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    [post_content] => Los datos de crecimiento anual e intertrimestral correspondientes al segundo trimestre de 2008 y que acaba de hacer públicos el INE coinciden con los que este organismo ya adelantó en la estimación avance de la Contabilidad Nacional Trimestral hace apenas dos semanas. Vienen a confirmar, por tanto, la fuerte desaceleración que experimenta la economía española. Así, y sólo con respecto al primer trimestre del año en curso, el ritmo de crecimiento intertrimestral e interanual ha perdido, respectivamente, dos y ocho décimas, para quedarse en el 0,1% y el 1,8%.


El único dato mínimamente esperanzador puede ser la clara mejora en la aportación al crecimiento de la demanda externa. Por primera vez en seis años, la contribución de este componente toma valores positivos, compensando con su mejoría 0,5 puntos de los 1,3 en que cae la aportación de una renqueante demanda interna.

Desgraciadamente, el panorama internacional no alimenta esa esperanza. En los últimos días hemos asistido a una avalancha de declaraciones, datos y previsiones que no invitan al optimismo. Nuestros principales socios comerciales, con Francia y Alemania a la cabeza, crecen incluso menos que España. El FMI está revisando a la baja sus previsiones de crecimiento para la zona Euro, de manera que anticipa un crecimiento del PIB del 1,4% en 2008 (1,7% era la previsión de apenas hace un mes) y del 0,9% en 2009 (la previsión era del 1,2% a comienzos del periodo estival). La semana pasada, el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, declaraba que la crisis financiera iniciada hace un año sigue viva y coleando. De hecho, en EEUU ha sido necesaria la intervención en varios bancos a lo largo de este año por los problemas asociados a la morosidad y a la depreciación de distintos activos financieros. En un sentido similar se manifestaba también el nuevo subgobernador del Banco de Inglaterra, quien considera que la actual crisis financiera internacional tiene visos de extenderse por un periodo de tiempo “considerable”, bastante más allá de lo que se creía en un principio.

También en el plano internacional, me resulta muy preocupante, desde un punto de vista económico aunque lo es también desde otros muchos, la tensión que hoy se vive en las relaciones entre Rusia y los países occidentales. Si algo no convenía a una economía internacional aquejada de problemas de desconfianza es, precisamente, un clima de incertidumbre política como el que se está originando con el conflicto en el Cáucaso y la consiguiente escalada de declaraciones –en las que incluso se recupera la expresión “guerra fría”-.

Como veis, coincido plenamente con lo que comentaba José Ramón Díez Guijarro en su entrada del otro día. El inicio de curso va a ser realmente complicado y las condiciones internacionales nos lo pueden poner todavía más difícil.


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28
Ago

Un mal dato y un peor entorno internacional

Escrito el 28 agosto 2008 por María Jesús Valdemoros en Economía española

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El único dato mínimamente esperanzador puede ser la clara mejora en la aportación al crecimiento de la demanda externa. Por primera vez en seis años, la contribución de este componente toma valores positivos, compensando con su mejoría 0,5 puntos de los 1,3 en que cae la aportación de una renqueante demanda interna.

Desgraciadamente, el panorama internacional no alimenta esa esperanza. En los últimos días hemos asistido a una avalancha de declaraciones, datos y previsiones que no invitan al optimismo. Nuestros principales socios comerciales, con Francia y Alemania a la cabeza, crecen incluso menos que España. El FMI está revisando a la baja sus previsiones de crecimiento para la zona Euro, de manera que anticipa un crecimiento del PIB del 1,4% en 2008 (1,7% era la previsión de apenas hace un mes) y del 0,9% en 2009 (la previsión era del 1,2% a comienzos del periodo estival). La semana pasada, el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, declaraba que la crisis financiera iniciada hace un año sigue viva y coleando. De hecho, en EEUU ha sido necesaria la intervención en varios bancos a lo largo de este año por los problemas asociados a la morosidad y a la depreciación de distintos activos financieros. En un sentido similar se manifestaba también el nuevo subgobernador del Banco de Inglaterra, quien considera que la actual crisis financiera internacional tiene visos de extenderse por un periodo de tiempo “considerable”, bastante más allá de lo que se creía en un principio.

También en el plano internacional, me resulta muy preocupante, desde un punto de vista económico aunque lo es también desde otros muchos, la tensión que hoy se vive en las relaciones entre Rusia y los países occidentales. Si algo no convenía a una economía internacional aquejada de problemas de desconfianza es, precisamente, un clima de incertidumbre política como el que se está originando con el conflicto en el Cáucaso y la consiguiente escalada de declaraciones –en las que incluso se recupera la expresión “guerra fría”-.

Como veis, coincido plenamente con lo que comentaba José Ramón Díez Guijarro en su entrada del otro día. El inicio de curso va a ser realmente complicado y las condiciones internacionales nos lo pueden poner todavía más difícil.


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Los datos de crecimiento anual e intertrimestral correspondientes al segundo trimestre de 2008 y que acaba de hacer públicos el INE coinciden con los que este organismo ya adelantó en la estimación avance de la Contabilidad Nacional Trimestral hace apenas dos semanas. Vienen a confirmar, por tanto, la fuerte desaceleración que experimenta la economía española. Así, y sólo con respecto al primer trimestre del año en curso, el ritmo de crecimiento intertrimestral e interanual ha perdido, respectivamente, dos y ocho décimas, para quedarse en el 0,1% y el 1,8%.


El único dato mínimamente esperanzador puede ser la clara mejora en la aportación al crecimiento de la demanda externa. Por primera vez en seis años, la contribución de este componente toma valores positivos, compensando con su mejoría 0,5 puntos de los 1,3 en que cae la aportación de una renqueante demanda interna.

Desgraciadamente, el panorama internacional no alimenta esa esperanza. En los últimos días hemos asistido a una avalancha de declaraciones, datos y previsiones que no invitan al optimismo. Nuestros principales socios comerciales, con Francia y Alemania a la cabeza, crecen incluso menos que España. El FMI está revisando a la baja sus previsiones de crecimiento para la zona Euro, de manera que anticipa un crecimiento del PIB del 1,4% en 2008 (1,7% era la previsión de apenas hace un mes) y del 0,9% en 2009 (la previsión era del 1,2% a comienzos del periodo estival). La semana pasada, el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, declaraba que la crisis financiera iniciada hace un año sigue viva y coleando. De hecho, en EEUU ha sido necesaria la intervención en varios bancos a lo largo de este año por los problemas asociados a la morosidad y a la depreciación de distintos activos financieros. En un sentido similar se manifestaba también el nuevo subgobernador del Banco de Inglaterra, quien considera que la actual crisis financiera internacional tiene visos de extenderse por un periodo de tiempo “considerable”, bastante más allá de lo que se creía en un principio.

También en el plano internacional, me resulta muy preocupante, desde un punto de vista económico aunque lo es también desde otros muchos, la tensión que hoy se vive en las relaciones entre Rusia y los países occidentales. Si algo no convenía a una economía internacional aquejada de problemas de desconfianza es, precisamente, un clima de incertidumbre política como el que se está originando con el conflicto en el Cáucaso y la consiguiente escalada de declaraciones –en las que incluso se recupera la expresión “guerra fría”-.

Como veis, coincido plenamente con lo que comentaba José Ramón Díez Guijarro en su entrada del otro día. El inicio de curso va a ser realmente complicado y las condiciones internacionales nos lo pueden poner todavía más difícil.

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