Dos semanas en las que se estuvo al borde del colapso en los mercados financieros internacionales. Dos semanas en las que se produjo un movimiento coordinado de política económica sin parangón en las últimas décadas. Dos semanas que terminan con la participación del sector público en el capital de algunos de los principales bancos mundiales (incluido EEUU), es decir, con la nacionalización temporal de parte del sistema financiero internacional. Dos semanas en las que por fin parece haber un consenso elevado sobre la necesidad de reformar una arquitectura financiera internacional anquilosada. Demasiadas cosas para discutir y analizar. Y otras sorprendentes. Por ejemplo, algo que leí esta semana: el 79% de la población americana piensa que el gobierno puede resolver sus problemas.
Las principales ideas, señales, que extraigo del ruido de los últimos tiempos son las siguientes:
1) Durante algunos días, el sistema financiero internacional no funcionó, con el consiguiente riesgo de paralización económica. La desconfianza extrema y la subsiguiente preferencia por la liquidez hicieron que prácticamente todos los circuitos de financiación mayoristas estuviesen cerrados. El ejemplo más claro lo constituyó el mercado de papel comercial, a través del que se financian a corto plazo las empresas americanas. El cierre de este mercado puso en peligro la supervivencia de muchas firmas americanas, lo que obligará a que la FED compre directamente este tipo de títulos por primera vez desde la Gran Depresión. Era necesario un “electroshock” para recuperar el flujo sanguíneo de la economía.
2) Las autoridades económicas han actuado correctamente y sus medidas irán recuperando la confianza en los mercados financieros y, por tanto, la liquidez. Por un lado se han bajado de manera coordinada los tipos de interés (50 puntos básicos), aprovechando el respiro concedido por el precio del petróleo. Además, se está concediendo más liquidez y a plazos más largos, aceptando garantías de menor calidad. En los próximos meses se seguirán bajando los tipos de interés, en la UEM podrían alcanzar el 2,5% en el primer trimestre de 2009. Como además, las elevadísimas primas de riesgo se deben ir reduciendo, vamos a ver a los euribor bajando rápidamente.
Pero casi más importantes han sido los rescates al sector financiero por valor total de 2,5 billones de euros que en todos los casos tienen tres partes: dinero para avalar nuevas emisiones de los bancos, compra de activos de las entidades financieras e inyecciones de capital en caso necesario. La valoración de los planes de rescate sólo puede ser positiva: reduce el riesgo de colapso bancario, permitirá la apertura gradual del interbancario, facilitará que empiecen a efectuarse emisiones a medio y largo plazo y que no se cierren aún más los canales de crédito al sector privado. Por tanto, debe servir para cerrar la primera etapa de la crisis que se inició en verano pasado. Nunca es tarde si la dicha es buena.
3) Restañar las heridas del tejido financiero no impedirá los efectos negativos de lo ocurrido en los últimos catorce meses sobre el crédito y, por tanto, el crecimiento. Hasta finales de 2009 veremos un estancamiento o recesión (se lo dejo a su elección) de prácticamente todas las economías OCDE. Ahora se estarían poniendo las bases de la recuperación en 2010, pero no se podrá evitar el ajuste del ciclo de actividad a corto plazo.
4) Vamos a empezar a oír hablar de deflación rápidamente. Con el precio del petróleo en la zona de 70 dólares (150 dólares en verano) y con previsiones de 50 dólares para 2009 (los mismos que hablaban de 200 dólares hace unos meses), más los efectos positivos sobre la inflación del enfriamiento económico, la preocupación cambiará de bando.
5) Los paquetes de rescate provocarán un importante aumento de la deuda pública a corto plazo, esto podría incrementar las rentabilidades de los bonos, aunque los países con niveles más bajos de deuda pública en porcentaje del PIB (como España con un 37%) se deberían ver menos penalizados. De todas formas, estamos hablando de avales, compra de activos de buena calidad (al menos en España), etc, es decir, bien gestionados estos planes de rescate del sector financiero podrían no costar nada a los contribuyentes. Incluso el coste de las inyecciones de capital puede ser mínimo si se gestionan bien los bancos intervenidos.
6) Si se recupera el funcionamiento de los mercados financieros, la siguiente clave que determinará la duración e intensidad del ajuste, así como el punto de inflexión del ciclo, será el comportamiento del mercado de la vivienda en países como EEUU, Gran Bretaña y España. Es necesario un fuerte ajuste de la actividad y de los precios, para eliminar el “stock” de viviendas sobrantes y para hacer que la accesibilidad mejore y vaya aflorando la demanda que en estos momentos se ha visto expulsada por los elevadísimos precios.
Por último, me gustaría unirme a las felicitaciones por el premio Nobel de Economía concedido a Paul Krugman. Un economista completo, gran académico y divulgador. Pertenece a ese gremio cada vez más escaso de los economistas que saben descomponer los grandes problemas económicos en sencillas ideas y con una prosa exquisita las transmiten de forma brillante al gran público. Animo a todos a leer sus libros y artículos en New York Times.
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