21
May

Tal como dijimos ayer (¿Estamos en recesión?) los datos de Contabilidad Nacional que publicó hoy el INE revelan que la economía española creció un 0,3%. La ralentización de la economía española se nota fundamentalmente en la desaceleración del gasto de consumo y la disminución del gasto en vivienda. Efectivamente, durante el primer trimestre, el gasto en consumo final de los hogares desaceleró su crecimiento desde el 2,7% hasta el 1,8%, como consecuencia de la destrucción de empleo y la mayor incertidumbre económica. Por su parte la caída del mercado inmobiliario está provocando que el crecimiento de la inversión en vivienda se haya situado en el -0,2%.


La inversión en equipo, aunque es el componente más dinámico, ha perdido más de dos puntos de crecimiento (del 8,6% al 6,3%). Desde la óptica de la oferta lo más preocupante es el comportamiento de la industria, incluso más de preocupar que la construcción; el sector industrial presenta ya tasas negativas (-0,3%) y la construcción (obra pública, vivienda y otra edficación) avanza un 1,4%, es decir que si no es por los servicios que crecen un 3,7%, el crecimiento del PIB apenas alcanzaría el 1%.

Parece probable que después del verano tengamos crecimientos negativos del PIB.

¿Qué se puede hacer?

Primero. No caer en el intervencionismo y seguir confiando en que sea el mercado el que asigne eficientemente los recursos. En este sentido es preciso estimular la competencia y mejorar el funcionamiento de los mercados, lo que significa liberalizar más e intervenir menos. De ahí que este sea un buen momento para aumentar la competencia, es decir, para que entren en el mercado nuevas empresas, más de las que salen. Para ello es necesario quitar barreras a la creación de empresas.

Segundo. Aplicar políticas fiscales ortodoxas. Las medidas populistas consistentes, por ejemplo, en incrementar el gasto público corriente de forma discrecional y descontrolada aunque dan lugar a un sentimiento “narcotizante” de bienestar generan inflación y un déficit público que será necesario financiar.

Tercero. Dejar que sean los estabilizadores automáticos, como el subsidio desempleo y la menor recaudación inducida por el menor crecimiento económico, los que se encarguen de la expansión.

Cuarto. Aumentar el gasto en infraestructuras ya que a diferencia del gasto corriente impulsa la oferta agregada y contribuye al aumento de la productividad y competitividad de la economía.

Quinto. Políticas estructurales que permitan a) la movilidad de los factores como es dar mayor flexibilidad al mercado de trabajo y apostar por energías más baratas, b) mejorar la financiación de las empresas (por ejemplo, bajando el impuesto sobre el beneficio) y c) facilitar la innovación.

A medio plazo este conjunto de medidas deberían sacarnos de la crisis, es decir, aumentar el crecimiento económico y la creación de empleo.

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