WP_Post Object ( [ID] => 3699 [post_author] => 28819 [post_date] => 2008-07-04 12:51:03 [post_date_gmt] => 2008-07-04 11:51:03 [post_content] => En los últimos meses nos hemos ido acostumbrando a que las diversas noticias en el ámbito económico sean malas: desde los altos niveles de la inflación (5,1%) o del euribor (en máximos históricos), la caída en las ventas de automóviles (-30% en el último mes), de las cotizaciones bursátiles, la fuerte subida en el recibo de la luz a principios de este mes. En el día de ayer le tocó el turno a los datos de paro y afiliación, que volvieron a ser un motivo de preocupación precisamente en un mes en el que tradicionalmente se deberían producir caídas del paro e incrementos de afiliación. Para que se hagan una idea, en un mes de junio “típico” del siglo XXI (de 2001 a 2007) se solía producir un descenso promedio del paro registrado de 33.169 personas, aunque ya en 2007 las señales de empeoramiento en esta variable empezaban a notarse, puesto que el descenso fue de solo 7.362 desempleados. En junio de 2008 la tendencia ha sido, lamentablemente, bien distinta, puesto que lejos de un descenso, se ha producido un fuerte aumento del paro registrado en el mes, cifrado en 36.849 personas. Se trata del peor dato en un mes de junio desde que se construye la serie de paro registrado (1960), ya que el aumento ha superado el producido en los únicos cinco meses de junio en los que el paro registrado aumentó, lo que sucedió por última vez en 1993. La serie de paro registrado muestra un comportamiento estacional muy marcado, en el que los primeros meses del año se producen notables reducciones del desempleo, mientras que desde los meses de julio-agosto hasta el final del año el paro se incrementa casi sin excepción. Si calculamos el promedio de reducción del paro en los primeros seis meses del año, para los ejercicios 2002-2007, observamos que dicha caída es de unos 164.000 parados. Es decir, que en los últimos años lo habitual era que entre enero y junio el paro cayese en dicha cantidad. En los seis primeros meses del presente ejercicio se ha producido un aumento de 128.499 desempleados. La evolución, justo antes de entrar en la parte del año en la que sí es normal que el paro aumente, es por tanto bastante preocupante, especialmente si tenemos en cuenta que ahora mismo contamos en los registros de paro con 424.555 desempleados más que hace 12 meses. Esta bolsa de parados generada en el último año ha aumentado de manera muy intensa en los últimos meses. En junio de 2007 por primera vez en quince meses, la tasa interanual de variación del paro registrado tuvo signo positivo. Contábamos entonces con 6.115 desempleados más que en doce meses antes. Desde esa fecha se ha ido produciendo un crecimiento inexorable en términos interanuales del desempleo, hasta este aumento actual de 424.555 respecto a junio de 2007. ¿Por qué ha aumentado tan rápido? Es fácil de explicar, ya que la crisis económica empezó a tener un impacto especialmente intenso a partir del verano pasado. Por tanto, cuando calculamos un aumento interanual del paro en estas últimas fechas estamos comparando el paro de un mes en el que la economía española ya se encuentra inmersa en una clara crisis (como es el caso de este mes de junio de 2008, por ejemplo) con un mes en el que todavía la crisis no dejaba notar de manera clara sus efectos en el mercado de trabajo (como pudo suceder en junio de 2007). ¿Cabe esperar nuevos aumentos en la tasa interanual? La previsión más razonable es que sí. A partir de ahora, al calcular tasas interanuales de crecimiento del paro, empezaremos a comparar los datos actuales con los de unos meses (verano y otoño de 2007) en los que la crisis económica ya se había instalado en el mercado de trabajo, por lo que sólo observaremos incrementos del paro si la situación que vivimos en los próximos meses de verano y otoño es comparativamente peor que la del mismo período de 2007. De no ser así, se podría incluso reducir el aumento interanual del paro. Pero los avances de crecimiento del PIB no parecen apuntar dicha tendencia, por lo que previsiblemente va a seguir creciendo el aumento interanual del paro. En cuanto a la afiliación a la Seguridad Social, la evolución en el mes de junio también fue muy negativa, ya que en el conjunto del mes se perdieron en España 199.259 empleos, más de un 1% del empleo total del país, un comportamiento también inaudito, en un mes en el que habitualmente la afiliación se incrementa respecto a mayo, ya que incluso en 1993 se produjo un aumento, leve, de 3.099 afiliados en dicho mes. En resumen, los datos de empleo del mes de junio, por si alguien tenía alguna duda, vuelven a poner de manifiesto que afrontamos una crisis económica de gran magnitud. El hecho de que estemos teniendo unas cifras en los últimos meses en muchos casos peores que las de 1993 obliga a afrontar la situación actual de la economía con una política económica decidida. Un primer paso, fundamental, es el representado por los próximos presupuestos generales del Estado, en los que el gobierno ya está trabajando, para presentarlos en septiembre en el Congreso de los Diputados. ¿Cuál debe ser la orientación de los mismos? ¿Deben ser expansivos en el gasto y con un importante déficit (no olvidemos que los ingresos fiscales están cayendo en picado, por lo que asumir un aumento notable del gasto público garantiza el déficit en 2009)? ¿Deben ser expansivos en el gasto y venir acompañados de un aumento de la presión fiscal, como en los últimos ejercicios? ¿Debe contenerse el crecimiento del gasto? Un dilema interesante del que ya tendremos ocasión de hablar en el otoño. 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En los últimos meses nos hemos ido acostumbrando a que las diversas noticias en el ámbito económico sean malas: desde los altos niveles de la inflación (5,1%) o del euribor (en máximos históricos), la caída en las ventas de automóviles (-30% en el último mes), de las cotizaciones bursátiles, la fuerte subida en el recibo de la luz a principios de este mes. En el día de ayer le tocó el turno a los datos de paro y afiliación, que volvieron a ser un motivo de preocupación precisamente en un mes en el que tradicionalmente se deberían producir caídas del paro e incrementos de afiliación.
Para que se hagan una idea, en un mes de junio “típico” del siglo XXI (de 2001 a 2007) se solía producir un descenso promedio del paro registrado de 33.169 personas, aunque ya en 2007 las señales de empeoramiento en esta variable empezaban a notarse, puesto que el descenso fue de solo 7.362 desempleados. En junio de 2008 la tendencia ha sido, lamentablemente, bien distinta, puesto que lejos de un descenso, se ha producido un fuerte aumento del paro registrado en el mes, cifrado en 36.849 personas. Se trata del peor dato en un mes de junio desde que se construye la serie de paro registrado (1960), ya que el aumento ha superado el producido en los únicos cinco meses de junio en los que el paro registrado aumentó, lo que sucedió por última vez en 1993.
La serie de paro registrado muestra un comportamiento estacional muy marcado, en el que los primeros meses del año se producen notables reducciones del desempleo, mientras que desde los meses de julio-agosto hasta el final del año el paro se incrementa casi sin excepción. Si calculamos el promedio de reducción del paro en los primeros seis meses del año, para los ejercicios 2002-2007, observamos que dicha caída es de unos 164.000 parados. Es decir, que en los últimos años lo habitual era que entre enero y junio el paro cayese en dicha cantidad. En los seis primeros meses del presente ejercicio se ha producido un aumento de 128.499 desempleados. La evolución, justo antes de entrar en la parte del año en la que sí es normal que el paro aumente, es por tanto bastante preocupante, especialmente si tenemos en cuenta que ahora mismo contamos en los registros de paro con 424.555 desempleados más que hace 12 meses.
Esta bolsa de parados generada en el último año ha aumentado de manera muy intensa en los últimos meses. En junio de 2007 por primera vez en quince meses, la tasa interanual de variación del paro registrado tuvo signo positivo. Contábamos entonces con 6.115 desempleados más que en doce meses antes. Desde esa fecha se ha ido produciendo un crecimiento inexorable en términos interanuales del desempleo, hasta este aumento actual de 424.555 respecto a junio de 2007.
¿Por qué ha aumentado tan rápido? Es fácil de explicar, ya que la crisis económica empezó a tener un impacto especialmente intenso a partir del verano pasado. Por tanto, cuando calculamos un aumento interanual del paro en estas últimas fechas estamos comparando el paro de un mes en el que la economía española ya se encuentra inmersa en una clara crisis (como es el caso de este mes de junio de 2008, por ejemplo) con un mes en el que todavía la crisis no dejaba notar de manera clara sus efectos en el mercado de trabajo (como pudo suceder en junio de 2007). ¿Cabe esperar nuevos aumentos en la tasa interanual? La previsión más razonable es que sí. A partir de ahora, al calcular tasas interanuales de crecimiento del paro, empezaremos a comparar los datos actuales con los de unos meses (verano y otoño de 2007) en los que la crisis económica ya se había instalado en el mercado de trabajo, por lo que sólo observaremos incrementos del paro si la situación que vivimos en los próximos meses de verano y otoño es comparativamente peor que la del mismo período de 2007. De no ser así, se podría incluso reducir el aumento interanual del paro. Pero los avances de crecimiento del PIB no parecen apuntar dicha tendencia, por lo que previsiblemente va a seguir creciendo el aumento interanual del paro.
En cuanto a la afiliación a la Seguridad Social, la evolución en el mes de junio también fue muy negativa, ya que en el conjunto del mes se perdieron en España 199.259 empleos, más de un 1% del empleo total del país, un comportamiento también inaudito, en un mes en el que habitualmente la afiliación se incrementa respecto a mayo, ya que incluso en 1993 se produjo un aumento, leve, de 3.099 afiliados en dicho mes.
En resumen, los datos de empleo del mes de junio, por si alguien tenía alguna duda, vuelven a poner de manifiesto que afrontamos una crisis económica de gran magnitud. El hecho de que estemos teniendo unas cifras en los últimos meses en muchos casos peores que las de 1993 obliga a afrontar la situación actual de la economía con una política económica decidida. Un primer paso, fundamental, es el representado por los próximos presupuestos generales del Estado, en los que el gobierno ya está trabajando, para presentarlos en septiembre en el Congreso de los Diputados. ¿Cuál debe ser la orientación de los mismos? ¿Deben ser expansivos en el gasto y con un importante déficit (no olvidemos que los ingresos fiscales están cayendo en picado, por lo que asumir un aumento notable del gasto público garantiza el déficit en 2009)? ¿Deben ser expansivos en el gasto y venir acompañados de un aumento de la presión fiscal, como en los últimos ejercicios? ¿Debe contenerse el crecimiento del gasto? Un dilema interesante del que ya tendremos ocasión de hablar en el otoño.
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