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    [post_content] => -¿Cómo evalúa la situación económica de España en el marco de la actual crisis financiera internacional? 

-Los datos del tercer trimestre de este año ya muestran una caída en el nivel de actividad de un 0,2%. Esta es la primera vez que el PIB cae en quince años. Dado que el segundo trimestre mostró un crecimiento moderado, habrá que esperar los datos del cuarto y último trimestre de este año para que se confirme lo que hoy parece bastante seguro, y es que España entraría técnicamente en recesión al tener dos trimestres consecutivos de crecimiento negativo. Esto se conocerá oficialmente en enero próximo, cuando esos datos se hagan públicos.


-¿Cómo ha reaccionado el gobierno español ante los progresivos indicios del comienzo de un período de recesión en la economía mundial? 

-Aquí hubo un prolongado debate político acerca de la situación de la economía española antes y después de las elecciones generales del 9 de marzo pasado, que permitieron la reelección del presidente del Gobierno. Hasta esa fecha, pese a existir síntomas de que el mercado inmobiliario español ya no tenía la fortaleza que había exhibido en años anteriores, la administración negaba enfáticamente que existiera una crisis económica, aunque en ese momento no era de la magnitud que ha cobrado últimamente. En cambio, la oposición señaló la situación crítica de la economía del país durante toda la campaña electoral. Una vez constituido el nuevo gobierno, la desaceleración económica se fue manifestando con mayor fuerza y, finalmente, ha sido imposible que alguien ignore la crisis. Sin embargo desde un punto de vista político éste era el comportamiento predecible.

-¿Qué medidas se han tomado ante la desaceleración de la economía española? 

-Las medidas más importantes aparecieron cuando se produjo la caída de las bolsas mundiales a fines de septiembre. En realidad, esas disposiciones se tomaron en coordinación con el resto de los países de la Unión Europea, básicamente con el apoyo del Banco Central Europeo, mediante la bajada de las tasas de interés.

-El gobierno español aprobó recientemente un paquete de medidas lanzado a nivel de la Eurozona para asegurar la liquidez de las instituciones financieras en un contexto de fuerte crisis. ¿Qué implica ese plan en lo que se refiere a la concesión de avales estatales a los bancos y la disposición preventiva que habilita al Ministerio de Economía a adquirir títulos de entidades financieras para reforzar sus recursos? 

-Como existe un marcado nerviosismo en los mercados financieros y nadie ve claramente dónde está el riesgo y quién tiene el mayor riesgo en el sistema bancario, se ha generado una enorme desconfianza -diría que es una situación casi de pánico- en los mercados internacionales. Por eso, el sector financiero tiene actualmente un grave problema de liquidez. Con el propósito de solucionarlo, tanto en Estados Unidos como en Europa y Asia se busca restablecer la confianza con ciertas garantías del sector estatal. El sector público a través del Banco Central Europeo trata, por un lado, de tranquilizar a los ciudadanos comunicándoles que sus ahorros van a ser respetados y, por otro, anuncia que va a proveer la liquidez necesaria al sistema financiero en la forma de avales para que fluya hacia el consumidor que precisa dinero para consumir y hacia la empresa que demanda fondos para invertir.

-¿Cuáles serán los efectos de esas medidas para la economía real? 

-Eso está aún por verse porque los mercados financieros no terminan de confiar en esas medidas.

-La tasa de desempleo en España trepó al 11,3% en el tercer trimestre. ¿Se creará algún fondo público para la protección de las empresas privadas que evite el cierre generalizado de las fuentes de trabajo? 

-Hasta ahora en Europa se ha visto sólo el problema financiero, pero todavía no se siente la crisis en toda su magnitud en la economía real. España tiene que prepararse en materia de desempleo porque la tasa del paro está aumentando y, seguramente, va a continuar subiendo en los próximos meses. Supongo que el Estado va a generar ciertos incentivos para la contratación de personal en las empresas, pero no las puede forzar a conservar toda su plantilla porque la situación financiera podría volverse insostenible. Es probable que las empresas tiendan a reducir el personal menos eficiente. Al fin y al cabo, desde un punto de vista racional, la reducción de puestos de trabajo es una de las pocas formas que el sector privado tiene para defenderse en una época de enfriamiento de la economía. En cambio, puede resultar muy peligroso que las empresas traten de mantener artificialmente el empleo no sólo durante el período crítico, sino también durante la recuperación porque les va a costar mucho más volver a ser competitivas.

-¿Existen posibilidades de que algunos países como España, Grecia, Italia y Portugal, cuyo crecimiento económico no ha sido satisfactorio en los últimos años, salgan de la Unión Monetaria Europea a efectos de tener un mayor margen de maniobra con la política monetaria y cambiaria? 

-Habría que distinguir entre dos planos. En un plano teórico, cabe la posibilidad de una salida de la Unión Monetaria. El hecho de estar en la Eurozona genera problemas a ciertos países ante la pérdida de competitividad en una crisis económica de proporciones porque, desde el momento en que se adopta una divisa común, se pierde el control sobre la política monetaria. Si tuvieran una moneda propia podrían devaluarla y, de esa manera, restablecerían un cierto equilibrio en el sector externo. Esa maniobra hoy no es posible para los miembros de la Unión Monetaria.

Desde el punto de vista práctico, la factibilidad de abandonar el euro es casi imposible. La adhesión al euro como moneda común fue una decisión que se tomó en España después de un extenso análisis porque tiene una serie de ventajas que, aparentemente, superan a las desventajas, que consisten básicamente en la falta de control de la política monetaria. Hoy este tema está fuera del debate en Europa porque un fracaso del euro constituiría un retroceso político muy fuerte.

-¿Qué rol jugarán en esta crisis las economías emergentes?

-En el mediano plazo, si la magnitud de la crisis económica que se avecina es fuerte, y todo parece indicar que así será, habrá cambios muy importantes en el mundo. Las economías de los países emergentes, que venían expandiéndose aceleradamente antes de la crisis, van a tener mucho más relevancia a nivel global en un plazo de cinco años si continúan creciendo a una tasa todavía interesante de 5%-6%, dado que es previsible que la actividad económica de los actuales países desarrollados se mantenga en niveles mínimos de crecimiento o en franca recesión.

También se verá un cambio sustancial en el peso de los países miembros en los organismos multilaterales de crédito. En efecto, las economías emergentes tendrán una más alta representatividad al contar con un mayor número de votos, lo cual les permitirá incidir en la toma decisiones.


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23
Nov

Algunas reflexiones sobre la crisis económica en España

Escrito el 23 noviembre 2008 por GONZALO PABLO GARLAND en Economía española

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-Los datos del tercer trimestre de este año ya muestran una caída en el nivel de actividad de un 0,2%. Esta es la primera vez que el PIB cae en quince años. Dado que el segundo trimestre mostró un crecimiento moderado, habrá que esperar los datos del cuarto y último trimestre de este año para que se confirme lo que hoy parece bastante seguro, y es que España entraría técnicamente en recesión al tener dos trimestres consecutivos de crecimiento negativo. Esto se conocerá oficialmente en enero próximo, cuando esos datos se hagan públicos.


-¿Cómo ha reaccionado el gobierno español ante los progresivos indicios del comienzo de un período de recesión en la economía mundial? 

-Aquí hubo un prolongado debate político acerca de la situación de la economía española antes y después de las elecciones generales del 9 de marzo pasado, que permitieron la reelección del presidente del Gobierno. Hasta esa fecha, pese a existir síntomas de que el mercado inmobiliario español ya no tenía la fortaleza que había exhibido en años anteriores, la administración negaba enfáticamente que existiera una crisis económica, aunque en ese momento no era de la magnitud que ha cobrado últimamente. En cambio, la oposición señaló la situación crítica de la economía del país durante toda la campaña electoral. Una vez constituido el nuevo gobierno, la desaceleración económica se fue manifestando con mayor fuerza y, finalmente, ha sido imposible que alguien ignore la crisis. Sin embargo desde un punto de vista político éste era el comportamiento predecible.

-¿Qué medidas se han tomado ante la desaceleración de la economía española? 

-Las medidas más importantes aparecieron cuando se produjo la caída de las bolsas mundiales a fines de septiembre. En realidad, esas disposiciones se tomaron en coordinación con el resto de los países de la Unión Europea, básicamente con el apoyo del Banco Central Europeo, mediante la bajada de las tasas de interés.

-El gobierno español aprobó recientemente un paquete de medidas lanzado a nivel de la Eurozona para asegurar la liquidez de las instituciones financieras en un contexto de fuerte crisis. ¿Qué implica ese plan en lo que se refiere a la concesión de avales estatales a los bancos y la disposición preventiva que habilita al Ministerio de Economía a adquirir títulos de entidades financieras para reforzar sus recursos? 

-Como existe un marcado nerviosismo en los mercados financieros y nadie ve claramente dónde está el riesgo y quién tiene el mayor riesgo en el sistema bancario, se ha generado una enorme desconfianza -diría que es una situación casi de pánico- en los mercados internacionales. Por eso, el sector financiero tiene actualmente un grave problema de liquidez. Con el propósito de solucionarlo, tanto en Estados Unidos como en Europa y Asia se busca restablecer la confianza con ciertas garantías del sector estatal. El sector público a través del Banco Central Europeo trata, por un lado, de tranquilizar a los ciudadanos comunicándoles que sus ahorros van a ser respetados y, por otro, anuncia que va a proveer la liquidez necesaria al sistema financiero en la forma de avales para que fluya hacia el consumidor que precisa dinero para consumir y hacia la empresa que demanda fondos para invertir.

-¿Cuáles serán los efectos de esas medidas para la economía real? 

-Eso está aún por verse porque los mercados financieros no terminan de confiar en esas medidas.

-La tasa de desempleo en España trepó al 11,3% en el tercer trimestre. ¿Se creará algún fondo público para la protección de las empresas privadas que evite el cierre generalizado de las fuentes de trabajo? 

-Hasta ahora en Europa se ha visto sólo el problema financiero, pero todavía no se siente la crisis en toda su magnitud en la economía real. España tiene que prepararse en materia de desempleo porque la tasa del paro está aumentando y, seguramente, va a continuar subiendo en los próximos meses. Supongo que el Estado va a generar ciertos incentivos para la contratación de personal en las empresas, pero no las puede forzar a conservar toda su plantilla porque la situación financiera podría volverse insostenible. Es probable que las empresas tiendan a reducir el personal menos eficiente. Al fin y al cabo, desde un punto de vista racional, la reducción de puestos de trabajo es una de las pocas formas que el sector privado tiene para defenderse en una época de enfriamiento de la economía. En cambio, puede resultar muy peligroso que las empresas traten de mantener artificialmente el empleo no sólo durante el período crítico, sino también durante la recuperación porque les va a costar mucho más volver a ser competitivas.

-¿Existen posibilidades de que algunos países como España, Grecia, Italia y Portugal, cuyo crecimiento económico no ha sido satisfactorio en los últimos años, salgan de la Unión Monetaria Europea a efectos de tener un mayor margen de maniobra con la política monetaria y cambiaria? 

-Habría que distinguir entre dos planos. En un plano teórico, cabe la posibilidad de una salida de la Unión Monetaria. El hecho de estar en la Eurozona genera problemas a ciertos países ante la pérdida de competitividad en una crisis económica de proporciones porque, desde el momento en que se adopta una divisa común, se pierde el control sobre la política monetaria. Si tuvieran una moneda propia podrían devaluarla y, de esa manera, restablecerían un cierto equilibrio en el sector externo. Esa maniobra hoy no es posible para los miembros de la Unión Monetaria.

Desde el punto de vista práctico, la factibilidad de abandonar el euro es casi imposible. La adhesión al euro como moneda común fue una decisión que se tomó en España después de un extenso análisis porque tiene una serie de ventajas que, aparentemente, superan a las desventajas, que consisten básicamente en la falta de control de la política monetaria. Hoy este tema está fuera del debate en Europa porque un fracaso del euro constituiría un retroceso político muy fuerte.

-¿Qué rol jugarán en esta crisis las economías emergentes?

-En el mediano plazo, si la magnitud de la crisis económica que se avecina es fuerte, y todo parece indicar que así será, habrá cambios muy importantes en el mundo. Las economías de los países emergentes, que venían expandiéndose aceleradamente antes de la crisis, van a tener mucho más relevancia a nivel global en un plazo de cinco años si continúan creciendo a una tasa todavía interesante de 5%-6%, dado que es previsible que la actividad económica de los actuales países desarrollados se mantenga en niveles mínimos de crecimiento o en franca recesión.

También se verá un cambio sustancial en el peso de los países miembros en los organismos multilaterales de crédito. En efecto, las economías emergentes tendrán una más alta representatividad al contar con un mayor número de votos, lo cual les permitirá incidir en la toma decisiones.


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-Los datos del tercer trimestre de este año ya muestran una caída en el nivel de actividad de un 0,2%. Esta es la primera vez que el PIB cae en quince años. Dado que el segundo trimestre mostró un crecimiento moderado, habrá que esperar los datos del cuarto y último trimestre de este año para que se confirme lo que hoy parece bastante seguro, y es que España entraría técnicamente en recesión al tener dos trimestres consecutivos de crecimiento negativo. Esto se conocerá oficialmente en enero próximo, cuando esos datos se hagan públicos.


-¿Cómo ha reaccionado el gobierno español ante los progresivos indicios del comienzo de un período de recesión en la economía mundial?

-Aquí hubo un prolongado debate político acerca de la situación de la economía española antes y después de las elecciones generales del 9 de marzo pasado, que permitieron la reelección del presidente del Gobierno. Hasta esa fecha, pese a existir síntomas de que el mercado inmobiliario español ya no tenía la fortaleza que había exhibido en años anteriores, la administración negaba enfáticamente que existiera una crisis económica, aunque en ese momento no era de la magnitud que ha cobrado últimamente. En cambio, la oposición señaló la situación crítica de la economía del país durante toda la campaña electoral. Una vez constituido el nuevo gobierno, la desaceleración económica se fue manifestando con mayor fuerza y, finalmente, ha sido imposible que alguien ignore la crisis. Sin embargo desde un punto de vista político éste era el comportamiento predecible.

-¿Qué medidas se han tomado ante la desaceleración de la economía española?

-Las medidas más importantes aparecieron cuando se produjo la caída de las bolsas mundiales a fines de septiembre. En realidad, esas disposiciones se tomaron en coordinación con el resto de los países de la Unión Europea, básicamente con el apoyo del Banco Central Europeo, mediante la bajada de las tasas de interés.

-El gobierno español aprobó recientemente un paquete de medidas lanzado a nivel de la Eurozona para asegurar la liquidez de las instituciones financieras en un contexto de fuerte crisis. ¿Qué implica ese plan en lo que se refiere a la concesión de avales estatales a los bancos y la disposición preventiva que habilita al Ministerio de Economía a adquirir títulos de entidades financieras para reforzar sus recursos?

-Como existe un marcado nerviosismo en los mercados financieros y nadie ve claramente dónde está el riesgo y quién tiene el mayor riesgo en el sistema bancario, se ha generado una enorme desconfianza -diría que es una situación casi de pánico- en los mercados internacionales. Por eso, el sector financiero tiene actualmente un grave problema de liquidez. Con el propósito de solucionarlo, tanto en Estados Unidos como en Europa y Asia se busca restablecer la confianza con ciertas garantías del sector estatal. El sector público a través del Banco Central Europeo trata, por un lado, de tranquilizar a los ciudadanos comunicándoles que sus ahorros van a ser respetados y, por otro, anuncia que va a proveer la liquidez necesaria al sistema financiero en la forma de avales para que fluya hacia el consumidor que precisa dinero para consumir y hacia la empresa que demanda fondos para invertir.

-¿Cuáles serán los efectos de esas medidas para la economía real?

-Eso está aún por verse porque los mercados financieros no terminan de confiar en esas medidas.

-La tasa de desempleo en España trepó al 11,3% en el tercer trimestre. ¿Se creará algún fondo público para la protección de las empresas privadas que evite el cierre generalizado de las fuentes de trabajo?

-Hasta ahora en Europa se ha visto sólo el problema financiero, pero todavía no se siente la crisis en toda su magnitud en la economía real. España tiene que prepararse en materia de desempleo porque la tasa del paro está aumentando y, seguramente, va a continuar subiendo en los próximos meses. Supongo que el Estado va a generar ciertos incentivos para la contratación de personal en las empresas, pero no las puede forzar a conservar toda su plantilla porque la situación financiera podría volverse insostenible. Es probable que las empresas tiendan a reducir el personal menos eficiente. Al fin y al cabo, desde un punto de vista racional, la reducción de puestos de trabajo es una de las pocas formas que el sector privado tiene para defenderse en una época de enfriamiento de la economía. En cambio, puede resultar muy peligroso que las empresas traten de mantener artificialmente el empleo no sólo durante el período crítico, sino también durante la recuperación porque les va a costar mucho más volver a ser competitivas.

-¿Existen posibilidades de que algunos países como España, Grecia, Italia y Portugal, cuyo crecimiento económico no ha sido satisfactorio en los últimos años, salgan de la Unión Monetaria Europea a efectos de tener un mayor margen de maniobra con la política monetaria y cambiaria?

-Habría que distinguir entre dos planos. En un plano teórico, cabe la posibilidad de una salida de la Unión Monetaria. El hecho de estar en la Eurozona genera problemas a ciertos países ante la pérdida de competitividad en una crisis económica de proporciones porque, desde el momento en que se adopta una divisa común, se pierde el control sobre la política monetaria. Si tuvieran una moneda propia podrían devaluarla y, de esa manera, restablecerían un cierto equilibrio en el sector externo. Esa maniobra hoy no es posible para los miembros de la Unión Monetaria.

Desde el punto de vista práctico, la factibilidad de abandonar el euro es casi imposible. La adhesión al euro como moneda común fue una decisión que se tomó en España después de un extenso análisis porque tiene una serie de ventajas que, aparentemente, superan a las desventajas, que consisten básicamente en la falta de control de la política monetaria. Hoy este tema está fuera del debate en Europa porque un fracaso del euro constituiría un retroceso político muy fuerte.

-¿Qué rol jugarán en esta crisis las economías emergentes?

-En el mediano plazo, si la magnitud de la crisis económica que se avecina es fuerte, y todo parece indicar que así será, habrá cambios muy importantes en el mundo. Las economías de los países emergentes, que venían expandiéndose aceleradamente antes de la crisis, van a tener mucho más relevancia a nivel global en un plazo de cinco años si continúan creciendo a una tasa todavía interesante de 5%-6%, dado que es previsible que la actividad económica de los actuales países desarrollados se mantenga en niveles mínimos de crecimiento o en franca recesión.

También se verá un cambio sustancial en el peso de los países miembros en los organismos multilaterales de crédito. En efecto, las economías emergentes tendrán una más alta representatividad al contar con un mayor número de votos, lo cual les permitirá incidir en la toma decisiones.

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