Hoy el Instituto Nacional de Estadística (INE) ha certificado lo que todos sabíamos, que el del deterioro de nuestra economía aumenta a pasos agigantados; el Producto Interior Bruto (PIB) cayó entre octubre y diciembre de 2008 un 1% respecto del tercer trimestre de ese año (en el que ya se había registrado un decrecimiento intertrimestral del 0,2%). La economía española cerró, por tanto, 2008 en recesión.
Disminución del consumo
La causa de esta recesión hay que encontrarla en la caída del consumo privado que se explica por 1) el fuerte aumento del paro, 2) la destrucción de la riqueza financiera de las familias (debido al desplome de las bolsas y fondos de pensiones y de inversión), 3) la reducción del patrimonio inmobiliario provocada por la bajada de los precios de la vivienda y 4) la drástica caída de los créditos bancarios al consumo y el endurecimiento de las condiciones de ventas a plazo de las cadenas comerciales.
Caída en la inversión
La inversión también ha quedado muy afectada por la caída en un 10% en la inversión en vivienda debido 1) a la destrucción de empleo, 2) la escasez de crédito hipotecario y 3) la menor disponibilidad de renta de las familias. Además, el endurecimiento de las condiciones de financiación y las perspectivas de fuerte crisis económica han influido negativamente sobre las expectativas empresariales, lo que ha llevado a reducir la inversión en bienes de equipo en un 7 por 100.
Mejora el sector exterior
En lo que respecta al sector exterior, en el último trimestre del año se invirtió la tendencia negativa en la aportación de las exportaciones netas al crecimiento del PIB (7 décimas positivas en el último trimestre de 2008). Desde el punto de vista de la oferta, han perdido actividad económica todas las grandes ramas, especialmente la construcción y la industria aunque también el sector servicios está acusando las consecuencias del ajuste de la economía española.
Previsiones para 2009
Para este ejercicio, 2009, se espera un crecimiento negativo cercano al 3 por 100, y un cambio importante en la composición del PIB iniciado en el 2008: fuerte caída de la demanda interna y una contribución ligeramente positiva, del sector exterior al crecimiento del PIB. La caída de la demanda interna se deberá al desplome del consumo de las familias y de la inversión en inmuebles y bienes de equipo. La mejora futura del sector exterior se deberá atribuir a la caída de las importaciones y a un comportamiento más o menos neutral de las exportaciones. Efectivamente, por el lado de las exportaciones se producirán dos fuerzas contrapuestas 1) la perspectiva de depreciación del euro dará mayor vigor a las exportaciones y 2) el menor crecimiento mundial configurará un escenario de menor vigor de nuestras ventas al exterior. En cambio es muy probable que las importaciones acusen la caída del consumo y el desplome del crecimiento económico.
Los precios de ambos agregados (exportaciones e importaciones) se moderarán por 1) la bajísima inflación mundial o incluso deflación en algunos países 2) los menores precios, sobre todo de las importaciones, principalmente por el componente energético y de materias primas y 3) los precios de las exportaciones en la Eurozona y, por tanto, también en España, por la esperada depreciación del euro.
La maduración del cambio iniciado en el patrón de evolución económica hacia una mayor contribución del sector exterior frente a la caída y, por tanto, un menor protagonismo de la demanda interna, tiene su aspecto positivo dentro del contexto de la grave crisis que padecemos. El que no se consuela es porque no quiere. Sin embargo, la materialización del mayor impulso de las exportaciones netas (exportaciones – importaciones) está condicionada, en gran medida, a las perspectivas de la evolución del comercio mundial.
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