El Instituto Nacional de Estadística (INE) ha publicado hoy el Índice de Precios al Consumo Armonizado (IPCA) del mes de diciembre de 2007. La inflación se ha situado en el 4,3%, por encima, por tanto, del 4,1% registrado en el mes de noviembre. El dato es muy malo porque se trata del nivel más alto desde enero de 1997 (fecha en que comenzó a calcularse este indicador). Debe ser motivo, por tanto, de preocupación para los ciudadanos y el gobierno.
Esta subida de los precios del 4,3%, desde el 1 de enero al 31 de diciembre de 2007, ha sido impulsada por el encarecimiento, del petróleo, los alimentos, el vestido y el calzado y los servicios ¿Por qué debe ser motivo de preocupación? Por un lado, supone una pérdida de poder adquisitivo para los consumidores y, por otro, una disminución de la competitividad para nuestras exportaciones ya que nuestros precios están creciendo mucho más rápidamente que los de los países con los que competimos. Esta pérdida de competitividad exterior generada por la mayor inflación y también por la fuerte apreciación del euro, repercutirá en un menor crecimiento de la economía en el medio plazo. La consecuencia es un déficit exterior disparado (el 10% del PIB).
Para reducir la inflación hay que mejorar la oferta (es decir, el aparato productivo) a la vez que se restringe la demanda con políticas fiscales y monetarias restrictivas. Como la política monetaria no se decide en España, la demanda agregada se tiene que controlar a través de la política fiscal. En este sentido, la política fiscal debería ser mucho más contractiva de lo que está siendo. Hay que apostar por un superávit fiscal de al menos el 3% del PIB. De lo contrario seguirán agravándose los desequilibrios (inflación y déficit exterior) que van a hipotecar el crecimiento futuro, por ejemplo, el del año 2008. De no corregirse la inflación seguirá ampliándose el déficit exterior.
Además de contraer la demanda, a través de un mayor control del gasto público, se necesita también expandir la oferta agregada, es decir, mejorar el aparato productivo con un programa de política económica que estimule la producción. ¿Cómo?: a) disminuyendo los costes fiscales de las empresas reduciendo, todavía más, el impuesto sobre el beneficio de las sociedades b) mejorando las infraestructuras de transporte y telecomunicaciones c) facilitando los trámites para la creación de empresas d) creando un clima que favorezca que las empresas sigan invirtiendo en bienes de equipo y e) garantizando una mayor flexibilidad de la economía que fomente la competencia entre las empresas que operan en los distintos mercados. Todo ello incentivaría, también, la entrada de inversión directa exterior que como es sabido se encuentra en franco retroceso.
En definitiva, la inflación durante 2007 se ha disparado generando pérdidas de competitividad para las empresas y de poder adquisitivo para las familias.
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