero es no prestar más, no parece la solución más adecuada para fomentar el consumo. Por otro lado, me llama la atención que en el resto del mundo sea tan sencillo conseguir dinero a través de tarjetas de crédito, ya que en España, un solo registro de impagad0 hace que no se aprueben más operaciones de crédito. En cualquier caso, parece que la mejora en las facilidades de acceso al crédito, no hacen que aumente el consumo, al menos no de forma que sea sostenible en el largo plazo. Si es así, siguiendo las directivas de Keynes tras la crisis del 29 y las de Krugman en la actualidad, no quedaría más remedio que acudir a la política fiscal y presupuestaria «para sacar a los países de la Gran Depresión»… Sin embargo, hay otra cuestión que podría ser especialmente relevante en este caso y es en lo que la Fed se está centrando en los últimos días: la transparencia del sistema es la vía de generación de expectativas racionales, que tambien podrían ayudar en gran medida a mejorar la situación actual (se plantea incluso la posibilidad de auditar las cuentas del Banco central). El mensaje es esencial: la Reserva Federal está para ayudar…. ¿verdad?
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