Es sabido que, desde hace años, España pierde competitividad frente al exterior. El saldo de la balanza comercial (exportaciones menos importaciones de bienes) alcanzó en 2007 un déficit histórico al situarse en 98.952 millones de euros, un 10,3% más que en 2006. Según informó hoy el Banco de España, en enero de 2008, el déficit de la balanza comercial siguió escalando hasta los 8.375,3 millones de euros desde 6.451,6 millones de euros en el mismo mes de 2007, lo que representa un incremento del 30%, casi nada. Esta evolución se produjo debido a un ritmo superior en el crecimiento de las importaciones frente a las exportaciones, un 15,2% y 8,6%, respectivamente.
¿A qué se debe este fuerte deterioro del déficit comercial?
En primer lugar, a la pérdida de competitividad de las exportaciones españolas cuya causa se puede encontrar en que nuestros costes y precios son superiores a los de nuestros competidores. Desgraciadamente, seguimos teniendo mayor inflación que la Eurozona. Así, en marzo de 2008, el diferencial de inflación con la zona euro se situaba en el 1,1% (3,5% la Eurozona y 4,6% España) lo que nos hace ser menos competitivos, lo que a su vez está aumentando el déficit comercial. Esta situación de mayores costes obliga a que algunas empresas españolas se deslocalicen y emigren para producir en otros mercados. De ahí que en los últimos años, aparezcan con frecuencia noticias sobre cierres y traslados de empresas españolas hacia las economías del Este y otros países y también que hayamos incorporado, desde hace años, el término deslocalización al vocabulario habitual, tanto en los debates políticos y económicos como en el lenguaje cotidiano.
En segundo lugar, e íntimamente unido a lo anterior, el déficit comercial se debe a la fuerte competencia de los países emergentes que tienen una mano de obra mucho más barata y producen a costes más bajos por lo que son muy competitivos en los mercados internacionales. Tercero, es preciso considerar que el mayor crecimiento de la demanda interna española en relación al resto de países, especialmente con los europeos ha hecho que aumentasen nuestras importaciones a mayor ritmo que las exportaciones. Cuarto, la continua apreciación del euro, en los últimos años, ha supuesto también una fuente permanente de pérdida de competitividad por lo que también es causa de nuestro déficit comercial. Y, por último, si, en este año 2008, como parece, disminuye el crecimiento económico del Mundo, EEUU entra en recesión y Europa se enfría, nuestras exportaciones tenderán a reducirse por lo que nuestro déficit exterior seguirá aumentando.
La financiación exterior
La otra cara del déficit comercial español y, en general, de todo el déficit exterior (déficit por cuenta corriente) es la necesidad de financiarlo. Al comprar (importar) más de lo que vendemos (exportamos) debemos endeudarnos para financiar la diferencia, es decir, el déficit. De ahí que España, al aumentar sus necesidades de financiación con el exterior siga aumentando su posición deudora con respecto al resto del mundo. Y en momentos de restricción del crédito como el actual las economías más vulnerables son aquellas que dependen más de la financiación internacional, es decir aquellas que como la española tienen elevadas necesidades de financiación del resto del mundo debido a su fuerte déficit exterior.
En definitiva, el fuerte déficit comercial español, el tercero más grande del mundo después de EEUU y Gran Bretaña, está señalando claramente las dificultades que tienen nuestras empresas para competir en una economía global lo que va a afectar negativamente a nuestra capacidad de crecimiento económico y, por tanto, al empleo y al nivel de bienestar.
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